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ENTREVISTA
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Javier Iguíñiz

“En cinco años se puede eliminar la desnutrición crónica infantil”

Entrevista: Carlos Noriega


"El Perú está entre los países de América Latina que menos inversión social hace en temas como educación o salud", revela Javier Iguíñiz.
El economista Javier Iguíñiz, profesor principal del Departamento de Economía de la Universidad Católica y miembro del equipo de Gana Perú para la transferencia de gobierno, fue entrevistado en el programa Opinión de Salgalú TV Online sobre la relación entre crecimiento económico y desarrollo humano y las propuestas del próximo gobierno en temas de primara infancia. Aquí presentamos un resumen de esa entrevista. Iguíñiz cuestiona que el crecimiento económico del país no se haya traducido en un desarrollo social y humano ni en una reducción de la desigualdad. Asegura que en el próximo período gubernamental se podría eliminar la desnutrición crónica infantil, que ahora afecta al 23,2 por ciento de los niños menores de cinco años, lo que significa más de 750 mil niños.



El Perú ha tenido un crecimiento económico sostenido durante la última década y en el último año superó el 8 por ciento. ¿Qué tanto este crecimiento económico se ha traducido en un desarrollo social y humano?
Esa vinculación entre crecimiento económico y humano es materia de discusión. Es posible considerar que no ha habido una correlación tan estricta entre crecimiento económico y el conjunto de dimensiones que solemos denominar desarrollo humano. Los pobres en términos de ingresos han disminuido, pero eso no coincide con la cantidad de desnutridos, de analfabetos. Por lo tanto, no hay una yuxtaposición tan completa entre indicador económico y desarrollo humano.

¿Medir la reducción de la pobreza exclusivamente en términos monetarios, como se hace, es un error?  
Más que un error yo diría que es una forma parcial e insuficiente de medir la pobreza. La línea de pobreza es discutible. Ahora esa línea es de nueve soles diarios por persona y si uno tiene diez soles ya no es pobre. Esa valla de la pobreza se ha puesto baja. La línea de pobreza no ha sido elevada en forma proporcional al incremento del costo de la canasta mínima que se requiere para sobrevivir.

El gobierno celebra que la pobreza en los últimos cinco años se ha reducido de más de 40 por ciento a 31 por ciento, pero ¿tomando en cuenta la forma en la que ésta se mide, la realidad es que esa población que oficialmente ha salido de la pobreza no ha mejorado significativamente su calidad de vida?
Así es. No es que la gente esté ganando mejor por su trabajo, sino que para lograr ese aumento de ingresos está trabajando más horas. En consecuencia, se han agravado problemas medulares, como el tiempo que se puede dedicar a atender a los hijos y eso aumenta la posibilidad de que los jóvenes entren a actividades incluso delictivas. La vida familiar no detecta esa mejora minúscula en la capacidad de gasto de la familia, porque el sacrificio necesario para obtener ese aumento en la capacidad de consumo lleva a descuidar otros factores de la vida familiar.

¿Se puede estar dando la paradoja que hay muchos que oficialmente salen de la pobreza pero eso implica un deterioro en su calidad de vida? 
Puede ser, efectivamente. Esa falta de correlación entre el aspecto económico y otros aspectos de la vida familiar nos lleva a este tipo de constataciones y a interrogantes qué está pasando con las familias, que están tan insatisfechas.

¿La conclusión es que el Perú ha tenido un importante crecimiento económico pero no ha habido un desarrollo humano?
Si es que entendemos por desarrollo humano este conjunto de factores que hemos mencionado, sí, efectivamente, ha faltado un desarrollo humano. La economía está creciendo, pero la proporción de empleos decorosamente pagados no está aumentando. El empleo de calidad sigue escaso.

¿Con el nivel de crecimiento económico que ha tenido el Perú se pudo haber hecho mucho más para reducir la desnutrición crónica infantil?
Sí, sin duda. En el Perú tenemos una discrepancia bastante fuerte entre el ingreso per cápita y los indicadores de infancia, madres gestantes, desnutrición, anemia. En anemia el Perú tiene los niveles más altos de América Latina, está en el lote de Haití. Tenemos una brecha muy grande.

¿Estas brechas no se han reducido con el crecimiento económico del país?
Mi hipótesis sería que con el crecimiento económico que hemos tenido el país ha sido muy ineficiente en reducir esas brechas y ponernos, por lo menos, más cerca del promedio latinoamericano.  

¿El Perú está a la cabeza del crecimiento económico en América Latina pero a la cola en inversión social y  desarrollo humano?
El Perú está entre los países de América Latina que menos inversión social hace en temas como educación o salud. El Perú es famoso por su mezquindad en la inversión en la educación y la salud públicas. La proporción del Producto Bruto Interno (PBI) del país que invertimos en estos rubros es mucho menor que el promedio latinoamericano. Países más pobres que el Perú separan una parte mayor de su PBI para educación y salud pública.

¿En cuántos años se podría eliminar la desnutrición crónica infantil en el Perú?
En muy pocos años. Eso se puede lograr en un período gubernamental de cinco años. Para eso hay que llegar muy directamente a los sectores que padecen desnutrición a través de diversos canales, como atención a las madres y partos adecuados, acceso a agua potable, lactancia materna, cuidado en la limpieza de los alimentos. Eso se sabe.

¿Y no se está haciendo?
Se está haciendo parcialmente, sin conexión entre distintos programas que apuntan en una misma dirección y, por lo tanto, se tiene una eficacia menor a la prevista.

¿El Perú tiene los recursos económicos para reducir la desnutrición crónica infantil en cinco años?
Sí, el Perú tiene de sobra esos recursos. Lo que falta es la voluntad política. Como país no tenemos la voluntad para concentrar esfuerzos en políticas para eliminar la desnutrición infantil. Uno de los grandes descubrimientos de los últimos años es que ha quedado demostrado que no es necesario ser ricos para avanzar en temas como nutrición o educación.

¿Atender a la primera infancia, invirtiendo en nutrición y educación, es clave para transformar el crecimiento económico en desarrollo humano?
Sí, pero no basta. También hay que ir a un modelo económico que ofrezca puestos de trabajo adecuados, porque más educación sin empleo es violencia, inestabilidad.

La educación es un elemento clave para cerrar las brechas sociales y para que exista una igualdad de oportunidades. ¿En el Perú la educación está lejos de cumplir ese rol y, por el contrario, es un factor de perpetuación de la pobreza y la desigualdad social?
Efectivamente, la educación es muy mencionada como la gran solución, pero tal como se distribuye la calidad educativa entre el mundo urbano y rural, entre la escuela privada y la pública, la educación actual en el Perú no sólo no es una solución, sino que es un grave problema de reproducción de la desigualdad y de frustración de muchos jóvenes. Un reto muy urgente es homogenizar la calidad educativa entre el sector público y privado para no generar más desigualdad.

¿La desigualdad social se ha reducido o se ha incrementado con el crecimiento económico?
En términos económicos, si vemos las Encuestas Nacionales de Hogares (ENAHO) la desigualdad se mantiene más o menos constante. Pero estas encuestas no permiten detectar con exactitud qué está pasando en el 5 por ciento de la población de mayores ingresos, cuyos ingresos han crecido. Si vemos la relación entre el crecimiento de las utilidades de las empresas, que han crecido gigantescamente en los últimos años, y los salarios, la impresión que tengo es que la desigualdad social ha crecido. La proporción del salario en el producto del país está cayendo. Estudios recientes sugieren que la desigualdad entre la costa y la sierra se estaría ampliando.

¿En el gobierno ha predominado una visión exclusivamente económica del desarrollo dejando de lado el desarrollo humano?
Prácticamente es así. Una de las pocas consignas persistentes en el gobierno que está terminando ha sido crecer en términos económicos y lo demás que caiga solo, que los vagones se enganchen a la locomotora minera y de la gran empresa y los que no se enganchen mala suerte. Hay un desdén muy marcado, que se expresa, por ejemplo, en el desorden y la inconsistencia de las políticas de apoyo a la pequeña y mediana empresa. En general, hay una perspectiva economicista en el gobierno que ha sido expresada de muchas maneras. Un caso clásico de eso es lo ocurrido en Bagua. Me sorprende la falta de instinto político de un animal político como el presidente Alan García, que no se ha dado cuenta que exhibir desmedidamente logros de bonanza exclusivamente económica lleva a que la gente considere que está siendo marginada. Frente a la grandeza que se exhibe de los logros económicos, las condiciones de vida siguen siendo muy duras y, por lo tanto, la gente considera que está siendo marginada y está molesta por eso.

¿Se puede decir que en el Perú a la economía le va bien pero a la gente no le van tan bien?

Sí, se puede decir eso. Lo concreto es que a unos pocos les va extraordinariamente bien y a las mayorías no les va tan bien y en muchos casos les va igual que siempre.

Ollanta Humala ha dicho que entre las prioridades de su gobierno están la primera infancia y la educación. ¿Cómo se va a expresar esto en las políticas del próximo gobierno?
A esos dos elementos le agregaría el programa Pensión 65. Hemos considerado que ayudar a las personas mayores de las familias también es ayudar a la educación de los nietos, porque los recursos que una familia asigna a los abuelos son recursos que se les quita a los hijos pequeños. Es una situación de mucha injusticia y dolor que la vida de las personas mayores atente contra el futuro de sus nietos. La propuesta de Gana Perú es juntar la atención a las tres generaciones familiares –abuelos, padres y nietos- para de una vez hablar en serio de la familia y de desarrollo humano. En la atención a la infancia está el tema de combatir la desnutrición en los niños pequeños, el programa Cuna Más para darles atención, dar desayunos y almuerzos escolares. Para los padres de los niños proponemos crear empleos dignos con sueldos adecuados. Para eso están incluidas medidas económicas como el apoyo a la micro y pequeña empresa, a los campesinos, y la propuesta de ir mejorando gradualmente el salario mínimo.  


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