Edición 6
Setiembre de 2009
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ENTREVISTA
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Julio Castro, decano del Colegio Médico del Perú

“La desnutrición infantil alimenta el círculo de la pobreza”



Entrevista: Carlos Noriega



Julio Castro, decano del Colegio Médico del Perú, destaca la importancia de la inversión en la infancia y llama la atención sobre la “deuda histórica” que tiene el país en términos de equidad con los sectores rurales andinos y amazónicos. En la siguiente entrevista, el doctor Castro analiza la situación de la salud en el país y lo que se invierte en este sector, y opina sobre los niveles de desnutrición y anemia infantil, sus efectos y lo que se está haciendo para combatir estos graves problemas.

¿Cuánto se ha avanzado en el país en la reducción de la desnutrición infantil?

Lamentablemente el país muestra a nivel nacional un promedio alto de desnutrición infantil, que revela una situación grave en este tema. Para una política de desarrollo humano, son inaceptables los actuales niveles de desnutrición infantil que hay en el país. Hasta el 2006 el Perú tenía un 25 por ciento de niños menores de cinco años desnutridos. En los últimos tres años el gobierno convocó a una cruzada contra la desnutrición infantil, pero los resultados han sido magros, muy limitados…

¿Por qué los resultados han sido magros?

Porque la política económica y de desarrollo del país no tiene una orientación a un crecimiento integral, con equidad, no tiene una concepción de desarrollo humano. Es un crecimiento que solamente ve las utilidades de las empresas. No se trata solamente de políticas para paliar la pobreza. Además de entregar alimentos, lo fundamental es tener políticas de desarrollo integrales, que vean por la economía de las familias campesinas, para que tengan ingresos sostenibles, que es lo que va a mejorar la calidad de vida de las personas. En los últimos tres años la desnutrición infantil ha bajado solamente de 25 por ciento a 22,5 por ciento a nivel nacional…

El primer ministro, Javier Velásquez Quesquén, aseguró en el Congreso que la desnutrición infantil había bajado a 19 por ciento.

Muchas veces el gobierno hace un uso abusivo de las cifras y no tiene un respaldo serio en las cifras que da. El ministro de Salud, Oscar Ugarte, en la inauguración de la IV Conferencia Nacional del Foro Salud, realizada el 24 de agosto último, presentó la cifra de 22,5 por ciento de desnutrición infantil a nivel nacional.

Además de la desnutrición está el problema de la anemia infantil, que afecta a cerca del 50 por ciento de los niños del país. ¿Cuáles son las consecuencias de la desnutrición y de la anemia?

La desnutrición crónica produce un daño irreparable en los niños, porque causa daños irreversibles en su desarrollo mental y físico. La anemia significa una disminución importante de la oxigenación, que es un elemento vital para las células, lo que causa daños irreparables en el desarrollo cerebral. Los niveles de desnutrición y anemia infantil en el Perú están por encima del promedio latinoamericano.

Los promedios nacionales de desnutrición infantil, 22,5 por ciento, y de anemia infantil, 44 por ciento, siendo altos, ocultan una realidad mucho más grave en zonas del interior del país.

Así es. Este es un país de profundas desigualdades. En las zonas rurales de la sierra y de la selva, las cifras de desnutrición infantil son escandalosas. Hay lugares donde la desnutrición infantil supera el 60 o el 70 por ciento. Esta es una situación inaceptable, que revela los niveles de injusticia, inequidad y exclusión social que hay en el Perú.

¿Falta voluntad política para invertir en desarrollo humano?

No se entiende la importancia del desarrollo humano. No invertir en la infancia, no invertir en salud, es demostrar que no se tiene consideración por la vida humana. Con el crecimiento económico significativo que el país ha tenido en los últimos seis años, en los que se ha duplicado el PBI y los ingresos del Tesoro Público, la desnutrición y la anemia deberían haberse bajado, por lo menos, el doble de lo que se ha hecho…

¿Por qué no se ha podido hacer?

El problema de fondo es el modelo de desarrollo. Los programas sociales son básicamente programas de alivio a la pobreza y no se va al problema de fondo de cambiar el actual modelo económico neoliberal, que fabrica pobres y aumenta las desigualdades e inequidades, por un modelo que saque a la población de la pobreza.

¿Municipalizar la salud, transfiriendo a los gobiernos locales las responsabilidades de los programas de salud y nutrición infantil, le parece una buena alternativa?

Los gobiernos locales tienen una función importante en el terreno de la salud, porque a ese nivel es posible incorporar la salud en el desarrollo. Los gobiernos locales están en posibilidad de integrar las políticas públicas de salud, nutrición, educación y de las actividades productivas, y de promover la participación ciudadana como un componente clave de estas políticas públicas de desarrollo local. Pero municipalizar la salud como una responsabilidad exclusiva de los gobiernos locales me parece un error. La responsabilidad es compartida entre los gobiernos central, regional y local, y el financiamiento también, pero una responsabilidad central del financiamiento es del gobierno central.

¿Los gobiernos locales le dan la importancia debida a la inversión en salud y en la infancia?

Por lo general, los gobiernos locales están más interesados en las obras, en el ladrillo y en el cemento, antes que en el desarrollo humano y en la infancia, porque las obras dan más réditos políticos que los programas de inversión social, que dan resultados a mediano plazo. Pero creo que en forma creciente los gobiernos locales van tomando conciencia de la importancia del desarrollo social, del desarrollo humano y del desarrollo de la infancia. Existen los municipios saludables, que ponen énfasis en los temas de salud de la población, dentro de lo cual la salud de la infancia y la lucha contra la desnutrición es un tema prioritario.

¿Cuál es el monto y la calidad de la inversión en salud según el análisis de las Cuentas Nacionales de Salud?

Lamentablemente, la salud, la educación, el desarrollo social, no son una prioridad al momento de destinar los recursos públicos. Las Cuentas Nacionales de Salud, que ven la inversión que hace la sociedad en su conjunto y no solo el Estado, muestran que la inversión total, tanto del sector público, de las empresas y de los hogares, es apenas del 4,5 por ciento del PBI. Este monto es sensiblemente inferior al promedio latinoamericano, que está por encima del 7,5 por ciento del PBI. De los tres sectores, el que más aporta a la inversión en salud son los hogares, con 38 por ciento, y el que aporta menos es el Estado, con 30 por ciento. Invertimos poco en salud y además invertimos mal…

¿Por qué se invierte mal?

Porque no se invierte equitativamente. La mayor parte de la inversión en salud se hace en Lima, donde está el 30 por ciento de la población y donde se destina aproximadamente el 60 por ciento del total del presupuesto en salud. El Estado es ineficiente en el gasto y una parte importante de los escasos recursos destinados a la salud se pierden por la corrupción.

¿Qué impacto tiene en el desarrollo del país invertir adecuadamente en temas como nutrición y cuidado de la salud infantil?

Invertir en la infancia, en el desarrollo humano, es muy importante para el desarrollo de un país. Con eso estamos evitando la muerte temprana y la incapacidad de la población. La desnutrición infantil alimenta el círculo de la pobreza. Un niño desnutrido de hoy es el hombre o la mujer pobre de mañana, y tendrá un escaso aporte al desarrollo de sí mismo y del país. Romper ese círculo de la pobreza sacando a los niños de la desnutrición y de la pobreza es clave para contribuir al desarrollo nacional. Cada año mueren 12,500 niños, eso descapitaliza y empobrece al país. El tema de la infancia tiene que abordarse en términos de desarrollo del país, de un desarrollo que no sea solo crecimiento económico, sino, fundamentalmente, que implique una redistribución de los ingresos y un crecimiento con equidad. El país tiene una deuda histórica en términos de equidad, especialmente con los sectores rurales andinos y de la selva, que son los más postergados del país.

¿Qué metas debe ponerse el país para disminuir la desnutrición infantil?

Podemos ser muy ambiciosos en esas metas si priorizamos la atención de la nutrición infantil y paralelamente dejamos de lado el actual modelo de desarrollo neoliberal, para sustituirlo por un modelo que apunte a un desarrollo más integrado, que tome en cuenta los bolsones de pobreza que hay en el país y que cada vez se están quedando más relegados. Si hacemos eso, para el 2015 la desnutrición infantil podría disminuir por debajo de 8 por ciento.

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