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OPINION
Estamos llenos de esperanzaPor: Marco Castillo*
Cada vez que se inicia un nuevo periodo de gobierno, los ciudadanos mantenemos la esperanza que el gobierno al final de su mandato nos acerque a la categoría de país desarrollado. Enorme reto si se considera las visibles desigualdades en las condiciones y calidad de vida de los peruanos, así como las enormes brechas en infraestructura que conecte y articule mejor al país.
La declaración hecha por el presidente Kuczynski en el Congreso: ‘Quiero una revolución social para mi país’, sitúa como neurálgicos los temas de saneamiento, salud, educación y seguridad alimentaria, entre otros, sin dejar de señalar que el crecimiento económico resulta imprescindible para sustentar cualquier transformación. Todo esto en un contexto internacional cuyo ciclo no necesariamente es el más favorable y que plantea retos adicionales a la actual administración de gobierno.
Por ello, honrar la declaración realizada por el Presidente de la República en el sentido de “acceso de todos los peruanos al agua potable las 24 horas del día, eliminar la anemia hacia el 2021, permitir el acceso gratuito de los niños a la educación inicial primaria y secundaria de calidad”, va a demandar un enorme esfuerzo para mejorar de manera radical la gestión pública en todos sus niveles, simplificándola y acercándola el servicio al ciudadano.
Se requiere, en consecuencia, que las tres instancias de gobierno (nacional, regional y local) coordinen esfuerzos para focalizar y concordar mejor sus acciones de lucha contra la anemia y la desnutrición infantil, evitando duplicación de esfuerzos. La correcta articulación de los programas presupuestales asociados a estos problemas, bajo enfoque de desarrollo económico territorial, y la participación de la responsabilidad social empresarial privada resultan vitales para alcanzar resultados de mayor relevancia local.
Esto es imprescindible, sobre todo si se considera que además confluyen otras entidades que manejan recursos públicos con incidencia en estos temas, como los diversos programas sociales, pero que mantienen un elevado presupuesto en gasto corriente; y, por lo tanto, un incremento en la asignación de recursos presupuestales a tales programas no necesariamente incidirá directamente en beneficio de la población objetivo.
Una rápida mirada a los montos del Presupuesto 2017 nos señalan que al menos el 30 por ciento de los recursos han sido asignados a los pliegos de Educación, Salud, Agua y Saneamiento; y esto es concordante con la declaración política de priorizar durante este mandato temas que tienen que ver con la mejora en la calidad de vida de la población.
El presupuesto total de 142 mil millones de soles equivale al 20 por ciento del Producto Bruto Interno (PBI). El monto asignado al sector Educación equivale a más del 18 por ciento del presupuesto total y casi el 10 por ciento ha sido asignado al sector Salud. No es posible delimitar exactamente cuánto de los recursos públicos han sido asignados en el Presupuesto 2017 para combatir la anemia y la desnutrición infantil, pues esta problemática tiene un carácter multidimensional y confluyen, como ya se señaló, diversos niveles, pliegos e instancias públicas de gestión.
Pero más allá del quantum de recursos asignados, importa mucho la calidad de las intervenciones de los gestores públicos, para lo cual resulta necesario no solo una correcta focalización, sino, y sobre todo, un elevado e ineludible compromiso ético y moral de lucha frontal en contra de la anemia y la desnutrición infantil.
Será importante contar con información pública actualizada sobre niveles de anemia y desnutrición infantil de cada centro poblado en todo el país, que transparente esta problemática, pero sobre todo para que permita actuar rápidamente conforme a la declaración política de la nueva administración de gobierno de eliminar este flagelo a finales del año 2021.
Importa mucho el sentido de urgencia para actuar ahora mismo! Mañana será tarde! Se debe tener presente que ésta es la mayor deuda que ha dejado el gobierno saliente. Como promedio, a fines del año 2015 cuatro de cada diez niños menores de 3 años de todo el país sufrían de anemia. En la sierra y la selva del país prácticamente seis de cada diez niños estuvieron afectados por este flagelo. En muchos lugares existen distritos, en los departamentos de Puno, Ancash, Huancavelica, Madre de Dios y Loreto, donde al final del 2015 ocho de cada diez niños sufrían de anemia. ¿Cómo se debe calificar a un gobierno que ha descuidado el capital humano del futuro más inmediato de nuestro país? El daño en las capacidades cognitivas que ya se hizo a esos niños será permanente e irreversible.
Por ello, el compromiso asumido por la nueva administración de gobierno en esta área de intervención es vital, demanda un enorme esfuerzo y exige una inteligente intervención de los actores públicos, quienes debieran dar cuenta permanente de los resultados que se vayan alcanzando. Pero la sociedad civil en su conjunto también será corresponsable de tales resultados, pues nadie debe estar al margen de la lucha contra la anemia y la desnutrición infantil en nuestro país.
*Marco Castillo Torres, economista, consultor internacional, miembro del Grupo Impulsor Inversión en la Infancia.
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