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ENTREVISTA
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Adrián Díaz de la OPS comenta ley sobre “comida chatarra”

“Nunca el interés privado puede estar por encima del interés superior del niño”

Entrevista: Carlos Noriega

"El Perú con esta ley se pone a la vanguardia junto a otro países que están tomando medidas claras y contundentes para empezar a enfrentar este problema de la mala alimentación", señaló Adrián Díaz.
En la siguiente entrevista, Adrián Díaz, consultor en salud familiar y comunitaria de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), comenta la ley sobre “comida chatarra” recientemente promulgada por el gobierno peruano. Destaca la importancia de esta ley, analiza los cuestionamientos que algunos sectores han hecho a la misma, asegura que regular la publicidad de esta comida no saludable es una tendencia mundial, advierte sobre el grave problema de salud pública que significa el consumo creciente de “comida chatarra” y resalta que el interés del niño tiene que estar por encima de cualquier interés económico privado.


¿Regular la publicidad de la “comida chatarra” y su venta en los colegios es un tema de salud pública?

Efectivamente. Por parte de la Organización Panamericana de la Salud celebramos mucho la decisión del Congreso peruano de haber aprobado esta ley, y felicitamos al presidente Humala por haberla promulgado. Creemos que esto es un paso fundamental porque afronta un problema que tiene dimensiones globales, mundiales: la epidemia de sobrepeso y obesidad, las enfermedades crónicas no transmisibles que están asociadas con dos elementos claves, como el sedentarismo desde edades muy tempranas y el cambio en los patrones alimenticios; esto último está muy vinculado con el tema de la publicidad de ciertos alimentos que se consideran no saludables, sobre todo los procesados.

Los que cuestionan la ley sobre “comida chatarra” han señalado, por un lado, que el problema del consumo de alimentos no saludables no se resuelve con prohibiciones sino con campañas de educación, y, por otro lado, que esta ley va en contra de la libertad de elección. ¿Qué opina de esos argumentos?

Definitivamente no es así. La experiencia internacional muestra que si bien hay que trabajar en el tema educativo, en campañas de alimentación saludable, eso tiene un techo de impacto y el bombardeo de la publicidad de alimentos no saludables es infinitamente superior a lo que desde el Estado se pueda generar como respuesta. Más bien, hay que ayudar a los padres de familia a tomar las decisiones más adecuadas, no solamente con la información, sino restringiendo el acceso que tienen los chicos a estos productos no saludables a partir del bombardeo publicitario, que ha hecho que lo que antes era, a nivel de las familias, una excepción para una fiesta de cumpleaños, ahora ha pasado a ser parte de la alimentación diaria, regular, de todos los niños.

¿Las campañas de alimentación saludable que puede hacer el Estado terminan siendo avasalladas por la publicidad de la “comida chatarra”?

Así es. A nivel mundial se estima que la cantidad de dinero que se gasta solamente en la publicidad de este tipo de alimentos es 40 mil millones de dólares. En el Perú, en algún momento se mencionó la cifra de 250 millones de dólares. El Estado no tiene la posibilidad de competir con la gran cantidad de dinero destinada a la publicidad de esos productos no saludables. En todos los países pasa lo mismo, el nivel de inversión que puede tener el Estado, y algunas organizaciones, para promover el consumo de comida saludable, como, por ejemplo, frutas y verduras, es ridículo frente a la creciente inversión en publicidad de las bebidas gaseosas y otros productos.

Se ha dicho que esta es una ley parcial que va contra la industria de la comida procesada pero deja de lado la “comida chatarra” no procesada de los famosas “fast food”.

No es así, porque lo que en realidad se intenta es que si esa comida de los “fast food” tiene componentes que son industrializados y agregados externos de grasas también entra bajo esta ley.

¿Y qué opina sobre el derecho a la libertad de elección que los críticos de esta ley dicen está siendo vulnerado por esta norma que prohíbe la venta de “comida chatarra” en los colegios?


Acaba de ser publicado el Comentario 16 de la Convención de los Derecho del Niño de las Naciones Unidas, donde aclara perfectamente el límite entre lo privado y el interés superior del niño y la protección que se le debe dar a éste. La regulación del sector privado, comercial, tiene que estar ajustada a no perjudicar el derecho a la salud, a la alimentación, a la vida. En realidad, la libre elección está condicionada por un desequilibrio en la información que tienen las familias…

Adrián Díaz afirmó que "el 8,2 por ciento de los niños menores de cinco años en el Perú tiene obesidad, que es un problema emergente".
Un desequilibrio originado por la publicidad.

Exactamente. Entonces, ¿cuál es el grado que tiene una familia para poder elegir?

Algunos sectores han cuestionado esta ley diciendo que expresa un intervencionismo del Estado ¿Cómo funciona en otros países la regulación de la publicidad de productos alimenticios no saludables dirigida a los niños?

En países como Brasil, Chile, Costa Rica, Uruguay, Inglaterra, y un conjunto de países que no son, digamos, socialistas, ni que bloquean lo privado, hay normas, leyes, que regulan esa publicidad. El alcalde Bloomberg, de Nueva York, es una figura emblemática que se ha comprado el pleito en relación a este tema. Hay una tendencia a nivel mundial de ir a una regulación de la publicidad de estos productos alimenticios no saludables, como antes pasó con el tabaco. Hace 20 ó 30 años uno no se hubiese podido imaginar que se iba a prohibir la publicidad del tabaco, o que iban a haber lugares públicos donde no se pueda fumar. Sin embargo, eso se conquistó porque de lo que estamos hablando es del bien común y de la salud pública, y en este caso al que se refiere esta ley estamos hablando del interés superior de la infancia, que es lo que tiene que predominar en este tipo de elecciones.

Resulta lógico y razonable pensar en una norma legal para proteger la salud de los niños frente al problema de la “comida chatarra”, pero esta ley que busca eso regulando la publicidad de esta comida y prohibiendo su venta dentro de los colegios, está siendo cuestionada por diversos sectores. ¿Cómo ve estás reacciones en contra de esta ley? ¿A qué atribuye esas críticas?

La sensación es que cuando uno ve algunas encuestas que se han levantado, cuando hay intervención en los micrófonos abiertos, lo que se ve es que la población y las familias están mayoritariamente a favor de esta ley, porque sienten que los va a ayudar a ordenar la dieta de sus hijos y van a tener menos presión y más parámetros. Del otro lado, hay sectores que van a pensar que se van a afectar intereses económico, pero lo que es importante es que no se va a prohibir la venta ni la publicidad de estos productos, se va a regular. Lo que se está haciendo es orientar a que en el ámbito educativo, en las escuelas, no se enseñe solamente matemáticas, ciencias, geografía, comunicación, sino también hábitos, pautas, lavado de manos, conductas, en ese espacio de aprendizaje y de formación es razonable que se toque un aspecto importante en la vida como la alimentación, que esté acorde a estándares de salud y de calidad, hacia eso apunta esta ley, y las reacciones en contra obviamente tienen que ver con intereses económicos.

¿Este es un claro caso de enfrentamiento entre intereses económicos privados y el interés público?

Exactamente. Por lo que se ve en el debate eso está claro. La Convención de los Derechos del Niño de las Naciones Unidas es muy clara en esto, es bastante taxativa. El Comentario 16 de la Convención de los Derechos del Niño establece claramente el rol y la potestad del Estado para regular el posible conflicto de intereses que pueda haber entre lo privado y el interés público de la salud y la vida del niño, y nunca el interés privado puede estar por encima del interés superior del niño.   

La ley ya ha sido promulgada, ¿ahora el reto es cómo se va a normar, bajo presión, para que sea efectiva y no quede mediatizada por su reglamento?

Sin duda, ese es el reto en este momento. Esperemos que en el proceso de la reglamentación no se vuelva atrás de lo que es el espíritu de la ley hecha por el Congreso y promulgada por el presidente Humala: el tema de la infancia y la adolescencia como un valor sagrado.

¿Cómo se ha incrementado en los últimos años el nivel de consumo de la llamada “comida chatarra”?

En los últimos diez años se ha dado a nivel mundial un incremento manifiesto y sostenido de este consumo que va de la mano justamente con la publicidad, que busca captar consumidores de por vida, porque cuando uno apunta con la publicidad a las edades más tempranas para vender estos productos se sabe que esa es una inversión a largo plazo porque se están creando consumidores cautivos de por vida. Una cosa interesante que no se ha mencionado mucho es que hay mucha evidencia documentada en el Instituto de Salud de Estado Unidos sobre el efecto adictivo que tienen sobre todo los azúcares, que estimulan a nivel cerebral los mismos núcleos que activan la marihuana y la cocaína, por lo que hay un efecto adictivo comprobado de esos productos.

¿Cuáles son las consecuencias del consumo de “comida chatarra” para la salud del niño?

Enfermedades crónicas no transmisibles, como hipertensión, obesidad, problemas renales. En Estados Unidos se ha estimado que los problemas causados por estas enfermedades originan 300 mil millones de dólares en gastos en salud, eso está entre 5,5 y 7,8 por ciento del gasto total en salud en Estados Unidos. Una tendencia mundial es que no hay sistema de salud del mundo que pueda soportar los gastos crecientes.

¿El consumo de esta comida no saludable tiene relación con la desnutrición crónica y la anemia infantil, dos problemas graves en el Perú?

"Para luchar contra esta problemática de la mala alimentación se necesita un compromiso de todos", resaltó Díaz.
Así es. No podemos hacer una diferencia entre obesidad, sobrepeso, desnutrición crónica, retardo en la talla; por lo general son problemas combinados. Desde los año ‘90 ya se ha venido hablando de una relación entre obesidad y pobreza, rompiéndose el paradigma de niño pobre flaco y desnutrido, y niño rico gordo. Hay niños obesos mal nutridos, anémicos, no es que si el niño está gordito está bien, está sano. El 8,2 por ciento de los niños menores de cinco años en el Perú tiene obesidad, que es un problema emergente. Los factores más estructurales, los determinantes sociales, de los problemas de desnutrición crónica, anemia y obesidad, están muy entrelazados, muy combinados.  

¿No hay una conciencia de la dimensión del problema que genera en la salud de los niños el consumo de la “comida chatarra” que es tan publicitada?

La ley que se ha dado demuestra que hay un preocupación del Estado peruano en tratar de poner un freno a esto, por supuesto que no es todo lo que uno quisiera, hay que mejorar, pero todo es un proceso, y el Perú con esta ley se pone a la vanguardia junto a otro países que están tomando medidas claras y contundentes para empezar a enfrentar este problema de la mala alimentación. La posibilidad que se evite el bombardeo publicitario de esos alimentos no saludables y que en los quioscos de los colegios no se vendan esas calorías vacías y se pueda vender alimentos nutritivos, es un paso importante. Para luchar contra esta problemática de la mala alimentación se necesita un compromiso de todos.

Al respecto de ese necesario compromiso de todos, ¿cómo ha visto la reacción de los medios de comunicación, que son claves para promover una alimentación sana, frente a esta ley?

Algunos medios sienten que es una forma encubierta de controlarlos o de acallarlos porque van a tener menos publicidad, pero la verdad es que esto no va por ese lado, descartaría de plano que se haría una ley de semejante complejidad para eso. Es importante que los medios se sumen a esto pensando en el interés superior de los niños, no hay interés económico que esté por encima de eso.




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