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OPINION
TERCE: Hallazgos y recomendaciones sobre educación peruanaPor: Manuel Bello*
El Tercer Estudio de Evaluación de la Calidad de la Educación en
América Latina y el Caribe (TERCE), realizado por el Laboratorio
Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación,
LLECE-UNESCO, evalúa el nivel educativo de los estudiantes de tercer y
sexto grado de primaria en lectura, escritura, matemática y ciencias
naturales.
Desde mi punto de vista, lo más pertinente es revisar esos
resultados y los factores asociados a ellos desde el punto de vista de
los derechos de los estudiantes y en relación con la construcción de
justicia educativa y justicia social. En este sentido, la meta de
nuestros países es que todos los estudiantes logren plenamente los
objetivos que les prometen los sistemas de Educación Básica. El “derecho
a la educación” equivale a que todos aprendan todo lo que indica el
documento curricular oficial.
La universalización de los aprendizajes esperados de la Educación
Básica implicaría que el rendimiento del 100% de los estudiantes
evaluados en TERCE se ubique en el nivel más alto, es decir el nivel IV,
en cada una de las pruebas.
En términos cuantitativos, los resultados de los estudiantes
peruanos de sexto grado –que no fueron muy distintos de los promedios
del conjunto de los países participantes- muestran que solo una pequeña
minoría de ellos responden en el nivel óptimo deseable, es decir en el
nivel IV de las pruebas: en lectura, el 13,5%; en matemática, el 7,2%,
en ciencias naturales, el 4,8%.
El Informe específico de Logros de Aprendizaje en el Perú dice que:
“En todas las pruebas de sexto grado, el porcentaje mayor de
estudiantes se encuentra en el Nivel II, seguidos de aquellos que se
ubican en el Nivel I.” La mayoría de los estudiantes peruanos se
encuentra bastante lejos de alcanzar los niveles de desempeño deseados.
Pero, además, las desigualdades son enormes, como veremos.
El Informe de Factores Asociados de la TERCE para el Perú reporta
que existen importantes diferencias de género, que favorecen a los niños
en desmedro de las niñas en matemática y ciencias naturales. Los
estudiantes de nivel socioeconómico menor suelen obtener resultados
menos favorables; y los que además pertenecen a etnias originarias
presentan desventajas adicionales en lectura. Aquellos que han accedido a
educación preescolar entre los cuatro y los seis años, que nunca han
repetido grado y que asisten regularmente a clase, obtienen mejores
resultados que los demás.
Desde el punto de vista de la justicia educacional y la justicia
social, destacan las siguientes conclusiones de la TERCE para el caso
peruano:
- El Perú “es el único país entre los evaluados en que, aun
incorporando al análisis el nivel socioeconómico y otros factores
relevantes al aprendizaje, las escuelas urbanas públicas obtienen
mejores resultados que las rurales en algunas pruebas.” Esta conclusión
no hace más que confirmar el mayor descuido de la educación rural por
parte de sucesivos gobiernos y por muchos años.
- “No hay diferencias en los resultados entre escuelas urbanas
públicas y privadas.” Es una conclusión que contradice la extendida y
distorsionada idea de que la gestión privada es superior a la pública,
reforzada año tras año por los informes de la Evaluación Censal de
Estudiantes, que hacen esta comparación incluyendo a las escuelas
rurales como parte de las públicas, pese a que las privadas son todas
urbanas.
- “La segregación escolar por nivel socioeconómico es uno de los
principales factores asociados al logro de aprendizajes. Este fenómeno
implica una reducción de oportunidades escolares en aquellas escuelas
que concentran una gran cantidad de estudiantes provenientes de hogares
desfavorecidos”. Los niños pobres o vulnerables que estudian con otros
niños igual o más pobres que ellos, aprenden menos que aquellos que
estudian con pares de nivel socioeconómico más alto.
- “En Perú, los resultados que obtienen las escuelas son altamente
sensibles a los cambios en el nivel socioeconómico de los estudiantes y
se explican mediante este indicador incluso en mayor medida que a nivel
regional. El estudio señala que “los establecimientos escolares de bajo
estatus socioeconómico se encuentran concentrados en el primer y segundo
nivel de desempeño” (los niveles más deficientes). Por su parte, las
escuelas de mayor nivel socioeconómico promedio se ubican exclusivamente
en el tercer y cuarto nivel”.
En este estudio se presenta al Perú como uno de los países en los
que –en tercer y sexto grado- son mayores las desigualdades de
aprendizaje entre escuelas que al interior de las escuelas, en todas las
disciplinas. Las desigualdades entre escuelas se explican, en buena
medida, por las diferencias en el nivel socioeconómico de los
estudiantes que atienden. Al interior de las escuelas se aprecia una
mayor homogeneidad de las características socioeconómicas de los
estudiantes.
El informe de TERCE confirma que los sistemas escolares en la
región son poco inclusivos socialmente, comparados con los niveles de
los países desarrollados, es decir, son segregados por nivel
socioeconómico. Las escuelas generan una segregación aún mayor a la dada
por el lugar de la vivienda de los estudiantes, a través de los
procesos de selección.
En la TERCE se señala que “Colombia y Perú destacan como países en
que los estudiantes de establecimientos públicos y privados se
desempeñan de forma similar en la totalidad de pruebas aplicadas, luego
de considerar el nivel socioeconómico.” En otras palabras, los puntajes
más altos que en algunos casos logran los estudiantes de escuelas
privadas no responden al hecho de ser privadas, sino a que sus
estudiantes pertenecen a un nivel socioeconómico más alto.
¿Qué recomendaciones de política se derivan para el Perú de los resultados del TERCE?:
- Apoyo a estudiantes vulnerables y escuelas que los atienden.
- Concentrarse en los alumnos que enfrentan mayores precariedades y en las escuelas que los atienden.
- Fortalecimiento de capacidades de enseñanza y gestión educativa
para el desarrollo armónico de los estudiantes (educación para todos,
atender a la diversidad, reducir la desigualdad al interior de las
escuelas).
- Equidad en el acceso y retención escolar para una mayor inclusión
social en la escuela: eliminar todo tipo de cobros a las familias de
parte de las escuelas o asociaciones de padres; prohibir explícitamente
los procesos de selección, directa o indirecta, en las escuelas que
reciben recursos públicos; programas de transporte escolar local
gratuito; programas de incentivos y apoyo para que las escuelas sean más
eficaces en la retención y desarrollo de los aprendizajes de los
alumnos más vulnerables.
- Desarrollo de capital social en el entorno escolar: acciones
desde las escuelas (culturales, deportivas, sociales) que mejoren las
redes de capital social con la comunidad, con apoyo de las autoridades
locales.
- Reemplazo del mecanismo de repetición, uno de los factores que
tiene una relación negativa de mayor magnitud con el rendimiento. Buscar
fórmulas alternativas, que incluyan detección temprana y programas de
apoyo académico para estudiantes rezagados.
- Expansión de la educación preescolar para niños y niñas entre 4 y
6 años. Priorizar la ampliación de la cobertura a la población más
vulnerable, pero asegurando su calidad. Invertir en personal docente y
técnico calificado y con estudios especializados en este nivel.
- Participación de los padres en la educación de sus hijos, lo que mejora el aprendizaje, y apoyo a estudiantes vulnerables.
- Políticas y prácticas para la equidad en el aprendizaje entre
niños y niñas. Cuidadosa revisión del currículo, los textos y los
materiales educativos, mostrando a hombres y mujeres en distintos roles
sociales por igual; evitar cualquier forma de discriminación o
estereotipos de género en el aula.
- Políticas y prácticas que permitan la paridad de aprendizaje
entre estudiantes indígenas y no indígenas. Se requiere formación
especializada de los docentes para manejar la diversidad cultural y
lingüística. Todas las escuelas deben estar preparadas para atender a la
diversidad cultural.
- Medidas para paliar la asociación de las desigualdades
socioeconómicas en el logro académico. Esto demanda políticas
intersectoriales (salud, alimentación, vivienda, trabajo, etc.). Los
docentes y los centros educativos deben tener herramientas y estrategias
pedagógicas, así como condiciones materiales, para promover el
desarrollo de los niños. Programas de apoyo de largo aliento para las
escuelas. Atracción y retención de docentes efectivos en contextos
vulnerables, incluyendo incentivos económicos, condiciones laborales
favorables y oportunidades de desarrollo profesional. Programas de
alimentación escolar y de promoción de hábitos de vida saludables.
- Desarrollo de programas que refuercen estrategias y prácticas del aula para la mejora de los aprendizajes.
- La relevancia de contar con materiales educativos individuales
dentro del aula. Una atención especial merecen los grupos más
vulnerables de la población, incluyendo las zonas remotas.
Es de esperar que en la elaboración de políticas y planes para la
educación del próximo gobierno se tomen en cuenta con seriedad las
evidencias y las recomendaciones que se derivan del TERCE y de otras
evaluaciones nacionales e internacionales del sistema escolar peruano.
*Manuel Bello, profesor principal de la Facultad de Educación de
la Universidad Peruana Cayetano Heredia, miembro del Grupo Impulsor
Inversión en la Infancia. |