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ENTREVISTA
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Carlos Monge, investigador asociado de DESCO

“Falta voluntad política para atacar las razones estructurales de la pobreza”

Entrevista: Carlos Noriega

Carlos Monge,historiador, antropólogo e investigador de DESCO, en entrevista en el programa Opinión de Salgalú TV Online
Carlos Monge, historiador, antropólogo e investigador asociado del Centro de Estudios y Promoción del Desarrollo (DESCO), señala que el problema en las políticas de lucha contra la pobreza y de inclusión social del gobierno es que se centran en los programas sociales sin enfrentar los problemas de fondo de la pobreza, como la política macroeconómica, que se mantiene inamovible. Indica que en esas condiciones los programas sociales son insuficientes, y advierte que está en cuestión la sostenibilidad de lo avanzado en la lucha contra la pobreza. En opinión de Carlos Monge el gobierno está descuidando sectores como educación y salud.   

¿A dos años de gobierno, cuál es su análisis de las políticas sociales?

Me parece que el gobierno se mantiene, en términos generales, como los anteriores, con un enfoque sobre el tema social, de la pobreza y del acceso a los servicios sociales básicos, que privilegia la focalización, es decir, la identificación de aquellos que están en la condición mas vulnerable y en torno a ellos se diseñan instrumentos, como el propio MIDIS (Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social), que es un mega instrumento. Se diseñan estrategias, programas específicos, para los niños, para las familias, los adultos mayores, y eso está muy bien, está muy bien que se haya creado el MIDIS, que haya un equipo técnico de primer nivel, que haya una mejor focalización, que se hayan incrementado de manera sustantiva los presupuestos, que las metas sean mucho más ambiciosas que antes, pero todo esto se da en medio de un descuido general de los grandes sectores sociales, como educación y salud…

Pero el gobierno anunció al inicio de su gestión que su prioridad iba a ser educación y salud.

Pero tienes a todo el personal de salud en huelga, un año después de haber terminado otra huelga, porque se han incumplido sistemáticamente todas las promesas que se hicieron. Se debería prestar mayor atención a los grandes programas nacionales que tienen que ver con las condiciones sociales del país, y los dos principales son educación y salud. Creo que la opción viene siendo, desde hace tiempo, algo así como un canje: voy a focalizar en el tema de salud la estrategia para el aseguramiento de los más pobres, creando un seguro especial para que los más pobres sean atendidos en una posta, pero, como Estado, tiro la toalla y no pretendo universalizar un acceso de salud de calidad y gratuito para todos. La creación del MIDIS es el reflejo y la consecuencia de esa visión: vamos a ocuparnos de este grupo extremadamente pobre, vamos a concentrarnos en ese sector, pero dejando de lado al resto. El MIDIS refleja esta visión donde el énfasis se pone en focalización y cerrar brechas especificas antes que en asegurar realmente universalidad con calidad de servicios como educación y salud. Entre el sector de mayores recursos económicos y el pobre extremo en el que se concentra la atención del Estado, queda una enorme franja de gente que no es atendida adecuadamente por el Estado en educación y salud, y es empujada a buscar esos servicios en el sector privado.

El gobierno habla de la inclusión social como una prioridad. ¿Hay una mirada asistencialista de la inclusión social y una falta de políticas para un desarrollo sostenible, que incluye invertir más en educación y salud?


Diría que sí, pero matizando. No creo que sea tan asistencialista como antes, creo que ahora hay una mayor preocupación por ver también por qué determinada población es pobre y no solamente por aliviar su pobreza, hay mayor preocupación de lograr el alivio a la pobreza con intervenciones que son también para el desarrollo de capacidades para que la población pueda aprovechar oportunidades, pero me parece que todavía los programas sociales son básicamente te doy dinero porque eres pobre, madre, niño, anciano; eso está bien porque hay gente que vive con menos de un dólar o de dos dólares diarios y hay que ayudarlos, pero el problema es que el peso está puesto en eso y falta revisar, por ejemplo, la política macroeconómica y ver si, por ejemplo, ésta ayuda o no a la viabilidad productiva de las pequeñas unidades campesinas. Debería haber un manejo macroeconómico que genere un entorno positivo para que ese campesino, que ahora es identificado como pobre, pueda tener un ingrese decente por su trabajo, algo que ahora no tiene.

¿La política del gobierno debería estar orientada a introducir cambios en la política macroeconómica para solucionar los problemas de fondo de la pobreza y la exclusión que los programas sociales pueden aliviar pero no solucionar?


El problema es que la política macroeconómica no se puede tocar, está en piloto automático. Más importante que cualquier programa social es si hay demanda y buen precio para la papa que producen los campesinos pobres porque eso estimula esfuerzos productivos, estimula pequeños procesos de ahorro e inversión en la zona rural, genera excedente que se pueden capitalizar de otra manera, y además eso es mucho más digno que estirar la mano y recibir un cheque. Me parece que habría que entrar a la discusión sobre qué otras cosas se tienen que hacer junto con los programas sociales, y que a la larga son más importante que los programas sociales, para ver que esos productores campesinos sean viables en el mercado. Eso supone políticas macroeconómicas, comerciales, internacionales, sectoriales agrarias incluyendo tecnología, riego, acceso al crédito, procesos organizativos, búsqueda de mercados; todo ese paquete es el que creo que anda medio descuidado, y en ese descuido también están descuidados educación y salud, que tienen presupuestos bajos.

¿Aunque el gobierno dice que su prioridad es la inclusión social, no está enfrentando los problemas económicos de fondo de esa exclusión y de la pobreza?

"Los programas sociales se vuelven permanentes en una política macroeconómica que no le deja ninguna chance al pequeño productor agropecuario de la sierra para ser viable como productor", señala Carlos Monge.
Creo que se está haciendo algo más que antes, pero no se está atacando con los suficientes recursos, con la necesaria voluntad política, las razones estructurales por las cuales esas personas son pobres. Un problema principal es que la política macroeconómica es una y solo una, la misma de hace 20 ó 30 años. En relación a las políticas macroeconómicas el continuismo de Humala es absoluto, fundamentalista. Esta política viene de Fujimori, pasó por Toledo, por García y Humala la hereda y continúa. Los programas sociales se crearon al inicio de los años ‘90, como se hizo en toda América Latina, ante el agravamiento de la pobreza por causa del ajuste estructural, la eliminación de subsidios y de muchas intervenciones del Estado. Pero han pasado más de 20 años y lo que queda claro es que la mega receta de que el mercado arregla todo no funciona, y por lo tanto los programas sociales de alivio a la pobreza se han vuelto permanentes. La experiencia indica que hay un problema con el diseño de la política macroeconómica, hay que revisar los postulados básicos de esa política y preguntarse qué otras políticas generarían un mejor entorno para que la gente en situación de pobreza deje de ser pobre y en algún momento no sea necesario tener un MIDIS. Los programas sociales se vuelven permanentes en una política macroeconómica que no le deja ninguna chance al pequeño productor agropecuario de la sierra para ser viable como productor, y tiene que recibir un cheque del gobierno para que no se muera de hambre.

¿Una estrategia de lucha contra la pobreza e inclusión social centrada en los programas sociales como la gran solución, sin tocar los problemas de la política económica y de las políticas sectoriales que generan esa pobreza y exclusión, es el gran déficit del gobierno?

Ese es el problema de fondo. En la visión del gobierno la gran ecuación es: hacemos toda la minería posible, eso nos genera renta y con esa renta ampliamos los recursos para poder ampliar la cobertura de los programas sociales, y eso es la inclusión social. Lo principal sigue siendo que el Estado le da dinero a la gente para que salga temporalmente de la pobreza. La otra cara de la moneda es que sigue habiendo una política macroeconómica que ni siquiera pregunta si ésta le conviene o no a esos pobres en su condición de productores y de ciudadanos. Lo que el gobierno hace como programas sociales es largamente mejor que lo que se hacía antes, hay más dinero, se cubre a más gente, se hace con mayor eficiencia, con más transparencia, con más honestidad, con más profesionalidad, eso está bien, pero si el enfoque es que eso es todo y te niegas a discutir el entorno macroeconómico, si no tienes políticas sectoriales, si no tienes una adecuada coordinación de las intervenciones de los distintos sectores del Estado, entonces los programas sociales siempre serán insuficientes.

¿El problema central está en la política económica y en pensar que con los programas sociales y el MIDIS se solucionan todos los problemas?

El problema central está en una concepción que dice que el gran actor de la inclusión social es el MIDIDS. El MIDIS es un actor absolutamente fundamental en el alivio de la pobreza y en trabajar con los sectores más vulnerables para crear algunas condiciones para que les pueda ir mejor en la vida, pero eso no puede depender solamente de lo que haga el MIDIS. Si no tienes un entorno macroeconómico, políticas sectoriales, políticas comerciales adecuadas, esa gente no va a dejar de ser pobre.

¿A dos años de un gobierno que tiene como su principal bandera política la inclusión social, cuál es el balance de lo avanzado en esa inclusión?

Hemos seguido avanzando en disminuir la pobreza monetaria del grupo focalizado por los programas sociales, pero con serias dudas de cuál es la sostenibilidad de esa apuesta, porque no se ha modificado de manera sustantiva el entorno económico productivo en el cual se desempeñan esas personas y, por lo tanto, no se tiene ninguna evidencia que la gente esté saliendo de la pobreza porque se está incorporando de manera sostenible a empleos o a actividades de emprendimientos productivos que son viables por su cuenta…

¿Es una salida de la pobreza temporal en la medida que duren los programas sociales?

En la medida que duren los recursos para esos programas, y lo preocupante es que el escenario internacional está cambiando, los precios de los minerales que nos dejan abundantes recursos están cayendo en el mercado internacional. Si se caen los recursos para darle dinero a la gente en extrema pobreza para sacarla de esa pobreza, esa gente va a volver a caer en la pobreza. Está en cuestión la sostenibilidad de los logros en reducción de la pobreza que se han dado con ese enfoque de sacar a la gente de la línea de la pobreza dándoles dinero, pero sin tocar las políticas macro.

¿En esta última década se ha desperdiciado la oportunidad del crecimiento económico para avanzar a un desarrollo sostenible que reduzca de manera efectiva la pobreza?

Durante este boom económico, durante esta década de precios altos de nuestras materias primas, la obsesión debió ser diversificar la economía, cómo usamos esta plata para que haya otras actividades económicas que no tengan nada que ver con los precios de los minerales. Se pudo haber mejorado los sueldos y salarios para recuperar el mercado interno y orientar ese mercado interno hacia el consumo de la producción interna para que ese ciudadano pobre pueda dejar de ser pobre vendiendo quinua, habas, kiwicha al mercado interno, en lugar de dejar de ser pobre porque le llega un cheque del gobierno, que es algo insostenible, y a veces poco digno.

¿Qué políticas sectoriales deberían cambiarse para mejorar la nutrición de los niños, más allá de lo que hacen los programas sociales?


La proteína más barata del Perú es el pescado. El 90 por ciento de la anchoveta, que es el mayor producto del mar peruano y que además es el alimento de todos los otros pescados, se pesca para hacer harina de pescado y exportarla, porque eso es un buen negocio para ocho grupos monopólicos pesqueros. Mientras eso ocurre, en el Perú el pescado, como producto de consumo final, se encarece y está lejos del alcance de aquellos sectores que tienen problemas graves de nutrición en la infancia. Esa práctica es insensata. Mucho mejor que un montón de programas sociales sería decir ‘no se pesca tanta anchoveta para harina de pescado, se deja el 50 por ciento de la anchoveta en el mar para que haya una sobreabundancia de corvinas, pericos, cojinovas, y que eso abarate el precio del pescado y así se reconstituyan los canales que permitan que esa proteína barata llegue a esos hogares empobrecidos en los que hay desnutrición. Se deben poner en discusión algunas premisas económicas que ahora no se pueden tocar porque son consideradas una especie de diseño de Dios.

¿Qué espacios se les está dando a los gobiernos regionales y locales en el diseño e implementación de las políticas sociales?

La impresión que tengo es que ha habido una  recentralización con el argumento de la eficiencia. Eso es efectivo en el corto plazo, seguramente así se disminuyen  las filtraciones en los programas sociales, se puede disminuir el manoseo político de estos programas, pero en el mediano plazo siempre se paga el precio de no construir ningún tipo de institucionalidad local, de no construir algo permanente y sólido desde abajo, esa es una consecuencia negativa que se siente después en el tiempo. Llega un momento en el que pagas el precio de esa supuesta eficiencia inicial de la recentralización.

Hace unas semanas se cambió a la ministra del MIDIS Carolina Trivelli por Mónica Rubio. ¿Qué cambios deberían darse en la política del MIDIS?

Puedo tener muchas discrepancias con el gobierno sobre su enfoque en relación a la pobreza, su manejo de la macroeconomía, de las políticas sectoriales, de la necesidad de cambios por ese lado, me gustaría que el MIDIS no tenga que ser tan central, que sea más temporal y menos importante, me gustaría que sea más importante trabajar con ese campesino pobre en su condición de trabajador o de productor, puedo tener mil discrepancias de todo tipo, pero no puedo dejar de decir que con Carolina Trivelli el MIDIS ha estado en manos de un tecnocracia eficiente y transparente, que no ha hecho clientelismo político. Esperamos que eso siga así. Todos tenemos que cerrar filas para evitar que los programas sociales sean manoseados políticamente con intereses electorales. Felizmente no se ha nombrado al frente del MIDIS a alguien que sea militante y operador del partido de gobierno, como Ana Jara; eso habría significado un manejo clientelista de los programas sociales, como hemos visto ha ocurrido con las donaciones que maneja el Ministerio de la Mujer. Sobre lo que se debe hacer desde el MIDIS, lo primero es siempre pelear por más recursos, eso tiene que ser prioridad, y exigirle al resto del gobierno que ayude, no aceptar que le digan al MIDIS que es el único responsable de sacar a los pobres de su pobreza. La ministra del MIDIS debe decir: yo soy la responsable de aliviar a los pobres de su pobreza mediante una adecuada focalización, mayor cobertura, programas bien diseñados, pero el resto del gobierno es responsable de que no exista esa pobreza. De repente la principal tarea de la nueva ministra no es hacia dentro del MIDIS, sino es hablarle al MEF (Ministerio de Economía y Finanzas), a los ministerios de Producción, Trabajo, Comercio Exterior, Agricultura, para que ellos redefinan cuáles deben ser las políticas macro y sectoriales que hagan que el trabajo del MIDIS sea innecesario. La principal tarea de una ministra o ministro del MIDIS debiera ser exigirle al resto del gobierno que lo dejen sin “chamba”, que hagan innecesarias su trabajo.

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