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ENTREVISTA
Carlos E. Aramburú“Hay que tener una autoridad única para las políticas sociales”"La meta de anemia cero es la más compleja, la más difícil, pero al mismo tiempo es la más importante", dice Carlos E. Aramburú. Antropólogo especializado en desarrollo rural, catedrático de la Universidad Católica y miembro del Grupo Impulsor Inversión en la Infancia, Carlos E. Aramburú analiza los compromisos del presidente electo, Pedro Pablo Kuczynski, con una serie de objetivos a favor de la primera infancia y lo que debería hacerse para mejorar las políticas sociales y para la infancia. Resalta la necesidad de un plan de desarrollo rural, sector en el que se concentran la mayor pobreza y los niveles más altos de anemia, desnutrición y mortalidad infantil.
El presidente electo, Pedro Pablo Kuczynski, ha anunciado una serie de compromisos y metas respecto a las políticas para la primera infancia, como terminar con la anemia infantil para el año 2018; reducir la desnutrición crónica a la mitad de su actual nivel, es decir a un 7 por ciento; reducir la mortalidad infantil de 17 por cada mil nacidos vivos a 5 por mil; alcanzar una cobertura de cien por ciento de acceso a agua potable, un tema clave para la salud de los niños. ¿Cómo ve estas metas y las propuestas de políticas para la infancia del gobierno electo que asumiría en julio?
Hay que recordar que el presidente electo tuvo una reunión con el Grupo Impulsor Inversión en la Infancia, en un diálogo público realizado hace unas semanas en el cual expresó un compromiso muy claro respecto a esas metas, que son metas de políticas de Estado. Esperemos que el nuevo Congreso las haga suyas, porque en este caso no puede haber divisiones partidarias. Creo que son metas bastantes ambiciosas, especialmente la de eliminar la anemia infantil para el año 2018, teniendo en cuenta los niveles bastante altos que tenemos ahora, sobre todo en la sierra del país. Eso va a requerir que las políticas sociales, de nutrición y de salud, trabajen muy fuertemente con las familias, porque terminar con la anemia infantil es algo que no depende de los hospitales, depende básicamente de hábitos de nutrición. Quizás esa, de todas las metas señaladas, es la más difícil, porque la mortalidad infantil ya viene bajando en forma significativa, igual que la desnutrición crónica infantil. Creo que la meta de anemia cero es la más compleja, la más difícil, pero al mismo tiempo es la más importante, porque, como sabemos, la anemia, que a nivel nacional afecta a más del 30 por ciento de los niños menores de cinco años, y en algunas zonas del país a más de la mitad de los niños, tiene efectos muy importantes en la capacidad de desarrollo cognitivo y físico de los niños.
¿Esas son las metas que se plantean, pero cómo ve las propuestas de políticas concretas para alcanzar esas metas?
El reto es grande, porque son metas que no las puede lograr el gobierno solo, es muy importante que las familias se involucren, tanto usando los insumos que pueda dar el Estado, como, por ejemplo, en el caso de las chispitas, que son un suplemento de hierro, para el tema de la anemia, pero también haciendo uso de los recursos propios de las comunidades. He hecho investigaciones sobre el valor de la sangrecita como un alimento rico en hierro para combatir la anemia en los niños y como la tradición de preparar este alimento se ha perdido en poblaciones andinas. Hay que recuperar eso.
¿Cuál será el mayor reto del gobierno en lo que se refiere a las políticas para la infancia?
El reto va a ser una modificación, una reingeniería, de las políticas sociales, para tener en cuenta los componentes habilitadores, que pasan por la educación alimentaria y sanitaria, componentes que han estado muy débiles en los programas de salud. Eso es lo que se tiene que reforzar, tiene que ver con salud preventiva y promocional.
¿Hay propuestas en esa línea en el plan de gobierno del partido Peruanos por el Kambio (PPK)?
Hay que esperar que los responsables tomen sus cargos, tanto en el sector Salud como en los programas sociales focalizados, para ver si pueden introducir esta intervención en las políticas sociales, como el programa Juntos, por ejemplo. El programa Juntos llega a las madres más pobres del Perú y sería muy importante que dentro de este programa se introduzca el tema de la baja de la desnutrición y la anemia infantil. El gran reto es que eso implica una coordinación entre distintos sectores. Las políticas sociales están muy sectorializadas. No se puede trabajar el tema de la anemia solamente con el sector Salud, se tienen que trabajar con el programa Juntos, que está llegando a las familias más pobres, con los programas Qali Warma y Cuna Más. Creo que estos tres programas en forma conjunta deberían introducir metas específicas para la primera infancia que puedan funcionar en todo el país.
Precisamente, una de las cosas que más se cuestiona respecto a las políticas para la primera infancia, y en general para las políticas sociales, es la falta de articulación entre los distintos niveles de gobierno (gobiernos central, regionales y locales). Y se señala que los gobiernos regionales y locales deben asumir un rol más protagónico en estas
políticas. En ese sentido, ¿cómo ve la propuesta de crear un ministerio de apoyo a las regiones? ¿Cree que eso ayudaría a profundizar la descentralización, a mejorar la articulación entre los diferentes niveles de gobierno, o, como dicen algunos, sería más bien un paso hacia una mayor centralización? Eso depende. Está faltando una coordinación más cercana con los alcaldes y gobernadores regionales para que las metas sociales sean parte de sus planes operativos. Gran parte de los programas sociales están muy centralizados, Juntos es un ejemplo de ello. Falta una participación más activa de los municipios, que son los que están más cerca de la gente, y también de los gobiernos regionales. Creo que un ministerio de apoyo a las regiones puede ser una muy buena idea, pero depende de cómo funcione. Tiene que ser, por definición, un ministerio muy descentralizado, que trabaje de la mano con los gobiernos regionales. Es cierto que ha faltado un mecanismo de articulación y de diálogo entre los gobiernos regionales y locales y el gobierno central. Creo que la idea de crear este ministerio para las regiones es buena, pero el diablo está en los detalles. El tema es cómo va a funcionar ese ministerio. Creo que Martín Vizcarra, que será vicepresidente, sería la persona ideal para dirigir ese ministerio, porque él ha sido gobernador regional y conoce el tema regional. Como gobernador regional de Moquegua, Vizcarra ha tenido éxitos notables en educación. Ojalá esa experiencia se traduzca en que ese ministerio para las regiones.
Decía que de cómo funcione ese nuevo ministerio dependerá si contribuye a profundizar la descentralización o termina profundizando el centralismo. ¿Cómo debería funcionar este ministerio para avanzar en la descentralización y fortalecer a los gobiernos regionales y locales?
Lo que veo es que básicamente debe ser un ministerio de asistencia y apoyo técnico. Lo que se necesita en los gobiernos regionales es que haya equipos técnicos especializados que los apoyen a destrabar proyectos y los orienten en las políticas sociales, pero que no suplanten la autoridad que tiene un alcalde o un gobierno regional. Lo veo más como un ministerio de asistencia técnica, de coordinación y de aprendizaje, para que no se repitan los errores y las regiones compartan sus conocimientos y los aprovechen. Debería ser un espacio de articulación y diálogo, más que un ministerio que tenga una función normativa y reguladora. Lo veo más como una especie de equipo técnico móvil con mucha presencia en las regiones, de apoyo a los gobiernos regionales, en estandarizar sus intervenciones y apoyarlos en sus prioridades. Debería ser un ministerio muy activo, de pequeño tamaño, y que trabaje mucho a nivel de las comunidades, de los municipios y de los gobiernos regionales.
También hay problemas de articulación entre los diferentes ministerios y los distintos sectores del Ejecutivo, y muchas veces hay cruces o una duplicidad de acciones en las políticas sociales que afectan su efectividad y generan mayores gastos. ¿Cómo terminar con ese problema?
Creo que una reforma que no se ha mencionado y que está faltando, es ver si tiene sentido mantener dos ministerios a cargo de los temas sociales, como ocurre ahora con el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables y el MIDIS (Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social). Creo que la experiencia de otros países, como Brasil, por ejemplo, es que es muy importante tener un solo órgano rector de la política social, que creo debe ser el MIDIS, para evitar duplicidades y mayor burocracia. El tema es una mejora en la gestión, no solamente gastar más, sino gastar mejor, y eso pasa por tener una autoridad única para las políticas sociales, con la fuerza y jerarquía suficiente para asegurar los recursos que se necesitan.
"Está faltando una coordinación más cercana con los alcaldes y gobernadores regionales para que las metas sociales sean parte de sus planes operativos", señala el antropólogo.. Creo que dentro del MIDIS podría haber una oficina con rango de Dirección General para ocuparse de la coordinación de los temas de la infancia. Creo que tenemos un panorama futuro de menor crecimiento económico y de menor recaudación fiscal, por lo tanto, hay que darle continuidad al tema de costos y beneficios. La experiencia de otros países nos indica que lo que ha funcionado mejor son entidades normativas rectoras y técnicas coordinadas y centralizadas, pero que tienen una presencia muy fuerte a nivel subnacional. Hay mucha repetición y duplicidad entre lo que hacen el Ministerio de la Mujer y el MIDIS. Necesitamos una entidad rectora clara para la política social. Esa entidad rectora debería ser el MIDIS. En el tema económico no hay duda de que el MEF (Ministerio de Economía y Finanzas) maneja la política económica, pero en la política social todavía tenemos un sistema de dispersión de responsabilidades. Esa reingeniería, que implicaría mayor eficiencia y mayor impacto, no será fácil.
Problemas como anemia, desnutrición crónica y mortalidad infantil se concentran fundamentalmente en las zonas rurales. Por ejemplo, la desnutrición crónica infantil rural es tres veces más alta que en las zonas urbanas. ¿Qué políticas ve en las propuestas del que será el nuevo gobierno respecto al tema rural, al apoyo a los pequeños productores agrarios, sector donde se concentra la mayor pobreza y exclusión? ¿Qué políticas propone el gobierno electo para cerrar las brechas de desigualdad?
Las zonas rurales del Perú son muy diversas, no solamente es agricultura, también hay ganadería, turismo, patrimonio cultural. Se requiere en forma urgente una política de desarrollo rural. Eso supone trabajar en forma coordinada entre varios sectores, no solamente los sectores Educación y Salud, el sector Agricultura es muy importante que esté presente. Por eso creo que debe haber una entidad rectora, que debería ser el MIDIS, que concentre estas funciones y sea capaz de articular y coordinar la acción del Estado, pero también el trabajo que hacen las municipalidades y los gobiernos regionales. Hay experiencias muy interesantes que no se han replicado. Es fundamental formular una política de desarrollo rural que tome en cuenta que, efectivamente, es en el sector rural donde se concentran los niveles de pobreza extrema y los problemas sociales asociados a ella, sobre todo en el caso de la primera infancia.
¿Además de esta reingeniería administrativa que propone, cuáles deberían ser las primeras medidas del nuevo gobierno para impulsar una política de desarrollo rural?
Hay que crear un programa nacional de salud rural, que tenga varios aspectos, entre ellos los de salud infantil, pero que vea también el conjunto de la problemática del pequeño productor agrario y la familia rural, que sea multisectorial y multinivel. Creo que el primer paso debe ser formular los detalles de esta política y conseguir del Congreso el apoyo que se requiere si hay necesidad de un cambio legislativo para que haya una política y una estrategia de desarrollo rural bien financiada y que trabaje de la mano con los gobiernos locales y los gobiernos regionales.
¿Y cuáles deberían ser las primeras acciones concretas de un plan de desarrollo rural?
Una primera acción concreta de un pan de desarrollo rural es una mejora en la infraestructura. Eso lo tiene claro el gobierno entrante. Si no hay agua potable, si no hay carreteras, si no hay internet, todo lo demás se cae. La primera prioridad es reforzar y mejorar la infraestructura rural para llegar a los pueblos más alejados con los servicios básicos. Los otros dos grandes retos son mejorar la gestión local y crear habilidades en la propia población para resolver sus problemas evitando el asistencialismo y la dependencia de la dádiva del gobierno central.
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