“Si queremos un país con justicia social todo el esfuerzo tiene que estar orientado a la inversión en la primera infancia”

Entrevista: Carlos Noriega

Iván Hidalgo, presidente del Consejo Directivo del Programa Juntos, analiza los resultados de Juntos en la disminución de la pobreza, reducción de la desnutrición crónica infantil y mejora del acceso a servicios de salud y educación, luego de seis años de creado este programa de subsidio económico condicionado a las familias en extrema pobreza de las zonas rurales. Hidalgo asegura que para reducir las brechas sociales y lograr que la población salga efectivamente de la pobreza se debe priorizar la inversión en la primera infancia.

No es un programa asistencialista. El programa Juntos empezó el año 2005 con 22 mil hogares en 70 distritos, para el final de este año 2011 pensamos llegar a 700 distritos, beneficiando a 500 mil hogares. El próximo año esperamos incorporar a 150 mil familias más. Juntos cumple dos objetivos: el primero es de alivio a la pobreza, porque llegamos a gente en extrema pobreza, es decir que no tienen ni para comer, y los 200 soles bimestrales que les da Juntos es una ayuda para mejorar su alimentación;  un segundo componente es romper la pobreza estructural del país. Un pobre extremo lo es porque no tiene acceso a educación, salud, nutrición, identidad como ciudadano peruano. Juntos es un programa de transferencia monetaria condicionada y la gente recibe 200 soles bimestrales siempre y cuando los niños sean atendidos en centro de salud y asistan a la escuela. Pueden estar absolutamente seguros que estos 200 soles se entregan luego de verificar que los padres hayan llevado a sus hijos a los centros de salud y a la escuela…

Perú no es Suiza, ni Alemania.  Ha sido una tensión permanente el hecho de que en las zonas más pobres del país y donde hay una exclusión de origen étnico, la oferta del Estado de estos programas llamados universales, como salud y educación, haya sido regresiva. Es cierto que no ha habido presencia del Estado en estas zonas.

Este tipo de programas, como Juntos, lo que fomenta es la demanda de estos servicios. Satisfacer esta demanda ha sido muy duro, pero al final se ha podido lograr equilibrar oferta y demanda.  No estamos en el mejor de los mundos y es cierto que hay lugares donde, por ejemplo, no se cumplen los parámetros internacionales de atención de salud, respecto a la cantidad de médicos y enfermeras por habitante, es verdad que todavía falta mucho por hacer, pero hemos avanzado mucho. 

Un 5 por ciento de las persona son separadas del programa porque con cumple con las corresponsabilidades…

No, esa situación ya no se da. Se daba al inicio, pero ya no ocurre. Hay que aclarar que no es el programa Juntos el que verifica si los beneficiarios cumplen o no con la corresponsabilidad de llevar a sus hijos a los servicios de salud y educación, eso sería ser juez y parte. Esa verificación la hacen las autoridades regionales, por ejemplo el médico responsable del centro de salud que está adscrito al gobierno regional. En el caso de educación, también es el gobierno regional, a través de su Dirección Regional de Educación, el que verifica la asistencia a este servicio.  Ahora tenemos la certeza de que la población más pobre a la que llega Juntos asiste a los servicios de salud y educación.

El programa Juntos tiene indicadores muy precisos de gestión de procesos y de resultados. La oferta en educación de los niños y niñas a los que llega Juntos se ha incrementado hasta llegar a un acceso del 90 por ciento. En el ámbito de la salud, se ha cuadriplicado la atención, pasando de un 17 por ciento a un 81 por ciento de atención a las poblaciones a las que llega Juntos. En Huancavelica, por ejemplo, que es la región más pobre del país, se ha reducido la pobreza del 90 por ciento al 65 por ciento. Eso en términos cuantitativos. En términos cualitativos, se está creando un capital social. 

Efectivamente, hay que preguntarse, por ejemplo, si cuando van a los centros de salud realmente están disponibles las vacunas para los niños, si están disponibles las medicinas que necesitan, si existe el personal médico necesario. Esto es un tema que no es responsabilidad del programa Juntos, sino de todos los sectores. Esto es un reto.  

En el ámbito rural, en el año 2000, de acuerdo a ENDES (Encuesta Demográfica y de Salud Familiar), la desnutrición crónica infantil ascendía a 40,2 por ciento. Al 2005, año que se creó el programa Juntos, había bajado solamente un decimo, a 40,1 por ciento. Actualmente, luego de seis años de aplicado el programa Juntos, la desnutrición crónica infantil ha bajado a 31,3 por ciento en el ámbito rural. En el ámbito de acción de Juntos, que son los distritos en mayor pobreza, la desnutrición crónica infantil era de 42 por ciento en el año 2007, y según la última medición en los niños y niñas beneficiarios de Juntos, la desnutrición crónica ha bajado a 29 por ciento. Es decir, esta estrategia de focalización, de entender que combatir la desnutrición no solamente es regalar bolsitas de alimentos, sino un concepto mucho más integral, que tiene que ver con prácticas claves de cuidado e higiene, con mejoramiento de la vivienda, ha demostrado su efectividad, ha bajado 13 puntos la desnutrición crónica infantil en tres años en los niños y niñas beneficiarios del programa Juntos.

No, Juntos no lo va a hacer. No es conveniente que lo haga. Un hogar típico de Juntos es un hogar cuya familia tiene un tercio de hectárea, quizás un vacuno y dos caprinos. No son las familias que tienen dos o tres hectáreas y que se pueden articular productivamente con un enfoque de mercado. Son personas que acaso apenas sobreviven. Nosotros sabemos la realidad de nuestros hogares y lo que estamos haciendo es desarrollar proyectos pilotos que tienen componentes productivos…

Uno de estos proyectos pilotos es chacra productiva, en el que los campesinos enseñan a otros campesinos tecnologías básicas para elevar la productividad de lo que tienen. El objetivo no es que esas familias sean agroexportadores, pero sí que mejoren su producción agraria y de leche para mejorar la alimentación de sus hijos y de toda la familia, y para que también puedan tener algo más de recursos. Un segundo programa piloto se está desarrollando con la cooperación técnica de la FAO (Fondo de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) para que ingenieros acompañen iniciativas productivas. Un tercer piloto tiene que ver con técnica financiera: si nosotros enseñamos a las madres qué es el sistema crediticio, qué es un banco, qué es una cuenta de ahorros, qué es el paso inicial para las microfinanzas, entendiendo que el Perú es un país líder mundial en el tema microfinanciero en el ámbito rural, podemos dar los cimientos para que ellas se asocien y puedan realizar emprendimientos exitosamente. Un cuarto piloto, que ha sido el más audaz y que justamente ha recibido las mayores críticas, pero que en mi concepto es totalmente revolucionario, es que la banca privada entregue, a su propio riesgo, créditos a los pobres extremos para desarrollar proyectos. Tenemos 30 mil beneficiarios de Juntos que han recibido créditos, con el 98 por ciento del cumplimiento en el pago. 

No. Estos proyectos pilotos que hemos implementado no deben ser desarrollados por el programa Juntos, porque eso sería distraerlo de su función, que es ver que los niños y niñas vayan a la escuela, al centro de salud.  Estos programas pilotos deben ser desarrollados, por ejemplo, por el sector privado.

Con los criterios de pobreza, desnutrición y cantidad de niños por hogar, Juntos hace un ranking de distritos por vulnerabilidad y en función de los recursos que el Estado nos va asignando se va incrementando la expansión del programa. El sistema de focalización de hogares lo hace el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF). No es el programa Juntos el que hace la focalización. Dentro del proceso de focalización, el MEF ha creado las unidades de focalización local, que son dirigidas por los alcaldes y el MEF da asistencia técnica. Los alcaldes tienen participación activa en el proceso de focalización de Juntos. Tenemos un padrón de beneficiarios del programa Juntos.

Es un problema de voluntad política, ya se sabe lo que hay que hacer. El tema también es con qué recursos se hace. Hay que promover el crecimiento económico para que existan los recursos necesarios para poder establecer políticas públicas para todos los peruanos, especialmente en los lugres de extrema pobreza. La educación es fundamental para promover igualdad de oportunidades. También acceso a salud y nutrición, sin eso no hay nada, porque un niño con desnutrición no tiene capacidad  de aprendizaje. Cerrar las brechas parte por un tema de mayor voluntad política y mayores recursos.

Sí, absolutamente. Todos los recursos del Estado tienen que estar orientados a atender al niño desde el vientre de la madre hasta los tres años. Esto es absolutamente imperativo. Si no concentramos la atención en la primera infancia lo que hagamos en el futuro será más costoso. El Banco Mundial ha indicado que cuesta 17 veces más la incorporación de las personas al sistema laboral cuando en un inicio no se ha invertido en ellas en temas esenciales como nutrición y estimulación temprana. Si queremos un país con justicia social y con igualdad de oportunidades, todo el esfuerzo del Estado y de todos los ciudadanos tiene que estar orientado a la inversión en la primera infancia. Ese es el punto clave. De ahí tiene que nacer el esfuerzo para que tengamos mejores ciudadanos. Tenemos que entender que invertir en la primera infancia es absolutamente clave para el país.