Niños asháninkas mejor nutridos

Los niños de las comunidades indígenas asháninkas del distrito Río Tambo, en la provincia de Satipo, Junín, se alimentan básicamente de yuca sancochada, lo que origina serios problemas de desnutrición. Para enfrentar este problema, el proyecto “Apoyo a comunidades indígenas de las cuencas del Río Tambo”, que se inició en julio de 2008, busca cambiar esa dieta y mejorar la alimentación de los niños. Este proyecto se desarrolla en 15 comunidades asháninkas del Río Tambo.

Este proyecto, ejecutado por Cáritas del Perú y que tiene el financiamiento de Repsol Perú, tiene como objetivo principal mejorar la salud y nutrición de la población infantil a través del mejoramiento de las prácticas familiares de alimentación y cuidado de la salud.

“Este proyecto está dirigido a las madres de niños menores de cinco años y a las madres gestantes. El proyecto llega a 100 madres gestantes y 550 familias”, señala Yeri Cornejo, coordinadora nacional del proyecto. 

Son 664 los niños menores de cinco años, de un total de 980 niños que viven en estas 15 comunidades, incluidos en este proyecto. Cuando se inició el proyecto, se encontró que el 71 por ciento de estos 664 niños padecían de desnutrición. Poco menos de tres años después de iniciado el proyecto, la desnutrición entre este grupo de niños descendió a 67 por ciento, una cifra que sigue siendo muy alta.

El proyecto realiza capacitaciones a las madres  para mejorar las prácticas en los temas de salud y una adecuada alimentación del menor. Además de la capacitación, a las familias se les entrega semillas de maíz, maní, frejol y camote, para que incluyan estos productos en la alimentación de sus hijos.

“Una de las dificultades que hemos encontrado es la idiosincrasia de los pobladores. Su actividad principal es sembrar y recoger la yuca, que es la base de su alimentación. Hay una barrera cultural que nos ha generado dificultades para hacer que cultiven otros productos. Hay que sensibilizar a la población para que las familias participen del proyecto” afirma Yeri Cornejo.

Las capacitaciones se dan a través de las reuniones en grupo con las madres o de visitas de técnicos del proyecto a las casas. Se visita a las madres en sus hogares llevando los alimentos adecuados y preparándolos con ellas. De esta manera, se trabaja con las madres de forma individual.

Junto con estas capacitaciones, se hace un control y vigilancia nutricional con la finalidad de prevenir la desnutrición infantil y recuperar los casos de desnutrición identificados con el apoyo de los establecimientos de salud del Ministerio de Salud (MINSA). Además de trabajar con el MINSA, el proyecto también coordina permanentemente con otras entidades, como el programa Juntos.

Antes de iniciar el proyecto, Cáritas hizo el estudio “Estado de salud y nutrición del niño en comunidades del Río Tambo”. Este estudio reveló que todos los partos son atendidos en las casas y que solamente el 22 por ciento de los niños de 6 a 23 meses es alimentado adecuadamente. El estudio también determinó que “el saneamiento básico, el acceso a servicios de salud y la falta de una vivienda adecuada”, son, según Yeri Cornejo, “problemas graves que afectan a  la población y especialmente a los niños menores de cinco años”.
 
Las primeras acciones de este proyecto fueron instalar baños ecológicos para cada familia, donar seis refrigeradoras solares a seis establecimientos de salud de la zona para que las vacunas destinadas a los niños se puedan conservar adecuadamente y entregar medicinas básicas a los botiquines comunales instalados en la zona. También se promovió la creación de biohuertos, la inclusión de los productos cosechados en estos biohuertos en la dieta familiar y la instalación de cocinas mejoradas.