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OPINION
Desigualdad plena en la era del conocimiento*Por: José Rivero**
En nuestro país las brechas de ingresos han subido, pero además han
disminuido para muchos la igualdad de oportunidades y la movilidad
social. Las causas de esta tendencia son múltiples, pero tienen un común
denominador: la importancia que se da en nuestro propio desarrollo al
de las personas.
El denominado “capital humano” tiene que ver con la formación
integral del individuo e incluye el conocimiento, el dominio de las
habilidades cognitivas básicas y el acceso a la información, pero
también el modo como se desarrolla la inteligencia emocional y moral. La
formación de buenos hábitos, como la puntualidad, la honestidad,
distinguir lo correcto de lo incorrecto, terminar bien lo que se
empieza, ser capaces de construir buenas relaciones interpersonales, es
clave a la hora de construir familia o de encontrar y mantener un buen
trabajo.
En una era del conocimiento y con una globalización cada vez más
demandante, será indispensable acortar brechas y tratar de emparejar la
cancha en nuestro desigual país, y ello supone y exige hacerlo en los
primeros años más que en los de llegada. Esto implica que los caminos
por transitar sean iguales para todos. No importará tanto que a la meta
siempre haya algunos que llegan antes que otros, sino que todos tengamos
las mismas o similares oportunidades en el camino de la vida.
Para todo lo anterior, la primera infancia y los primeros años de
escolaridad resultan factores decisivos. El rol de un Estado asumiendo
deberes básicos y de una educación de calidad a la cual tengan acceso y
permanencia todos los niños nacidos en el país, siempre constituirán
factores decisivos para que esa idea de capital humano y de un mejor
desarrollo se concreten.
En ese contexto, los resultados de la última evaluación censal
tomada a niños de segundo grado de primaria de todo el país no pueden
ser más preocupantes.
El desencuentro de la clase política con la educación ha sido una
constante. El gobierno de Alejandro Toledo declaró la educación en
crisis pero hizo muy poco por enfrentarla. Los niveles de lectoescritura
y de matemática encontrados por el gobierno de Alan García fueron
deficientes. Se esperaba bastante de su gobierno pues oficializó el
Proyecto Educativo Nacional, el más importante documento creado en el
país en las últimas décadas, y contó, como pocos, con abundantes
recursos fiscales.
La educación en los cinco años del gobierno de Alan García y de su
ministro José A. Chang se caracterizó, lamentablemente, por mucha
improvisación y por obras que hoy son objeto de investigación por su
carácter de dispendio. Luego de un lustro en el poder, sólo el 29,8% de
nuestros niños en segundo grado logra el nivel esperado en comprensión
lectora y, peor aún, sólo el 13,2% logra el nivel esperado en
matemática. En el último año de gestión alanista, la evolución del
rendimiento subió 1,1 puntos porcentuales en comprensión lectora y bajó
0,6 puntos porcentuales en matemática, ello confirma que el nivel de
logros de aprendizaje de nuestros estudiantes en escuelas públicas y
privadas se ha estancado.
La clara opción por obras “emblemáticas” en Lima y principales
urbes del país que dieran rédito en futuros comicios electorales
significó, asimismo, un virtual abandono de la escuela en medios
rurales. Los resultados de la evaluación censal 2011 son clara expresión
de tal inequidad: se amplían las brechas entre los muy pobres
rendimientos rurales y los aún pobres resultados urbanos. La gestión
anterior confirmó y acentuó nuestra condición de país más inequitativo
de América Latina, dudoso honor que nos dieran los resultados de la
última evaluación comparada de la UNESCO.
La presente administración se propone metas nacionales ambiciosas.
Alcanzar elevar en los próximos cuatro años los aprendizajes en
matemática a un 35% y en comunicación a un 55%, definiendo metas
regionales en coordinación con gobiernos regionales. Los resultados
presentados obligarán a estrategias focalizadas en poblaciones con
lengua originaria con muy bajos porcentajes de comprensión lectora en
castellano como segunda lengua y en regiones como las de nuestra
amazonía y otras de la sierra sur, que registran peores rendimientos
tanto en comunicación como en matemática.
Se propone, además, ampliar el número de grados y de materias
objeto de evaluación. Ha introducido saludables accesos a todos quienes
estén interesados en conocer los resultados evaluativos de cada centro
educativo. Ello podría generar un mayor interés en padres y en docentes
por mejores aprendizajes y por buscar juntos salidas donde ellos sean
deficientes.
No será posible superar este agudo problema de desigualdad de
oportunidades si no se identifica y abordan otros problemas que influyen
o acentúan bajos rendimientos escolares. Así, debe considerarse el
significativo aumento de niños criados en hogares monoparentales, la
violencia verbal y el castigo físico en hogares.
Afrontar demandas de una mejor y más justa sociedad es asumir que
ella se funda en los primeros años de vida. La clave de la solución a la
desigualdad no sólo está en un necesario mayor gasto público, en un
programa integral que nos devuelva mejores y más motivados docentes,
sino en entender también que la familia es la célula básica en la
formación del futuro ciudadano y del capital humano, debiendo las
políticas públicas contribuir a reforzar su estructura. Sólo si hay una
primera infancia focalizada en la acción pública, social y familiar,
podrán ser fecundos los esfuerzos realizados a través de las redes
educativas públicas y privadas.
*Esta columna fue publicada originalmente en la edición 72 del Blog Inversión en la Infancia, en abril de 2012. La publicamos nuevamente en esta ocasión para recordar lo que nos decía José Rivero sobre la importancia de la educación y de la atención a la primera infancia. Sus reflexiones mantienen plena vigencia.
**José Rivero, fallecido el pasado 27 de mayo, fue miembro fundador del Grupo Impulsor Inversión en la Infancia, iniciativa ciudadana creada el año 2008. Reconocido educador y miembro directivo del Consejo Nacional de Educación, en el año 2006 recibió las Palmas Magisteriales en el Grado de Amauta en reconocimiento a su importante trabajo a favor de la educación. Durante dos décadas fue alto funcionario de la oficina regional de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) para América Latina y el Caribe. Fue autor de varios libros y artículos sobre educación.
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