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Según datos oficiales en el Perú hay 1 millón 650 mil niños y adolescentes que trabajan

Conversatorio “Trabajo Infantil Rural: Un debate abierto”

El trabajo infantil rural es visto como algo natural, invisible, culturalmente aceptado, ubicado dentro de los parámetros formativos del desarrollo de las personas, principalmente de los niños, y considerado como un factor de prestigio y de aceptación social, son algunas de las conclusiones del conversatorio “Trabajo Infantil Rural: Un debate abierto”.

Este conversatorio, que se desarrolló el lunes 30 de septiembre, fue organizado por el Grupo de Reflexión Infancia & Políticas, en coordinación con la Fundación Telefónica del Perú y el Instituto de Estudios Peruanos (IEP).

Los panelistas fueron Maró Guerrero, coordinadora del proyecto Semilla, que expuso la ponencia “Hacia la construcción del concepto de trabajo infantil en las zonas rurales; Patricia Ames, investigadora del IEP, cuya presentación fue sobre “El significado del trabajo y la noción de la infancia: Cuestiones previas para abordar el trabajo infantil rural”; y Walter Alarcón, miembro de la organización Infancia & Políticas, que expuso “Apuntes para desbrozar la complejidad del trabajo infantil rural”.

“Tenemos que tener en cuenta que a nivel mundial el 60 por ciento de los niños de 5 a 14 años que trabajan, es decir, 129 millones de niños, lo hacen en la actividad agrícola. Por lo tanto, lograr la meta de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) (de erradicar el trabajo infantil) será muy complicado para muchos países, entre ellos el Perú, porque (entre la población rural) culturalmente el trabajo infantil rural es aceptado y es considerado como una actividad formativa, porque dentro de la economía familiar campesina está inmerso el concepto de trabajo”, resaltó Maró Guerrero.

La coordinadora del proyecto Semilla agregó que un problema es que “la normativa internacional está vinculada a establecer qué trabajos son peligrosos para los niños y prohibirlos, cuando se debería crear una política social que no lleve a los niños a trabajar por más que ese trabajo no sea considerado como peligroso”.

Patricia Ames señaló que “debemos tener en cuenta que en las áreas rurales los niños comparten los espacios con los adultos, por eso el trabajo es visto como algo natural. En el mundo rural es importante que los niños puedan ejercer su autonomía, entre ellas poder elegir si trabajan o no, aunque no tengan la edad legal para hacerlo. Los niños rurales quieren trabajar porque con ello logran sustentar sus estudios. Tenemos que pensar que tal vez sin el trabajo no podrían estudiar”.

“El  Estado no tiene clara un política sobre cómo reducir el trabajo infantil rural. Hay que tener en cuenta que más del 55 por ciento de los niños que trabajan en el campo lo hacen en el pastoreo y cuidado de animales. El trabajo es visto como un factor de madurez, prestigio y aceptación social. En ese sentido, la educación sería el factor más importante para incidir en el alejamiento de los niños del trabajo, porque la educación es vista como un valor. La cuestión no es solo la cantidad de niños que van a la escuela, sino también la calidad de educación que se les brinda”, indicó Walter Alarcón.

Cifras del trabajo infantil

Según estadísticas oficiales de la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO) 2012, en el Perú de un universo de 7 millones de niños y adolescentes de 5 a 14 años, uno de cada cuatro trabaja, es decir, 1 millón 650 mil niños y adolescentes. Sin embargo, datos no oficiales señalan que el número de niños y adolescentes que trabajan se acercaría a los cuatro millones. Según los datos oficiales, el 58,7 por ciento de los niños y adolescentes que trabajan se concentra en las zonas rurales, y el otros 41,3 en las ciudades.

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