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OPINION
Patricia Ames, docente e investigadora del CISEPA – PUCP y miembro de Inversión en la Infancia.Los huérfanos de la pandemia: un problema sub-estimadoHace algunas semanas la
prestigiosa revista The Lancet publicó un estudio que calculaba el impacto del
Covid-19 en la situación de orfandad de los niños y adolescentes en 21 países
del mundo. Los resultados muestran que, de todos ellos, el Perú presenta la
tasa más alta de orfandad relacionada al coronavirus, con 10.2 niños por cada
mil habitantes, es decir 1 de cada 100 niños ha perdido uno o ambos padres por
causa de la pandemia. Esta situación sin precedentes
debería tener mayor visibilidad en la agenda pública, y sin embargo, poco es lo
que se ha discutido al respecto, ¿una indicación de que los problemas que
afectan a la infancia no tienen la prioridad necesaria? Consideremos que el cálculo
presentado en este estudio asciende a 92 702 niños que han perdido uno o ambos
padres, una cifra que multiplica los cálculos iniciales del gobierno: en mayo
de este año Ojo público reportaba que el MIMP calculaba en 10 800 los huérfanos
por la pandemia. Según el estudio en The Lancet,
la mayoría de niños habría perdido al padre (78.9 %) mientras que 21.1 % habría
perdido a su madre, y pocos perdieron a ambos (0.01 %). El estudio publicado
incluye también el fallecimiento de abuelos que eran los cuidadores principales
o apoderados de los niños (6 273), lo cual incrementa la cifra de niños que
perdieron a sus cuidadores primarios a 98 975 casos. El estudio nos recuerda que la orfandad coloca a niños y adolescentes en una situación de mayor vulnerabilidad: sus hogares son más propensos a caer en la pobreza, niños y niñas están expuestos a mayores situaciones de violencia, pueden presentar problemas en su salud y, agregaría, corren el riesgo de ver interrumpidas sus trayectorias educativas. Por ello es necesario articular esfuerzos que permitan brindar una protección efectiva a los niños y jóvenes que se han visto afectados por la pandemia. Desde el gobierno, se implementó
un bono por orfandad que otorga 200 soles mensuales al adulto, a cargo del
menor en situación de orfandad hasta que cumpla 18 años. De acuerdo a un
comunicado del MIMP, 11 430 niños, niñas y adolescentes habían accedido a este
beneficio hasta el 27 de julio. Si bien el bono por orfandad
contribuye a enfrentar la situación, claramente no es suficiente: se requiere
de una intervención integral y articulada que garantice la atención en salud
para estos niños, la continuidad de sus trayectorias educativas y la
permanencia y culminación de su educación básica, así como el fortalecimiento
del sistema de protección de la infancia, particularmente los servicios de
prevención y atención de la violencia contra los niños. Como sabemos, esta tiene una alta
prevalencia en nuestro país: la última Encuesta nacional de Relaciones Sociales
ENARES 2019 muestra que 7 de cada 10 niños entre 9 y 11 años ha sufrido algún
tipo de violencia alguna vez en su vida y 8 de cada 10 adolescentes de 12 a17
años. El MIMP ha alertado que durante el confinamiento las situaciones de
violencia de género y violencia contra los niños, niñas y adolescentes se han
incrementado, fortaleciendo sus estrategias para brindar atención oportuna. Esta línea de trabajo requiere de los recursos humanos y financieros necesarios para no solo atender, sino también prevenir que estas situaciones se produzcan. Así, más allá del bono de orfandad, se hace necesaria la articulación entre los servicios de salud, educación y protección a la infancia para contribuir a garantizar el bienestar general de los niños, niñas y adolescentes en situación de orfandad. Información sobre como tramitar el bono en INABIF aquí: https://www.inabif.gob.pe/portalweb/asistencia_economica/ |