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Reducción de la Desnutrición Crónica en las Comunidades de Chicla, San Mateo y Carampoma de la Región Lima

Un ambiente sano para niños sanos

A pocas horas de Lima, en la provincia de Huarochirí, más de dos mil niños –el 27,2 por ciento de los niños menores de cinco años- sufren de desnutrición crónica, lo que afecta irremediablemente su desarrollo físico y mental. Con el objetivo de reducir la desnutrición infantil, en de tres de los 32 distritos de esta provincia de Lima se viene llevando a cabo la iniciativa Reducción de la  Desnutrición Crónica en las Comunidades de Chicla, San Mateo y Carampoma de la  Región Lima, de la Agencia Adventista para el Desarrollo y Recursos Asistenciales (ADRA) y que cuenta con el financiamiento de la Empresa Minera Los Quenuales. 

Este proyecto se lleva a cabo desde el año 2008 en doce comunidades de los distritos de Chicla, San Mateo y Carampoma, cubriendo la casi totalidad de estos tres distritos. En Chicla el proyecto se desarrolla en las seis comunidades que forman el distrito, en San Mateo en cinco de las seis comunidades, y en Carampoma en la única comunidad del distrito.

Según las cifras del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) del 2009, en Chicla hay 259 niños menores de cinco años con desnutrición crónica, lo que representa el 30 por ciento del total de niños del distrito; en San Mateo los niños con desnutrición son 64 (el 57 por ciento del total de niños) y en Carampoma son 129 niños los que sufren desnutrición (el 21,2 por ciento).
  
“Según una muestra que hicimos, en el año 2008 el promedio de desnutrición crónica infantil en las doce comunidades de los tres distritos en los que trabajamos era del 29,1 por ciento. En menos de tres años hemos reducido ese promedio a 20,2 por ciento. En el caso de la anemia, ésta ha bajado de 87,6 por ciento en el 2008 en estas doce comunidades a 57,7 por ciento. Y se ha reducido la anemia en madres gestantes de 62,7 por ciento a 13,9 por ciento”, asegura Victoria Pumacahua, responsable del proyecto Reducción de la  Desnutrición Crónica en las Comunidades de Chicla, San Mateo y Carampoma de la  Región Lima.

Para luchar contra la desnutrición crónica infantil, este proyecto enfatizó primero su  intervención en la familia. ¿Cómo? Se identificó que algunos factores, como la falta de higiene o el bajo consumo de nutrientes, eran las principales causas para que un niño padezca desnutrición y que éstas podían solucionarse desde el ámbito familiar. En esa línea, la primera intervención de este proyecto es con las familias, promoviendo mejores prácticas de higiene y cuidado al niño mediante talleres a las madres. A través de estas prácticas vivenciales las madres aprenden diversas recetas saludables, priorizando los recursos de su zona para mejorar la nutrición de sus hijos.

Estos talleres son dictados por los agentes comunitarios integrales, que son miembros de la misma comunidad previamente capacitados por el equipo técnico del proyecto en temas de salud y nutrición. Los agentes comunitarios se encargan no sólo de difundir los conocimientos adquiridos, sino que también vigilan que las madres desarrollen lo aprendido. En caso de que una madre no pueda asistir a los talleres, los agentes comunitarios visitan la casa de esta familia y le brinda una atención personalizada de forma teórica y práctica.

“Antes las familias no consumían las frutas ni las verduras que produce su misma comunidad. Hemos intentado revertir esa situación mediante los talleres, donde se le enseña a la madre a considerar los alimentos que están es su comunidad, que son ricos en nutrientes. Se ha logrado que empiecen a consumir los productos de la comunidad”, asegura Victoria Pumacahua.

En los talleres semanales los agentes comunitarios enseñan a las madres a estimular a sus hijos desde que el niño está en el vientre, y se les motiva a priorizar un espacio en sus casas para continuar las prácticas de estimulación con sus hijos.

Pero en este proyecto no sólo se enseñan buenas prácticas de alimentación e higiene, sino que también se ayuda a las familias a que tengan viviendas saludables, de tal manera que tengan las condiciones para aplicar las prácticas de higiene aprendidas. En esa línea, este proyecto construye las “Cocinas Mejoradas”, que son cocinas que cuentan con una chimenea para que el humo salga al exterior de la casa y así no afecte la salud de los niños. ADRA apoya a las familias con la mitad del financiamiento para construir estas cocinas mejoradas y la otra mitad del costo la asumen las familias beneficiadas.

Para garantizar la sostenibilidad del proyecto, ADRA, otorga asistencia técnica a las autoridades locales, a través de talleres sobre cómo elaborar planes de desarrollo comunal  y  la elaboración de propuestas conjuntas para mejorar la atención a la infancia, comprometiéndose las autoridades locales a invertir en la niñez y en la prevención de la desnutrición crónica. 

Según Victoria Pumacahua, responsable de este proyecto, desde el  2008 hasta la fecha se ha beneficiado a 713 niños menores de cinco años, 138 mujeres gestantes y 57 agentes comunitarios.

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