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OPINION
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Una responsabilidad ciudadana

Por: Marisol Pérez Tello*

La movilización “Anemia y Desnutrición Cero”, realizada recientemente en Ayacucho, ha sido absolutamente positiva porque ha planteado varias cosas importantes. La primera, la demostración a las autoridades nacionales, regionales y locales, del trabajo que puede hacer el ciudadano para enfrentar estos dos problemas. El primer preocupado por la salud del niño debe ser la persona más cercana a él: su madre, su padre, su profesora, su enfermero de la posta, y a partir de allí, de abajo hacia arriba, exigirle a las autoridades que se ocupen de estos temas. 

Hay movilizaciones que se están haciendo desde hace muchos años desde el Ministerio de Salud y desde los gobiernos regionales, pero que no llegan a los ciudadanos y las ciudadanas, ni a los niños. Esta movilización efectuada en Ayacucho sí ha llegado a los ciudadanos. 

No es cuestión de echarle toda la culpa al gobierno, de decir el gobierno no gastó 722 millones y por eso tiene la culpa de la anemia, que el gobierno regional no gestiona las chispitas contra la anemia y entonces es el culpable, que el gobierno provincial no hizo lo que debería hacer para ponerle agua a la población y a partir de eso combatir la desnutrición, que el gobierno local no sabe gestionar los recursos, que la posta médica no tiene médicos contratados y solo tiene serumistas. 

Pero cuando te dicen: tú, mamá, no le das la chispita a tu hijo para que no tenga anemia y por eso sufre de anemia, y esa es tu responsabilidad como madre, o como tía, como vecina, como profesora, entonces la población entiende que hay un rol que le corresponde y que no ha asumido, y eso es su responsabilidad, no del gobierno. El gobierno nacional no se puede preocupar de la responsabilidad que tiene la madre con relación a sus hijos. En esta movilización en Ayacucho se ha trabajado para que la ciudadanía asuma su responsabilidad en el cuidado de sus hijos. Eso me parece que ha sido fundamental.

 La participación de la autoridad local, que es la autoridad inmediata, la que está más cerca de la población, ha sido muy importante en esta movilización. Las autoridades tiene que hacer que se dé la sinergia entre la madre que debe llevar a sus hijos a sus controles, el centro de salud que debe entregarle las chispitas para evitar la anemia y hacer el seguimiento que los niños las están consumiendo, el profesor que tiene que darse cuenta a tiempo que el niño no capta y eso es un síntoma de anemia, que la posta médica se ponga en acción cuando un niño no ha ido a sus controles, que se revaloren los productos alimenticios de la zona, que la madre sepa que tiene que enviar a su hijo al colegio con una lonchera nutritiva.

En esta movilización realizada en Ayacucho ha sido una experiencia muy interesante la incorporación en esta lógica de trabajar contra la anemia y la desnutrición de los jóvenes que quieren hacer voluntariado, de las madres, de las profesoras de colegio. El empoderamiento de la sociedad civil es básico. El gobierno maneja cifras y eso es lo que tiene que hacer, porque tiene que manejar una política pública en base a estadísticas, pero nosotros los ciudadanos somos los que podemos romper esa estadística y decir: en mi pueblo no voy a aceptar que buena parte de los niños tengan anemia así que me voy a hacer cargo para terminar con este problema. 

En esta movilización se ha visto esa preocupación del ciudadano, de la sociedad civil, para participar, para asumir su responsabilidad y demandar al gobierno lo que le debe exigir, que es el dosaje de hemoglobina para ver si el niño tiene anemia o no, la entrega de las chispitas, que les den agua potable porque con agua entubada no se podrá terminar con la desnutrición infantil, que los ayuden con programas para criar cuyes o para mejorar sus cosechas, es decir, que le demande al gobierno apoyo en todo aquello en lo que no se puede autoabastecer. Este trabajo ha sido muy interesante, porque esto lleva a la persona a darse cuenta que es parte del Estado y que también es su responsabilidad, y de la autoridad local, el tomar conocimiento de las herramientas que existen para que sus hijos no sigan sufriendo de anemia y desnutrición. 

Esta movilización en Ayacucho ha servido para hacernos tomar conciencia de las estadísticas de anemia y desnutrición, que nos dicen que en las zonas rurales cuatro de cada diez niños tienen anemia, y eso debería hacer que nos preguntemos qué hemos hecho mal, dónde está la traba, dónde nos hemos entrampado para que tengamos tan altos niveles de anemia y desnutrición infantil, y ver cómo hay que solucionar esto. 

El presidente electo, Pedro Pablo Kuczynski, se ha comprometido con la meta de terminar con la anemia infantil para el año 2018. Creo que las condiciones están dadas para cumplir esa meta. Hay que destinar toda la energía y el seguimiento a este trabajo. Hay que tener las prioridades claras, porque si no se termina con la anemia y la desnutrición infantil se van a limitar las capacidades de esos niños de una forma que es irreversible.

La infancia sí está en la agenda de los políticos, pero no tienen las cosas claras. No hay tema que unifique más, a parte de la lucha contra el terrorismo, que la infancia. Nadie puede estar en contra de hacer una política de infancia, sobre todo de primera infancia, que tienda a que nuestros niños tengan garantizados sus derechos. Pero nadie hace este tema suyo, nadie dice vamos a pelear por esto. Por eso es importante el trabajo del Grupo Impulsor Inversión en la Infancia, que dice que si todos los niños no tienen las mismas posibilidades entonces algo está mal en este país y hay que arreglarlo. 


*Marisol Pérez Tello, congresista de la República por el Partido Popular Cristiano (PPC), miembro del Grupo Impulsor Inversión en la Infancia.  


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