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ENTREVISTA
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Gustavo Yamada

“La inversión en la primera infancia es la más rentable que puede hacer el gobierno”


Entrevista: Percy Taira


“El énfasis en esos niños (excluidos) me parece que va a ser crucial para definir no solamente el éxito relativo de este gobierno, sino nuestras posibilidades de llegar en los próximos 10 ó 15 años a una senda de desarrollo humano sostenido”, señala Gustavo Yamada.
Gustavo Yamada, economista y vicedecano de la Facultad de Economía de la Universidad del Pacífico, señala la importancia de que el gobierno invierta en la primera infancia y opina sobre el presupuesto de 1,440 millones de soles para el año 2012 destinado por el Ministerio de Economía y Finanzas para los programas sociales impulsados por el gobierno, como la ampliación de Juntos y la creación de los programas Cuna Más, Pensión 65, Beca 18 y el Servicio de Atención Médica Urgente (SAMU). También nos habla sobre la necesidad de designar a una autoridad para la primera infancia, que permita articular y vigilar los programas sociales que beneficien a este sector de la población, y acerca de la importancia de tener un plan integral para el desarrollo de la primera infancia.



¿Cuán importante es la inversión en la primera infancia?
Desde el punto de vista económico la inversión en la primera infancia es la inversión más rentable que puede hacer el gobierno, porque está demostrado que durante los primeros 3 años de vida se da la oportunidad para que los niños tengan las capacidades básicas para desarrollarse. Cuando esta inversión empieza a los 6 u 8 años es muy tarde, ya se ha perdido mucho potencial, las brechas, los déficits, son demasiado grandes, por eso hay que empezar en la primera infancia, y con los más excluidos, los niños que están en poblaciones cuya lengua no es el castellano sino el quechua, el aymara o las lenguas amazónicas. El énfasis en esos niños me parece que va a ser crucial para definir no solamente el éxito relativo de este gobierno, sino nuestras posibilidades de llegar en los próximos 10 ó 15 años a una senda de desarrollo humano sostenido.

Recientemente el ministro de Economía y Finanzas, Luis Miguel Castilla, presentó al Consejo de Ministros el proyecto de presupuesto para el año 2012, en el que señala que los programas sociales impulsados por este gobierno tendrían un presupuesto de 1,446 millones de soles. ¿Considera que esta suma es suficiente?
Es muy loable que se cumplan las promesas electorales, ahora, en cuanto a los montos, es cierto que muchas veces se empieza con una versión piloto de los programas para ir evaluando su implementación, eso es sano, es recomendable. Este presupuesto de 1,446 millones de soles significa un 0,3 por ciento del Presupuesto Bruto Interno (PBI), que es una cifra significativa de recursos. Ojalá que la crisis internacional que está complicándose no nos restrinja las posibilidades de dedicarle más recursos a los sectores sociales en los próximos años. Lamentablemente no vivimos en un mundo aislado ni perfecto, si los precios de nuestras materias primas y nuestras exportaciones caen y los ingresos fiscales caen, eso hace más difícil el financiamiento de los programas sociales. Si la crisis internacional se agudiza, de repente no se van a poder ampliar estos programas sociales tan rápido, pero de todas maneras es un buen inicio.

Algunos especialistas sostienen que primero se debería presupuestar lo que determinada cartera va a gastar en las políticas permanentes de gobierno a favor de la primera infancia, en temas como salud, educación o acceso a servicios básicos como el agua, y recién luego de eso presupuestar el monto otorgado a estos programas sociales adicionales. ¿Está de acuerdo con esta visión?
Claro, hay que distinguir lo que son los programas de alivio de la pobreza de los programas de reducción de la pobreza. Está bien que por una cuestión de equidad y legitimidad política se trate de atender a las poblaciones que carecen de protección social con programas como Cuna Más, pero en realidad la base para lograr una formación de capital humano sólida, sustentable, que nos lleve al desarrollo humano, son los programas de nutrición, salud, educación, de estimulación temprana, de controles prenatales, partos institucionales, los controles de crecimiento y desarrollo de los niños, la educación inicial, que sí debe ser la base de una reducción permanente y sostenible de la pobreza, así que no hay que perder el norte en ese sentido. Hay programas que son paliativos, que son respuestas políticas a una elección presidencial, pero no hay que perder de vista lo importante y permanente en la lucha contra la pobreza.

¿Cuáles deberían ser, entonces, las prioridades de este gobierno para atender de manera más integral a la primera infancia?
Por el lado de la demanda está bien que se amplíe el programa Juntos para que cubra en su totalidad a las familias de pobreza extrema, puesto que eso les da los recursos para salir a flote, pero esas familias empiezan entonces a demandar más educación, salud, más nutrición, entonces las intervenciones del lado de educación, salud y nutrición tienen que estar listas para que estos programas no sean sólo de alivio sino también de reducción de la pobreza. Estos servicios deben estar listos para que los hijos, las mamás, las adolescentes de estas familias, puedan hacer uso efectivo de más postas médicas, más hospitales, más centros de educación inicial, más escuelas primarias y secundarias. Lo que hemos aprendido en estos años es que donde se ha fallado en muchos casos es en la oferta, ha faltado la educación y salud a tiempo y de calidad. La verdad espero que en el caso de Educación, con la ministra Patricia Salas y los viceministros Martín Vegas de Gestión Pedagógica y Fernando Bolaños de Gestión Institucional, realmente se pueda hacer ese empate entre la demanda y la oferta, porque ellos tienen muy claro el énfasis en la inclusión y la atención de la primera infancia.

¿Considera necesaria la designación de una autoridad para la primera infancia que se encargue de articular, vigilar y fiscalizar los programas sociales destinados a la niñez?
Teóricamente esa labor la cumplen instituciones como la Comisión Intersectorial de Asuntos Sociales (CIAS), sin embargo, en la práctica, cada ministerio funciona como un feudo, con su burocracia, con sus objetivos, y a veces es difícil que se haga un trabajo intersectorial porque la forma como se evalúa a los funcionarios es con las metas concretas de cada sector. En ese sentido, la articulación es crucial. Yo recuerdo que en un trabajo que hicimos sobre los Objetivos del Milenio encontramos que cuando las intervenciones se hacían en paquete rendían mucho más que cuando se hacían por separado, de manera aislada. Para lograr eso se necesita una autoridad al más alto nivel político que pueda realmente fiscalizar que ese trabajo intersectorial se realice, en ese sentido, una autoridad para la primera infancia, que esté sentado en el gabinete verificando que se esté dando esa intersectorialidad y esa acción conjunta, resulta crucial.

¿Cómo ve la importancia de la creación de un Plan Integral para la primera infancia?
La creación de ese plan integral es es necesaria, porque de esa manera se ordenan los esfuerzos, se reducen las duplicaciones, se aprovechan al máximo las sinergias y, definitivamente, a nivel territorial es donde mejor se puede aprovechar esa atención integral. Por ejemplo, al nivel de una región en concreto, se pueden identificar las brechas más importantes, en qué sectores se dan, qué intervenciones integrales son las que mejor podrían cerrar esas brechas. Hay que replicar un poco la idea de estos comités intersectoriales de asuntos sociales, pero a nivel de la región, para que haya una atención integral a la primera infancia.

¿Qué rol deberían jugar los gobiernos regionales en la implementación de los programas sociales para la primera infancia?
La descentralización es un proceso irreversible en el país y para bien. Lo importante es que los recursos y las capacidades estén instalados en las regiones para que puedan cumplir con los objetivos propuestos. En un gobierno descentralizado, el gobierno nacional pone las políticas, las evalúa, hace las correcciones, entrega los recursos, pero quienes las implementan son los gobiernos regionales y locales. En el Perú todavía no se cumple eso a cabalidad, primero, porque los gobiernos regionales son una realidad relativamente joven y no tienen aún las capacidades instaladas para este tipo de responsabilidades; en segundo lugar, en estos gobiernos hay mucha rotación de los equipos técnicos, como en el caso de la educación, en el que los directores regionales de Educación en algunas regiones duran seis meses, entonces es difícil con ese tipo de rotación poder implementar programas de envergadura y sostenibilidad.

¿Cuál debería ser, entonces, la función de los gobiernos regionales en la atención de la primera infancia?
Los gobiernos regionales tienen que hacer más esfuerzos en la capacitación de sus cuadros para que esto no se quede en buenas intenciones y al final terminemos frustrados de que por más que hubo el impulso político para una mayor inclusión social, una mayor descentralización, por la falta de capacidades no se cumplieron ciertos objetivos, y, por otro lado, el gobierno nacional lo que tiene que hacer es impulsar la capacitación, el entrenamiento de cuadros para las regiones donde se quiere poner más énfasis en la inclusión.


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