Desarrollo en la primera infancia constituye la manera más eficaz de reducir la pobreza

En su informe “La Promesa del Desarrollo en la Primera Infancia en América Latina y El Caribe: Temas y Alternativas de Políticas”, el Banco Mundial señala que invertir en programas de desarrollo en la primera infancia constituye la manera más eficaz de reducir la pobreza y la desigualdad. El Banco Mundial destaca que las políticas de inversión en la primera infancia son claves en momentos que la crisis económica mundial afecta seriamente a la región.

De acuerdo a este informe, más del 20 por ciento de la población de la región vive en situación de pobreza, y en algunos países, entre ellos el Perú, el nivel de pobreza entre los niños supera el 40 por ciento. Una deficiente nutrición en la primera infancia, como consecuencia de la pobreza, produce enanismo nutricional, lo que reduce las posibilidades de tener un desarrollo físico y mental adecuado. En el Perú, los niños con enanismo nutricional superan el 25 por ciento, cifra similar a la de países como Bolivia, Ecuador y Honduras. En otros países, como Cuba y Chile, los niños con enanismo nutricional no superan el 5 por ciento. Estas cifras demuestran las diferencias que existen en la región respecto al desarrollo de la infancia.

Frente a esta realidad, el Banco Mundial llama la atención sobre la necesidad de aumentar significativamente la inversión en la primera infancia. Según los estudios realizados por este organismo multilateral, la cobertura de los programas de inversión en la infancia actualmente existentes en la región es baja, llegando solamente a una pequeña parte de los posibles beneficiarios.

“Desde hace mucho que está probado que invertir en la gente es rentable”, afirma Pamela Cox, vicepresidenta del Banco Mundial para América Latina y el Caribe. La inversión en la primera infancia es la más rentable. Su tasa de retorno es mayor que la de la inversión en cualquier otro sector social. Diversos estudios han determinado que la eficiencia económica que tiene la inversión en la primera infancia es más alta que la inversión que se hace posteriormente en jóvenes en situación de pobreza. Mientras mejores resultados se obtengan en la inversión en la primera infancia, se tendrán mayores logros en el desarrollo educativo y en el mercado laboral, y, por lo tanto, en el desarrollo del país.

La inversión en la primera infancia resulta fundamental para que los niños de hogares pobres logren un desarrollo adecuado y mejoren sus oportunidades para salir de la pobreza. “Asegurar que todas las personas tengan igualdad de oportunidades para desarrollar todo su potencial y llevar una vida plena, es vital para el progreso económico y social”, asegura Emiliana Vargas, economista principal en educación del Banco Mundial y autora del informe sobre el desarrollo en la primera infancia.

El Banco Mundial califica como “trascendental” invertir tempranamente en los niños y en sus familias, y señala que el desarrollo de la primera infancia es “uno de de los recursos más promisorios para romper el ciclo de la desigualdad”.