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NOTICIA
Martín Hopenhayn, director de la División de Desarrollo Social de la Cepal“Lo más rentable socialmente es invertir en la infancia”“Los programas sociales son importantes e imprescindibles, pero son insuficientes sino se modifica la estructura productiva de los países de la región, señaló Martín Hopenhayn. “Transformar el crecimiento económico coyuntural en un modelo de desarrollo productivo sustentable con una estructura productiva más diversificada y un mundo laboral que vaya más hacia los sectores de mayor productividad, son los dos retos pendientes de los países de América Latina y el Caribe para aprovechar el crecimiento económico que están teniendo”, señala Martín Hopenhayn, director de la División de Desarrollo Social de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
Martín Hopenhayn, quien estuvo en Lima para participar en el trigésimo quinto Período de Sesiones de la Cepal, celebrado entre el 5 y 9 de mayo, realizó estas declaraciones en el programa Opinión de Salgalú TV Online (www.salgalu.tv). Es filósofo y autor de libros sobre política social, educación y trabajo en América Latina.
“Se requiere un ímpetu y una voluntad más fuerte de todos los actores de la sociedad para imprimirle mayor dinámica al crecimiento económico y que éste se pueda transformar en un desarrollo productivamente sostenible, con bienestar social, mayor igualdad, y que podamos invertir muy fuerte en capacidades como educación, principalmente la educación pública, en provisión de servicios públicos, salud, transporte, servicios urbanos, servicios ambientales, en una institucionalidad laboral que permita que los incrementos de productividad se distribuyan mejor entre trabajadores y empleadores, y también tener una inversión, que en alguna medida ahora se está haciendo más que antes, en protección social para los sectores más vulnerables”, asegura Hopenhayn.
Martín Hopenhayn es uno de los autores principales del estudio “Pacto para la igualdad: hacia un futuro sostenible”, presentado en Lima durante la reunión de la Cepal, en el que se plantean siete pactos sociales para un desarrollo sostenible con equidad. Estos siete pactos son: un pacto fiscal, que implique una reforma tributaria redistributiva que permita invertir más en un gasto social orientado hacia los sectores más vulnerables; un pacto de inversión y financiamiento inclusivo; un tercero de igualdad laboral; un cuarto de bienestar social y mejores servicios públicos; un quinto de sostenibilidad ambiental; un sexto acuerdo de gobernanza de los recursos naturales; y un sétimo pacto de la comunidad internacional por el desarrollo y la cooperación más allá de 2015, año en el que se cumple el período de las Metas del Milenio planteadas el año 2000.
“Estos pactos son claves y cada país debe ir implementándolos gradualmente, de acuerdo a sus capacidades, posibilidades políticas, recursos financieros y capacidades técnicas e institucionales”, indica Hopenhayn.
Hopenhayn afirma que “la inversión en la infancia es fundamental –precisa Hopenhayn- y lo es por que si estamos mal con la infancia es muy difícil revertir los costos de una falta de inversión oportuna en infancia a los largo del ciclo de vida". El director de la División de Desarrollo Social de la Cepal destaca que para reducir efectivamente y en forma sostenible las desigualdades sociales no basta con los programas sociales, sino que se requiere de cambios en el modelo de desarrollo vigente. “Los programas sociales son importantes e imprescindibles, pero son insuficientes sino se modifica la estructura productiva de los países de la región. Estos cambios deben implicar incorporar mayores componentes tecnológicos que le dan más valor agregado a la producción, diversificar la producción para no depender solamente de las materias primas y hacer cambios en la institucionalidad laboral para que los trabajadores tengan una mayor y mejor participación en la distribución del ingreso”.
En esta entrevista, Martín Hopenhayn llama la atención sobre el hecho de que en América Latina la pobreza es mayor entre los niños. “Si uno ve la pobreza en América Latina por grupos de edades, la pobreza está cada vez más infantilizada, es decir, la intensidad de la pobreza y la extrema pobreza es mucho más alta entre niños y adolescentes que en el resto de la población, y, por lo tanto, eso también obliga a invertir fuertemente en la infancia, porque eso significa invertir en los pobres”.
“La inversión en la infancia es fundamental –precisa Hopenhayn- y lo es por que si estamos mal con la infancia es muy difícil revertir los costos de una falta de inversión oportuna en infancia a los largo del ciclo de vida; porque por la transición demográfica que estamos viviendo hoy en día, donde hay menos niños y esto nos da un bono demográfico, tenemos un margen de maniobra amplio que es preciso aprovechar; y porque invertir en los niños hoy significa básicamente invertir en productividad mañana, es invertir en capacidades de las personas. Lo más rentable socialmente es invertir en la infancia”.
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