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OPINION
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El riesgo de aumentar las cabezas de la Hidra de Lerna

Por: Óscar Castillo

La reciente publicación de la Encuesta Nacional Demográfica y de Salud Familiar - ENDES 2013, por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), revela la continuación del enlentecimiento de la disminución de la desnutrición crónica infantil (DCI) en el 2013, con menos de la mitad de la reducción del año 2012, situación agravada por el aumento, por segundo año consecutivo, de la anemia en niñas y niños entre 6 y 36 meses de edad, con 4,8 puntos porcentuales de incremento acumulado desde el 2012.

Para interpretar adecuadamente los datos, hay que entender que la desnutrición crónica infantil se establece antes de los 3 años de edad, lo que causa un “atraso” de 2 años en la información de los menores de 5 años de edad: los datos del 2013 representan a los niños y niñas que vieron afectada su condición nutricional antes de cumplir 3 años, o sea entre los años 2009 al 2011. En el caso de anemia, los datos de la ENDES 2013 sí reflejan el periodo inmediato de la medición, debido a que un niño puede desarrollar anemia vinculada a la nutrición en pocos meses, en cualquier momento de su ciclo de vida. 

Sin embargo, ambas situaciones responden en lo básico a una misma problemática: inadecuadas condiciones de vida de las familias de los niños y niñas afectados, sumado a una inadecuada atención a la salud, inadecuada alimentación, enfermedades infecciosas y parasitarias, vinculadas principalmente a un medio ambiente pobre e insalubre, situación que en muchos casos se inicia antes del nacimiento y se expresa en el bajo peso al nacer (inferior a 2.5 Kg), que también está en aumento en los últimos tres años a nivel nacional.

En este contexto, el reciente anuncio de un “Plan Nacional para la Reducción de la Desnutrición Crónica Infantil y la Prevención de la Anemia en el País 2014 - 2016”, es muy positivo en el sentido que reafirma la prioridad para enfrentar este grave problema. Entre otros aspectos positivos, el Plan tiene un diagrama causal más completo e integrado para enfrentar la DCI y anemia, que el elaborado en el 2008 por el Programa Presupuestal Articulado Nutricional (PAN) del Presupuesto por Resultados (PpR). Sin embargo, carece de un producto y actividades para la intervención alimenticia focalizada, clave para los niños y niñas detectados en riesgo nutricional o desnutridos en los controles de crecimiento y desarrollo, o en las atenciones por Enfermedad Diarreica Aguda o Infección Respiratoria Aguda, en los que muchas veces no basta la educación alimentaria contemplada.

Aquí cabe recordar que la eliminación del Programa Integral de Nutrición (PIN) del PRONAA, fue justificada a fines del 2013 en un comunicado conjunto del Ministerio de Salud (MINSA) y el Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (MIDIS) sobre la base que solo el 11% de los niños pobres menores de 3 años recibía la alimentación, de los que solamente la mitad la consumía (5,5%), y además solo cubría entre el 13 y 18% de los requerimientos calóricos-proteicos por día, lo que constituye una confesión de las debilidades de diseño y gestión del PIN, responsabilidad de las instituciones implementadoras, y no un problema de la eficiencia de la alimentación suplementaria focalizada en los niños y niñas en riesgo nutricional o desnutridos, que en el contexto de pobreza extrema al que pertenecen muchos de los niños y niñas afectadas, sí la requieren.

Otra inquietud que surge del nuevo Plan del MINSA, es su relación con el Programa Presupuestal Articulado Nutricional (PAN), debido a la superposición de actividades y productos entre ambos, que podrían haberse encarado como una adecuación del diseño del PAN, situación que, por otro lado, está siendo contemplada este año por el Ministerio de Economía y Finanzas, mediante el rediseño de los Programas Presupuestales del Presupuesto por Resultados, mejoras en los indicadores y sistemas de seguimiento, y la búsqueda de agregados o fusiones entre Programas Presupuestales.

Por este motivo, es conveniente definir con precisión la articulación programática entre ambas iniciativas, para evitar que la búsqueda de la eliminación de la DCI y la anemia sea una bomba de tiempo y cause el efecto de la duplicación de las cabezas de la Hidra de Lerna de la mitología griega, a quien le salían dos cabezas cada vez que se le cortaba una.


Óscar Castillo, médico pediatra experto en políticas públicas y gestión pública, miembro del Grupo Impulsor Inversión en la Infancia. 



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