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OPINION
Ciudadanía e infancia: Mis deberes, tus derechos*Por: Marisol Pérez Tello
En una sociedad en la que se han puesto en evidencia los niveles de impunidad, corrupción, violencia e inseguridad es urgente que asumamos la responsabilidad de “ser ciudadanos” con derechos y deberes.
Derechos, que deben ser respetados y garantizados y deberes, que cumplamos para el correlato necesario entre unos y otros, en este marco formar ciudadanos se convierte en una obligación que no podemos eludir.
La controversia sobre las obligaciones del Estado frente a los niños y niñas esta ampliamente superada desde la Convención de los Derechos del Niño; sin embargo en el Perú este fue uno de los temas más importantes y aún en debate en el legislativo respecto a las modificaciones necesarias y aun pendientes en la reforma del código sobre niños y niñas y su condición como sujetos de derecho.
Que el debate aún exista tiene implicancias serias respecto de ¿cuál creemos que debe ser el trabajo que nos corresponde hacer desde la educación con nuestros niños y niñas?, y como es que a partir de este enfoque los prepararemos, o no, para asumir su responsabilidad como ciudadanos.
La dignidad de la persona humana esta íntimamente relacionada con la razón y ésta con la posibilidad de tomar decisiones, el “libre albedrio” supone elegir en cada acto de nuestra vida, elección que genera responsabilidad sobre las consecuencias de lo que sea que decidamos.
Se supone que la decisión debe ser tomada sobre la base del conocimiento, por ello la importancia de la búsqueda de la verdad y la libertad entendida como el actuar correcto en base a esa verdad que se revela a través del conocimiento, el mismo que se convierte en la premisa en la que se sustenta la responsabilidad.
Es necesario trabajar en crear consciencia e identificar la relación entre lo que se hace o se deja de hacer y la consecuencia de esta acción u omisión, es decir entre la relación causa y efecto.
Por otro lado, es también importante que la formación y construcción de ciudadanía permita crecer dimensionando que las relaciones humanas son también relaciones de derecho – deber.
Empezamos señalando que debíamos asumir la responsabilidad de “ser ciudadanos” con derechos y deberes lo que significa aceptar que hay corruptos porque hay corruptores, que somos parte del problema y por ello solo involucrándonos conscientemente podremos ser parte de la solución.
Sin duda se tendrán que tomar medidas urgentes en la reforma del sistema de justicia para revertir la situación actual, pero además del trabajo en el poder judicial y en los miembros del sistema, tenemos que trabajar en la sociedad del presente y en la del futuro.
No esta bien y no es normal que se haga justicia en mano propia, no esta bien y no es normal que aceptemos que roba pero hace obra, no esta bien y no es normal la venganza privada, no esta bien y no es normal el machismo, la xenofobia, la indiferencia, el racismo, la coima, acortar los plazos, robarte la cola, buscar al amigo para tener una ventaja y todas las criolladas que hemos llegado a normalizar.
Revertir “la lógica del vivo” tomará algunos años en un país en el que se convive con la informalidad; pero tenemos que empezar a hacernos cargo, a comprometernos, a trabajar con y por los mas jóvenes, con los niños y niñas; para que sea normal usar el cinturón, hacer cola, asumir responsabilidad y enfrentar las consecuencias de nuestros actos.
Si no construimos ciudadanía, si no hacemos a nuestros niños y niñas responsables, vamos a repetir la historia; cambiarla depende de cómo enfoquemos hoy nuestra responsabilidad como ciudadanos para ser capaces de enseñar con el ejemplo.
El punto de partida es enfocarnos en nuestros deberes para con el otro, para con los otros, y a partir de este reconocimiento construir sobre el “nosotros” un país donde nos hagamos responsables.
*Marisol Pérez Tello, abogada-notaria, integrante de Inversión en la Infancia.
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