Como parte de sus acciones para promover una conciencia nacional sobre la vital importancia de priorizar la inversión en la infancia, el Grupo Impulsor de Inversión en la Infancia viene desarrollando una serie de actividades en distintas regiones del país. Este 20 de abril se llevarán a cabo los Diálogos Ciudadanos sobre Calidad y Equidad en la Educación, organizados por el Grupo Inversión en la Infancia, con el apoyo de la Fundación Avina y la colaboración de la Fundación Telefónica. Y el 21 de abril, también en Arequipa, el Grupo Inversión en la Infancia, conjuntamente con el Colegio de Periodistas y la Red Infancia de Arequipa, ha organizado un seminario sobre el Pacto Ciudadano por la Primera Infancia y su aplicación en esa región del país. Estos eventos serán transmitidos en directo a través de nuestra página web. Niños desnutridos, niños sin posibilidades de tener una educación adecuada, niños que mueren injustificadamente por causas prevenibles, como las muertes que todos los años vemos durante el friaje en las zonas andinas, es decir, niños sin futuro, es la dramática realidad a la que nos enfrentamos día a día, pero de la cual el país no parece haber tomado conciencia.

Esa falta de conciencia ha llevado a que no se invierta en los niños lo que debería invertirse para asegurarles un desarrollo adecuado. Se acercan las elecciones y los candidatos hacen propuestas buscando votos, pero como los niños no votan son los grandes postergados en las ofertas electorales. Y, como no tienen capacidad de protesta, también están postergados a la hora de definir los presupuestos y la inversión pública. Deberían ser los primeros, pero son los últimos.

Invertir en los niños, en educación y salud, es la inversión más rentable para el país, pero para los políticos esta inversión es menos rentable que invertir en carreteras o en construir locales públicos, que pueden ser inaugurados con gran pompa y publicidad. El producto de la inversión en los niños se ve a largo plazo, mientras los resultados de la inversión en obras físicas se cosechan en el corto plazo. Por eso, la inversión necesaria para mejorar el desarrollo de los niños es postergada. Pero la inversión en la infancia es urgente, no se puede dejar para mañana.

Ver a un niño apenas sobreviviendo en medio de la pobreza y condenado a una vida sin futuro, es algo que debe golpear la sensibilidad de cualquiera, pero es un grave error ver la inversión en la infancia como un gasto que responde únicamente a razones de humanidad. Invertir en el desarrollo de nuestros niños es una decisión de profundas consecuencias económicas en el desarrollo del país. Sin una adecuada inversión en la infancia, que les asegure a los niños y niñas un crecimiento físico y mental saludable y una educación de calidad, no puede haber un desarrollo económico sostenible. Ningún país se puede desarrollar si no invierte en la educación, alimentación y salud de sus niños.

En los últimos años hemos escuchado mucho de exitosas cifras macroeconómicas, pero muy poco se dice del ser humano, de los niños y su futuro. No se puede hablar de un exitoso crecimiento económico si al mismo tiempo se mantienen altos niveles de desnutrición infantil y graves problemas para acceder a una educación de calidad, como ahora ocurre en nuestro país.

Es indispensable un pacto nacional para incrementar significativamente la inversión a favor de los niños y niñas, y así poder garantizar un desarrollo sostenible del país. Por eso, el Grupo Impulsor de Inversión en la Infancia ha promovido la firma, por parte de autoridades nacionales, regionales y locales, partidos políticos, instituciones privadas y la sociedad civil en su conjunto, del Pacto Ciudadano por la Primera Infancia. Todos tenemos que asumir el compromiso de trabajar por cumplir las metas a favor del desarrollo de la infancia establecidas en este pacto. En la próxima campaña electoral debemos exigirles a los candidatos que tengan propuestas claras para priorizar la inversión en la infancia.

R.P. Gastón Garatea, coordinador del Grupo Impulsor de Inversión en la Infancia. Fue Presidente de la Mesa de Concertación para la Lucha contra la Pobreza. Fue presidente de la Conferencia de Religiosos del Perú y vicepresidente de la Conferencia Latinoamericana de Religiosos. Ha sido director del Colegio Recoleta y del Instituto de Pastoral Andina, en el Cusco. También fue comisionado de la Comisión de la Verdad y Reconciliación.