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ENTREVISTA
Martín Benavides, director ejecutivo de GRADE“Hay que establecer claramente una rectoría sobre el problema de la violencia contra la infancia”Entrevista: Carlos Noriega
"Es necesario un estudio a nivel nacional que nos permita conocer la realidad de la violencia contra la infancia", dice Martín Benavides. La violencia contra la infancia es en gran medida invisible y una muestra de eso es la falta de estudios sobre la magnitud de este problema en el país. GRADE hizo recientemente un estudio sobre la violencia contra la infancia, uno de los pocos que existen. ¿El Estado no hace un seguimiento adecuado de este problema? No tenemos un Estado que esté registrando adecuadamente esta problemática de la violencia contra la infancia. No sabemos si la violencia contra la infancia ha aumentado o no porque no tenemos una medición a nivel nacional para saber eso, a pesar que hay información de diferentes instancias sobre el tema. El problema es que los reportes se hacen considerando diferentes maneras de recoger información. Por ejemplo, el Ministerio de la Mujer elabora reportes en base a denuncias, la policía también tiene alguna información en base a denuncias hechas. Sabemos que las denuncias han aumentado, pero eso no necesariamente implica que ahora haya más casos de violencia contra los niños. Puede ser simplemente que la gente ahora los esté denunciando más que antes. En ese sentido, no hay un sistema que nos permita hacer un seguimiento adecuado de los casos de violencia contra la infancia. Como decíamos, el estudio de GRADE es uno de los pocos sobre este tema. ¿Cuáles son los principales aportes de este estudio? El estudio de GRADE, realizado por encargo de la Fundación Bernard van Leer de Holanda, contribuye a generar una visión más articulada de esta problemática, aunque es preciso señalar que nuestro estudio se realizó solamente en tres regiones del país –Lima, Loreto y Huancavelica- y en dos distritos por cada región (Villa El Salvador y San Juan de Miraflores, en Lima; Belén y Punchana, en Loreto; Huancavelica y Acoria, en Huancavelica). Sin embargo, el estudio nos ha permitido señalar algunas tendencias importantes. Una de esas tendencias que revela este estudio es que la mayor violencia contra los niños ocurre dentro del hogar. Así es. Eso es algo que también está sustentado en estudios hechos en otros países. Esa es una realidad que ocurre a nivel global y que tiene que ver con la situación de violencia que se genera en los hogares. Eso no quiere decir que la violencia contra la infancia no ocurra en otros lugares, como la escuela… Precisamente, el estudio de GRADE muestra que la escuela es el segundo escenario de mayor violencia contra los niños. Efectivamente, esa es una de las conclusiones. Incluso en algunos distritos en los que hemos hecho este estudio la escuela es el primer escenario de violencia contra los niños. Lo que revelan las conclusiones de este informe es que si bien la violencia contra la infancia ocurre en instituciones públicas como la escuela, también tiene que ver con instituciones privadas como los hogares, en cuyo caso el tratamiento tiene que ser distinto. No es lo mismo prevenir la violencia en las escuelas, que prevenirla en los hogares. En el caso de la violencia en las escuelas podríamos estar ubicados más en un contexto de una cultura de adolescentes, en el caso de los hogares se debe a una cultura familiar, a una forma de entender la crianza que sustenta esta violencia. ¿El estudio revela que muchos padres ven la violencia contra sus hijos como algo legítimo? Lo ven como un ejercicio legítimo de castigo. Este es uno de los hallazgos más importantes de este estudio, porque permite generar políticas más concretas para resolver este problema. Cuando hemos tratado de explicar qué hace que un niño sea violentado en su hogar y otro niño no lo sea, las actitudes de la familia hacia el castigo explican parte de esa diferencia. Hemos encontrado que las familias que legitiman el castigo físico como una forma de crianza, son familias que tienden a violentar en proporciones mayores a sus hijos. ¿Los padres también legitiman como algo necesario la violencia que los maestros pueden ejercer contra sus hijos como una forma de disciplina? No sé si la alientan, pero en muchos casos no la sancionan. Las madres que legitiman la violencia como una forma legítima de castigo a los niños, podrían ser madres que también legitimen, o no sancionen, el hecho que un profesor pueda ser violento con sus hijos. Nuestro estudio no entró a profundidad en las escuelas. Ahí hay un trabajo por hacer. Sería bueno que se realice un estudio a nivel exclusivo de las escuelas similar al que hicimos nosotros a nivel de los hogares, que pueda identificar quiénes son los mayores perpetradores de violencia en las escuelas, si son los maestros o los propios alumnos. ¿Cuál es la relación entre violencia contra las mujeres en el hogar con la violencia contra los hijos? ¿Las mujeres que sufren violencia tienden a replicar esa violencia sobre sus hijos? Ese es un aspecto muy importante del estudio. No se puede pensar en el problema de la violencia contra los niños como algo separado del problema de la violencia contra las madres. Los niños que forman parte de hogares donde la madre es violentada por su esposo, o su pareja, son víctimas de violencia en mayor proporción. Madres con mayor experiencia de violencia contra ellas, son madres que ejercen en mayor medida un ejercicio de violencia contra sus hijos. ¿Son las madres las que ejercen mayor violencia contra sus hijos? Si bien las madres, al estar más tiempo con los hijos, son quienes, efectivamente, ejercen en mayor proporción violencia contra ellos, cuando hemos diferenciado entre tipos de violencia –violencia leve, moderada y severa- hemos encontrado que son los padres, o la pareja de las madres, los responsables de los actos de violencia más severa contra los niños. El hecho de que los padres sean los causantes de la mayor severidad de violencia contra los hijos también se presenta en otros países. Nosotros hemos documentado ese hallazgo además con un estudio cualitativo. Si hay una relación directa entre la violencia contra las mujeres y la violencia contra los niños, ¿una forma de prevenir la violencia infantil es enfrentar el problema de la violencia contra las mujeres? Así es, la violencia contra los niños tiene mucho que ver con la violencia contra las madres. Parte de la cultura de violencia que se expresa contra los niños tiene que ver con los criterios de masculinidad, con algunas cosas que se valoran desde un machismo exagerado. Sin duda una forma de prevenir la violencia contra los niños es enfrentar el problema de la violencia contra las mujeres. En diciembre se presentó en el Congreso un proyecto de ley que sancione la violencia física y sicológica contra los niños y que tiene como principal novedad la eliminación del término “corrección moderada” que permite la legislación actual y que por su ambigüedad ha sido considerado como una puerta abierta para la violencia contra la infancia. ¿Cómo ve la presentación de este proyecto de ley? Es importante que se dé una norma específica sobre el tema de la violencia contra la infancia, como se ha hecho en varios otros países. Estoy de acuerdo en la eliminación del término “corrección moderada”, pero no hay que creer que con eliminar un término se resuelve el problema de saber exactamente a qué nos referimos cuando hablamos de violencia y castigo físico o sicológico. Hay que definir muy bien qué es violencia contra la infancia. De otro lado, está bien enfocarse en el aspecto legal y creo que en eso se está avanzando, pero el tema de la prevención es fundamental. Debe ser una prevención muy vinculada a los hogares, a las familias… ¿Qué está fallando en la prevención para disminuir la violencia contra la infancia? Las campañas que se han dado en el Perú en contra de la violencia infantil han sido muy genéricas. Cuando más focalizadas están las campañas mejores resultados dan. Habría que pensar en campañas dirigidas a sectores específicos de la población, como a hombres, a las madres. Es importante un mayor compromiso de actores públicos y privados en estas campañas, como ocurre en otros países. Adicionalmente, no basta con tener una ley correcta o una buena prevención, sino que hay que tener un buen sistema de seguimiento y en eso, como dijimos anteriormente, estamos muy atrasados. Lo que hay está muy disperso y no hay una manera estandarizada de evaluar qué se considera violencia contra la infancia. Finalmente, también es importante la capacitación a los funcionarios. Un problema es que las denuncias por violencia infantil muchas veces no son adecuadamente procesadas por los funcionarios que las reciben. Hay que crear una institucionalidad que acompañe las denuncias. Al inicio de la entrevista hablábamos de la falta de visibilidad del problema de la violencia contra la infancia, ¿cómo visibilizar más este problema? Estamos en un contexto donde el tema de la violencia hacia la niñez se está debatiendo más en el ámbito público. En cierta medida tiene más visibilidad que antes. Pero para que sea más visible aún, es importante establecer claramente una rectoría sobre este problema para articular a todos los sectores. También hay que focalizar adecuadamente las campañas y contar con un sistema de seguimiento adecuado a este problema. Es necesario un estudio a nivel nacional que nos permita conocer la realidad de la violencia contra la infancia. Hacer ese estudio que sirva de base para enfrentar este problema es una tarea del Estado. |