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ENTREVISTA
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Omar Arias, directivo del Banco Mundial

“Por cada dólar invertido para combatir la desnutrición infantil hay una rentabilidad muy alta, de hasta 17 dólares”

"Se estima que el costo de no invertir en el desarrollo de la primera infancia va de cerca del 1 al 3 por ciento del Producto Bruto Interno (PBI) de cada país", señala Omar Arias.
Entrevista: Carlos Noriega

Omar Arias, gerente sectorial del Departamento de Desarrollo Humano para América Latina y el Caribe del Banco Mundial, explica las razones por las cuales este organismo financiero aboga porque los Gobiernos presten mayor atención al tema de la primera infancia y da cifras del costo de la inequidad social y de no invertir lo necesario en el desarrollo de la primera infancia. Arias precisa que en el caso del combate a la desnutrición infantil por cada dólar invertido en la primera infancia se tiene una rentabilidad muy alta, de hasta 17 dólares.




En los últimos años el Banco Mundial (BM) ha colocado en un lugar preferente de su agenda el tema de la inversión en la primera infancia. ¿Por qué se ha dado este giro en las prioridades del BM?

En los últimos diez años ha habido mucha investigación académica en la que se ha podido cuantificar la importancia y los beneficios, en términos de crecimiento económico y de las posibilidades de desarrollo de las personas, de la inversión en la primera infancia. En países en desarrollo se han hecho estudios que cuantifican el costo de tener alta desnutrición infantil. El BM apoya las estrategias de los países y en la medida en que los países han empezado a repriorizar la inversión en la primera infancia y vienen al BM pidiendo experiencias, al banco le ha tocado remirar lo que se sabe sobre primera infancia y sistematizar este conocimiento para facilitarlo a los países.

¿Cuál ha sido el efecto del estudio que hizo el BM sobre el desarrollo de la primera infancia en América Latina?

Este informe regional del BM fue lanzado hace un año con la colaboración de Shakira en un evento que tuvo gran impacto en los medios, como parte de una alianza con su fundación que aboga por este tema. No se puede decir que es por este informe, pero lo importante es que en los últimos años varios países de América Latina han empezado a poner el tema de la primera infancia como una de sus primeras prioridades.

¿Cuál es el beneficio de invertir en la primera infancia?

Los estudios dicen que la ventana de oportunidad para desarrollar las habilidades de las personas básicamente se da en los primeros años de vida. Después de los ocho años se siguen adquiriendo conocimientos en la escuela y el trabajo, pero la capacidad cognitiva para comunicación verbal y resolver problemas ya está básicamente desarrollada a esta edad. Esto tiene que ver con la nutrición recibida en los dos primeros años de vida, que es la ventana crítica para que la biología del cerebro se desarrolle como se debe desarrollar. Entre los dos y seis años toma gran importancia la estimulación temprana. Y entre los seis y ocho años estamos hablando de lo que pasa en los primeros grados de primaria. Además, últimamente se ha evidenciado que en estos primeros años de vida no solamente se desarrollan las habilidades cognitivas, la capacidad verbal, de resolver problemas y el coeficiente intelectual, sino también las llamadas habilidades para la vida o competencias socio emocionales, como ser concienzudo, respetuoso, perseverante, tener autocontrol. Los niños que han desarrollado tanto las habilidades cognitivas como las habilidades para la vida, de adultos son quienes tienen una mejor escolaridad, mejores empleos, no usan drogas, no cometen crímenes ni violencia.

¿Se ha cuantificado cuál es la rentabilidad de la inversión en la primera infancia?

Un Panel de economistas líderes en el mundo, incluyendo varios premios Nobel, se ha reunido, en 2004 y 2008, para considerar la evidencia sobre las intervenciones más efectivas para enfrentar los principales problemas sociales de la humanidad. Buscan responder la pregunta: ¿si tuvieran disponibles 75 billones de dólares para donar a las causas sociales más apremiantes, qué harían y por dónde comenzar? Ellos concluyeron, basado en evidencia sobre costos e impactos de varias intervenciones, que lo mejor es combatir la desnutrición infantil. Por ejemplo, proveer micronutrientes para la mayoría de los 140 millones de niños desnutridos costaría unos 60 millones de dólares anuales y daría beneficios de más de mil millones de dólares anuales. Es decir, que cada dólar que se invierta de esta manera en prevenir la desnutrición infantil, genera un rendimiento de unos 17 dólares por todos los beneficios futuros cuantificables. Esa es una rentabilidad bastante alta. Y lo mismo ocurre con otras intervenciones para combatir este gran problema.

¿Y cuál es el costo de no invertir en la primera infancia?

Depende del país. Para los países donde se ha calculado, se estima que el costo de no invertir en el desarrollo de la primera infancia va de cerca del 1 al 3 por ciento del Producto Bruto Interno (PBI) de cada país. Por ejemplo, el prevenir las deficiencias nutricionales en países como China y la India, redundaría en unos beneficios que representan de 0,2 a 0,4 por ciento de crecimiento, lo cual es bastante considerando el tamaño de sus economías. Es decir, la tasa de crecimiento de un país a largo plazo será sin dudas más baja de lo que podría haber sido si se invierte correctamente en la primera infancia.

¿Cuál es el costo de la inequidad social en el desarrollo de un país?

El BM hizo un estudio para América Latina en el 2006 de la relación entre crecimiento económico, pobreza y desigualdad, en el que se señala que la pobreza y la desigualdad retardan el crecimiento económico. Se hizo una estimación que por cada diez puntos de mayor tasa de pobreza, la tasa de crecimiento de un país es un punto porcentual menor, y esto ocurre por una menor inversión y efectos negativos sobre la educación y la innovación tecnológica. Por otro lado, hay evidencia de que las tasas de criminalidad y violencia están estrechamente ligadas con la desigualdad económica. Los países con mayor desigualdad tienen mayor criminalidad y violencia, y eso tiene un costo económico.   

¿Cómo ve el BM lo que se está haciendo en el Perú en inversión en la primera infancia y en desarrollo social?   

Los indicadores sociales, como la tasa de desnutrición crónica, han mejorado, pero la desnutrición sigue siendo muy alta en relación al nivel de desarrollo que tiene el Perú. El balance indica que se puede hacer más y mejorar muchas cosas. El Perú gasta alrededor de la mitad de lo que gasta el promedio de países de América Latina en programas sociales. Los recursos que se destinan a algunos programas sociales pueden reorientarse a atacar estructuralmente la desnutrición infantil. Pongamos como ejemplo el programa Juntos, que entrega 100 soles mensuales por familia y representa alrededor del 20  por ciento de todo lo que el Perú gasta en asistencia social. Hay otros programas que tienen un rol social, pero llegan demasiado tarde porque lo que entregan lo hacen después que pasó esa ventana de oportunidad de los dos primeros años de vida y no atacan directamente el problema de la desnutrición infantil, como sí lo podrían hacer programas como Juntos según la evidencia de programas similares en varios países de la región. El costo del programa Juntos, que ahora no llega a toda la población que debería llegar, representa alrededor del 0,13% del PBI del Perú, mientras todo el gasto social representa el 0.65% del PBI. Una estimación gruesa arroja que para atender a la gente que ahora está fuera de Juntos pero que es parte de su población objetivo -familias en pobreza extrema en el área rural- el costo del programa podría llegar a un 0,20% del PBI. Esto significa que el país tiene los recursos para ampliar el programa Juntos solamente reorientando lo que ya gasta en programas sociales.

Se ha criticado que el desarrollo social no ha marchado al nivel del desarrollo económico que ha tenido el país en los últimos años. ¿Coincide con ese análisis?

Hay evidencias de que ese es el caso. La calidad educativa ha avanzado muy poco, a pesar de varios años de crecimiento económico, que es una condición necesaria pero no suficiente para lograr el desarrollo social.

¿Qué es lo que ha faltado?

Políticas específicas dirigidas a las poblaciones vulnerables que necesitan apoyo. No es solo cuestión de decir llegó la inversión privada, se crearon empleos y eso va a sacar a la gente de la pobreza, va a bajar la desnutrición, mejorar las resultados educativos. El crecimiento por sí sólo puede generar ciertos impactos en estos indicadores, pero solamente hasta un punto. Hace falta capitalizar la bonanza económica en mejores programas sociales que produzcan resultados.  

¿El Perú tiene los recursos económicos como para eliminar la desnutrición crónica infantil?

No hay duda que el Perú tiene los recursos económicos para prácticamente eliminar la desnutrición infantil y podría plantearse una meta ambiciosa de lograr eso en un plazo corto, con cambios muy visibles en sólo tres o cuatro años. Es un tema de utilizar mejor los recursos que ya existen, aunque, como señalaba anteriormente, el nivel actual de gasto es de por sí bajo.

¿Qué está haciendo el BM en el Perú en relación al desarrollo de la primera infancia?

Hemos trabajado bastante con el gobierno del Perú en hacer visible el tema de la desnutrición infantil, porque un problema es que muchas madres no se dan cuenta que su niño está desnutrido. Hemos trabajado mucho con el programa Juntos. El BM tiene mucha experiencia en varios países en programas de transferencia condicionada como es el caso de Juntos y esa experiencia la está compartiendo en el Perú para que el programa Juntos funcione mejor. Hay un crédito en preparación del BM al gobierno peruano de unos 25 millones de dólares, cuyo objetivo es seguir fortaleciendo el programa Juntos y contribuir a cerrar la brechas que hay en la oferta de salud en este programa, que es donde está el cuello de botella. El BM, aparte del financiamiento, también va a acompañar con asistencia técnica y traer las experiencias de otros países. Por otro lado, en el sector de educación estamos colaborando, con apoyo técnico, a determinar cuánto costaría expandir programas estratégicos para mejorar los aprendizajes en la educación básica; hay  interés  para llevar la educación inicial a una cobertura universal. Estamos terminando un estudio en el país sobre cómo las habilidades que se desarrollan en los primeros años de vida afectan la posibilidad de una persona de acceder a un empleo en el futuro. Uno de los grandes retos que tiene el Perú a nivel de crecimiento es tener una fuerza laboral mucho más calificada, que ahora no tiene. Y eso no es sólo educación, porque un niño desnutrido no aprende en clase. Tener una mano de obra calificada implica combatir la desnutrición y tener una buena cobertura de cuidado infantil y educación inicial.

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