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De Argentina, Chile, México y BrasilAutoridades y expertos internacionales opinan sobre infancia e inclusión socialSobre la importancia de la inversión en la primera infancia para la inclusión social, opinan: Liliana Paredes, coordinadora general del Programa Nacional Primeros Años de Argentina; Andrea Torres, coordinadora nacional del Sistema de Protección Integral a la Infancia Chile Crece Contigo; Cándida Kirts, supervisora del equipo del Programa Primera Infancia Mejor de Brasil; y Robert G. Myers, investigador de la Asociación Civil Hacia una Cultura Democrática (ACUDE) de México.
“Si entendemos que los niños son parte esencial de una familia debemos partir del concepto que los niños no son solamente el futuro, sino que son el hoy. Debemos actuar por los niños pensando en el hoy, entonces así estaremos marcando una América diferente, donde le damos espacio a la niñez, con un pleno desarrollo, eso implica el desarrollo del país con inclusión, porque estamos apostando por tener una generación con más oportunidades. La inclusión social es poder acceder todos a las mismas oportunidades, y no se trata de una decisión económica, sino de calidad de vida. La inclusión en la primera infancia es darles a los niños todas las oportunidades. Es una prioridad pensar la inclusión como una oportunidad de desarrollo. La inclusión social debe trabajarse desde la primera infancia para tener un desarrollo completo de la familia, eso es un derecho, así como la vida es un derecho. En Argentina los derechos humanos son prioridad del Estado. Al hablar de inversión en la infancia, se ha interpretado normalmente que las políticas que permiten el desarrollo infantil eran un gasto, felizmente ha cambiado este concepto. La inversión en la primera infancia tiene que ver con marcar el cambio para que todo lo que hagamos genere más inclusión”.
“Es fundamental invertir en la primera infancia. Es un derecho de los niños y las niñas acceder a condiciones dignas de salud y educación para ser incluidos. Si sólo lo pensamos desde el punto de vista económico, todo lo que uno deja de hacer en la infancia tiene repercusiones en las políticas públicas que se tienen que generar a futuro. Si no atendemos el problema de la desnutrición infantil, el rezago en el desarrollo de los niños, esto tendrá implicancias en el futuro de los niños, quienes no van a poder alcanzar su nivel de desarrollo adecuado, ni fortalecer todas sus capacidades, y eso va a significar mayor gasto para el Estado. No invertir hoy día en la primera infancia tiene un costo para los países, y es fundamental que se generen políticas que nos permitan incluir desde la cuna, hacer equidad desde la cuna. En la medida como generemos mejores condiciones de desarrollo en los niños se irán reduciendo las brechas y las desigualdades en el desarrollo del capital humano. Todos los gobiernos dicen que los niños y las niñas deben ser una prioridad de toda la política pública; lo importante es cómo pasamos de este discurso a prácticas muy concretas que se traduzcan en inversión”.
“Al hablar sobre la importancia de la infancia para lograr una inclusión social, debemos empezar analizando nuestro sentido común. Sabemos que para construir una casa hay que tener bases sólidas, si no las tiene puede ser que se caiga todo, eso es sentido común. En sus primeros años, el niño empieza a desarrollar sus habilidades de caminar, de hablar, de relacionarse con otros, todas estas bases tienen que servir para toda la vida. Eso es obvio. Para que la inversión en la infancia en beneficio de la inclusión social se vuelva un sentido común ha sido un proceso larguísimo. Entonces, la pregunta que hago es: ¿por qué no hemos tratado de hacer esto antes? Yo empecé trabajando este tema hace 40 años; en ese entonces no había ese sentido común de la importancia de invertir en la primera infancia. Hoy en día, mirando los programas que hay, por ejemplo aquí en el Perú, creo que sí hay ese sentido común, por lo menos en el discurso y en los documentos. La pregunta es: ¿cuál es la mejor forma de hacer esto? Responder eso es más difícil. Es más importante el cómo que lo conceptual, ya que en el nivel conceptual este sentido común está aceptado. Se pueden ver en las cifras internacionales sobre la infancia que la tasa de retorno de la inversión en los primeros años del niño es beneficiosa”.
“La inversión en la niñez para lograr una inclusión social es fundamental, porque los niños de hoy se encuentran en un mayor riesgo frente a la pobreza. Ellos son los más vulnerables, porque exigen una atención individual por parte de sus familias y muchas veces esas familias tienen que salir a trabajar, y ese niño acaba siendo más vulnerable. Pensar en un presupuesto para este sector de la población se hace esencial, porque son los que más sufren de las crisis económicas de un país, y es necesario atender sus necesidades en alimento y salud. En las familias que tienen pocos recursos y un gran número de hijos, es donde la brecha se amplía. Es por eso que pensar en la inclusión de esas familias debe ser una política pública, y así poder garantizar el acceso a servicios de salud, alimentación y estimulación temprana de calidad para la primera infancia. La inversión en la infancia es fundamental porque en los primeros años de vida se consolida todo un proceso de desarrollo neurológico. El crecimiento en esta edad nos garantiza un mayor desarrollo y una mejor calidad de vida para esos futuros adultos. Insistamos en lo dicho por el Premio Nobel en Economía, James Heckman, que por cada dólar que se invierte en los niños se genera una rentabilidad de cien dólares”.
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