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EXPERIENCIA
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Villa María del Triunfo

Asociación de Desarrollo Solidaria Yachaywasi por una educación inicial integral y alternativa

Tomamos un camino de trocha y comenzamos a subir un cerro, el camino cada vez se hacía más angosto y las mototaxis nos pasaban rozando. De pronto, en medio de los grupos de precarias casas se levanta el gran “castillo” de Cementos Lima con las enormes áreas de sus “jardines”, que en realidad son pampas negras con montículos de tierra. Todos los días una gran explosión en los terrenos de esta fábrica retumba en todo el lugar y cubre de polvo los Asentamientos Humanos de esta zona de Villa María del Triunfo. Uno de estos asentamientos es Corona Santa Rosa, donde funciona la escuela de educación inicial “Gotitas de amor”, creada por la Asociación de Desarrollo Solidario Yachaywasi. 

Esta escuela no es cualquier escuela, es una escuela autogestionada por las madres de la zona, con ayuda de la Asociación de Desarrollo Solidario Yachaywasi, y con una visión de educación integral que entrelaza las áreas de salud y educación, el aspecto emocional y el CRED (Programa de Crecimiento y Desarrollo). El Asentamiento Humano Corona Santa Rosa está habitado en su gran mayoría por migrantes quechua hablantes y de poblaciones indígenas amazónicas.

Nancy Ortiz y Giovanni Vaccaro, esposos y miembros de la Asociación de Desarrollo Solidario Yachaywasi, llegaron a la zona el año 2001 para crear talleres voluntarios que ayudaran a las mujeres a salir adelante. La motivación que los guiaba, cuentan ambos, era la necesidad de involucrarse con la realidad migrante que vivían las familias del interior del país. Luego de la creación de estos talleres, las madres expresaron la necesidad de crear una escuela inicial para sus hijos, que hasta ese momento no asistían a educación inicial y tenían serios problemas cuando ingresan a la escuela primaria. La escuela “Gotitas de amor” comenzó a funcionar en el año 2002 y es la única escuela de educación inicial que existe en el Asentamiento Humano Corona Santa Rosa.

“Nuestro matrimonio nace de las experiencias de la Iglesia ligadas a la Teología de la Liberación, que hizo de la opción preferencial por los pobres uno de los pilares de la visión cristiana. Entonces, para nosotros fue un camino de coherencia venir a vivir a este lugar para estar con los pobres y luchar junto con ellos contra la pobreza”, dice Giovanni.

“Gotitas de amor” empezó con un solo salón, pero hoy cuentan con salones para niños de 3, 4 y 5 años, además de un apoyo escolar durante las tardes para los niños de primaria que asisten a otras escuelas. Desde que abrió “Gotitas de amor”, por sus aulas de educación inicial han pasado aproximadamente 800 niños, no solamente de Corona Santa Rosa, sino también de los Asentamientos Humanos 9 de Julio, Pradera y Paraíso.

La educación inicial personalizada que se ha desarrollado en “Gotitas de amor” se puede ver en la relación horizontal que tienen profesores, alumnos, madres y padres. Entre las actividades que realizan los profesores están una asamblea con los niños cuando existe un problema de conducta que impide el desarrollo de la clase y es necesario conversar con ellos sobre sus actitudes. Giovanni destaca que los momentos educativos no solo se refieren a los cursos académicos, como matemáticas, sino también a temas de convivencia y conducta.

Dos veces al año, y si es necesario en más ocasiones, los profesores hacen visitas a las familias, en las cuales pueden observar al niño y a sus padres en su ambiente familiar.

“Los profesores han entendido mucho más al niño al ir a su casa, porque lo ven en su ambiente, conocen a su mamá… ahí gana la profesora también porque se involucra a nivel de la problemática familiar, ella es parte activa de las soluciones de la familia”, dice Nancy.

Además, dos sábados al mes los profesores reciben capacitaciones sobre derechos humanos, basadas en el informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación para conocer más la historia del país y de las poblaciones migrantes y relacionar eso con su rol de profesores en una población mayoritariamente migrante.

El área de salud de este proyecto educativo está cubierta por el Centro Médico de Salud Jampiwasi, implementado por la Asociación de Desarrollo Solidario Yachaywasi, que realiza a los alumnos exámenes periódicos de hemoglobina y de parasitosis, y controla el desarrollo de su peso y talla. Para combatir la desnutrición crónica infantil, los responsables de este Centro Médico dan charlas nutricionales a las familias, proponen dietas con alimentos no costosos y desparasitan a los niños. Los alumnos también tienen el apoyo de un psicólogo.

También se ha implementado el Programa de Crecimiento y Desarrollo - CRED, el cual ayuda a los niños que tienen un desarrollo más lento. Los profesores y miembros de la Asociación trabajan a partir del concepto de que las capacidades de desarrollo de un niño depende de la estimulación que reciba. “No hay mayor injusticia que tratar a todos los niños por igual al momento de exigirles en la escuela y evaluar su desarrollo, porque no todos son iguales” dice Giovanni Vaccaro. 

La escuela tiene un precio de acuerdo a la economía de las familias de la zona, de 20 soles al año por niño, lo que incluye útiles, controles médicos, asistencia psicológica.  Se han creado fórmulas de ayuda económica para que el niño que necesite estudiar y sus padres no cuenten con los 20 soles al año –como es el caso de las familias que diariamente ganan solamente lo que necesitan para subsistir- no se quede sin hacerlo. La primera de estas fórmulas es la adopción a distancia. La Asociación busca una persona en el extranjero que quiera apadrinar la educación de un niño pagando los 20 soles anuales. Por otro lado, las madres pueden colaborar en la escuela de diferentes maneras, ya sea ayudando en la limpieza del local o con el lavado de las prendas que utilizan los niños en las actuaciones.

La Asociación de Desarrollo Solidario Yachaywasi ha creado un fondo para dar microcréditos a las madres que deseen iniciar un pequeño negocio. Además, tienen una escuela para mamas, donde se les enseña a producir distintos productos que luego pueden ser vendidos al turismo social que llega a la zona. “Lo más importante para nosotros era crear una visión de esperanza para la población de que sí se puede lograr lo que buscas, y lo hemos conseguido. Ellos tienen confianza en nosotros” dice Nancy Ortiz.

Aunque ahora el proyecto ha conseguido la aceptación de la población, en un inicio fue un reto. Conseguir ser aceptados por toda la comunidad, encontrar profesores que sintieran a la población de igual a igual, crear una cultura de juego necesaria para la educación inicial, fueron algunos de los problemas más grandes que tuvieron que sortear en un inicio. Sin embargo, Nancy y Giovanni sienten que el trabajo realizado en conjunto ha comenzado a dar frutos.

La generación actual de niños de esta zona tiene ahora la oportunidad de recibir educación inicial y los talleres y el apoyo que la Asociación de Desarrollo Solidario Yachaywasi le da a la población los está ayudando a mejorar su calidad de vida. Para que este proyecto sea sostenible en el tiempo, el objetivo es que la escuela “Gotitas de amor” y los talleres a la población pasen a ser manejados los jóvenes que están siendo empoderados.

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