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ENTREVISTA
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Juan Pablo Silva, viceministro del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social

“A pesar del crecimiento económico la desigualdad está aumentando más de lo que nosotros creíamos”


Entrevista: Carlos Noriega

“La razón de ser del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (MIDIS) es reducir la desigualdad y tratar de promover la inclusión social en un contexto en el cual el crecimiento económico no está llegando a los hogares en una situación de exclusión”, señala Juan Pablo Silva, viceministro de Políticas y Evaluación Social del MIDIS. Silva explica las políticas del MIDIS para cerrar las brechas sociales y asegura que la inversión para reducir la desnutrición crónica infantil y aumentar la cobertura de educación inicial es fundamental para avanzar en la inclusión social. Presentamos un resumen de la entrevista realizada al viceministro Juan Pablo Silva en el programa Opinión de Salgalú TV Online.


¿Cuáles son las estrategias del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (MIDIS) para avanzar en la reducción de la pobreza y de las desigualdades económicas y sociales?

Buscamos lograr ese objetivo a través de dos caminos: uno, tratando de llevar los programas sociales hacia un enfoque por resultados, donde prime la visión de que los servicios que estamos entregando no sean para pobres sino para personas; lo segundo tiene que ver con la articulación de la política social, de las intervenciones que tienen que ver, por ejemplo, con temas vinculados a salud, educación, acceso a servicios básicos, que tienen que ir de la mano con el objetivo de lograr la inclusión social.

¿Cuáles son las primeras medidas que está tomando el MIDIS para ese objetivo de mejorar la inclusión social?

La primera medida que hemos tomando, desde el primer día que comenzamos, es señalar dónde estamos y a dónde queremos ir, fijar metas. Una segunda medida ha sido declarar en evaluación y reestructuración los cinco programas sociales que recibió el MIDIS (Juntos, Pensión 65, el PRONAA, Foncodes y Wawa Wasi, lo que ahora es Cuna Más). Tenemos como fecha junio para presentar los resultados de la evaluación y el rediseño de los programas. En tercer lugar, hemos avanzado en una gestión de la política social en la que prime la meritocracia.

La brecha de pobreza entre la zona urbana y rural se ha ampliado en los últimos años. Antes era de 2 a 1 y ahora es de 3 a 1. Mientras en la zona urbana la pobreza es, en promedio, de 20 por ciento, en la zona rural se eleva hasta 61 por ciento. ¿Cómo cambiar esta situación?

Estos datos nos indican que a pesar de que el crecimiento económico ha sido claro y su impacto sobre los promedios de pobreza ha sido también claro, vemos, simultáneamente, que, efectivamente, la desigualdad está aumentando más de lo que nosotros creíamos. Una de las razones de esta situación es que el crecimiento económico y los beneficios de ese crecimiento no han alcanzado a aquellos hogares que se encuentran en circunstancias de exclusión. Problemas en el capital humano, como el nivel de educación, carencias en salud, falta de acceso a servicio de infraestructura, no le permite a esta población aprovechar las oportunidades que el crecimiento ofrece en las ciudades, en los mercados desarrollados. Es en las ciudades donde están viéndose los beneficios económicos. Estamos dejando desatendido a un sector de la población. En ese sentido, hay una urgencia de actuar, de dirigir la política social hacia estos hogares de mayor pobreza, eso es lo más importante.

¿Y cuál es la respuesta del MIDIS ante esta situación de exclusión?

En el MIDIS identificamos lo que llamamos cuatro circunstancias que están asociadas a características de exclusión, las que nos van a permitir encontrar a estos hogares que ven pasar por delante los beneficios del crecimiento económico sin beneficiarse de este crecimiento. La primera circunstancia es el lugar de residencia: los hogares que viven en zonas rurales. La segunda tiene que ver con etnicidad: los hogares en los que se habla una lengua distinta al castellano. La tercera es la educación de los padres: si la educación de los padres es primaria incompleta o menos. Y la cuarta es si es que pertenecen al primer quintil de ingresos.  Si es que un hogar tiene tres o más de estas circunstancias, lo consideramos un hogar en proceso de inclusión, que son esos hogares que están requiriendo una mayor atención de la política pública y están sufriendo esta ampliación de las brechas.

¿Cuál es el porcentaje de la población que está en esa situación de exclusión?

Para entender la magnitud de esta situación, le puedo decir que nosotros hemos calculado que en los hogares que están en esta situación viven cerca de 4,8 millones de personas. Es casi el 16 por ciento de la población. Puno es la región que concentra a la mayor cantidad de personas en esta situación.

¿Se puede decir que ese 16 por ciento de la población más excluida está en una situación de pobreza extrema, aunque la cifra oficial de pobreza extrema, bajo la metodología que se limita a medir la pobreza monetaria, es menor (7,6%)?

Buen punto, porque cuando hablamos de población en proceso de inclusión eso se enmarca en un modelo de inclusión que no se limita a ver la pobreza monetaria. Nosotros tenemos un enfoque de derechos, en donde, por supuesto, nos preocupamos por mejorar los ingresos monetarios de los hogares, pero también por mejorar las oportunidades que éstos tienen en términos del desarrollo de capacidades humanas, y ahí entran temas como reducir la desnutrición crónica infantil, mejorar el acceso a la educación inicial, entre otros. Hay condiciones que están limitando el acceso a servicios como educación o salud, y esas condiciones son exógenas, no dependen de los niños que no acceden a esos derechos. Lo que buscamos como MIDIS es que estas circunstancias no limiten el acceso a derechos básicos, dicho de otra manera, buscamos que todos los niños y niñas, independientemente de dónde nacieron, de la educación de sus padres, de qué idioma hablan en su casa, tengan acceso a ser niños sanos, que no tengan desnutrición crónica, que tengan acceso a educación básica, que sus hogares puedan tener acceso a servicios básicos. Ese es el enfoque del MIDIS.

Hablando de las brechas sociales. Si repasamos las cifras de desnutrición crónica infantil, vemos que el promedio nacional es 19,5 por ciento, pero en una región como Huancavelica supera el 50 por ciento, y hay provincias donde más del 60 por ciento de los niños tienen  desnutrición y distritos en los cuales la desnutrición infantil supera el 80 por ciento. ¿Qué plantea el MIDIS para cerrar estas brechas?

Necesitamos una política integral. Nuestro modelo de inclusión social está compuesto por tres ejes: un eje de corto plazo, un eje de mediano plazo y un eje de largo plazo. En el de corto plazo está enfrentar el hecho de que los hogares de la población en proceso de inclusión enfrentan problemas de liquidez, es decir no tienen los recursos suficientes como para garantizar una seguridad alimentaria. Entonces, lo que nosotros tenemos que llevar a estos hogares son programas temporales de alivio que lleguen eficientemente. En esa línea hay programa como Juntos o Pensión 65. En el eje de largo plazo, lo que buscamos es la generación de oportunidades de desarrollo para la siguiente generación de estas familias. Para hacer que estos hogares que están ahora excluidos puedan aprovechar las oportunidades que abre el crecimiento económico, tenemos que invertir en la gente, en la nueva generación, en los niños. Ahí el programa Juntos, por ejemplo, está vinculado con condicionalidades de salud básica, de educación. El nuevo programa Cuna Más busca comenzar a mejorar en las zonas rurales el desarrollo cognitivo de los niños, lo que permite ubicarlos en los centros de educación inicial con el pleno desarrollo de sus capacidades. En este eje de capacidades, mirando al largo plazo de la infancia, nuestro modelo lo que busca es garantizar que la próxima generación tenga mejores capacidades para poder escoger su camino autónomamente.

¿Y cómo van a ir midiendo los avances en este eje de largo plazo?


Con dos indicadores principales: disminuir la desnutrición crónica en menores de cinco años y disminuir la inasistencia de niños entre tres y cinco años a la educación inicial. Pero no podemos esperar a que estos niños tengan la edad para poder generar ingresos para sacar a los demás miembros de su familia de la pobreza, tenemos que actuar antes. Y ahí entra el eje de mediano plazo, que es lo nuevo en este modelo…

¿Con qué medidas van a actuar en este eje de mediano plazo?

A través de dos canales. El primero es el desarrollo de capacidades para el trabajo, para la innovación, para la gestión, que permitan darle mayores elementos a las personas para poder aprovechar las oportunidades, diversificar el portafolio de activos, para que puedan, por ejemplo, tener alguna habilidad que les permita, en alguna estacionalidad en su producción agropecuaria, acceder a otro mercado de trabajo, etc. El segundo componente tiene que ver con el acceso a servicios. Ahí lo que buscamos es tratar de canalizar la inversión pública y el sostenimiento de los servicios, la infraestructura básica, como un paquete, como un combo en donde lo que buscamos no es un proyecto de saneamiento por un lado, un proyecto de energía por otro lado, de agua por otro lado, sino hacer una focalización con una visión territorial identificando a los hogares que carecen de estos servicios y eso permita tener este combo de infraestructura
Juan Pablo Silva, viceministro de Políticas y Evaluación Social del MIDIS

¿La política central para la inclusión social es potenciar la inversión en la primera infancia, priorizando temas como el combate a la desnutrición crónica infantil y la ampliación de la cobertura de educación inicial?

Así es, la inversión en la primera infancia para, por ejemplo, disminuir la desnutrición crónica y aumentar la asistencia a educación inicial es fundamental. Lo que buscamos, y ahí quiero vincular esto con el 16 por ciento de la población que vive en proceso de inclusión, es definir metas sobre ese grupo poblacional. Por ejemplo, en el caso de desnutrición crónica infantil, que es un tema central, el porcentaje de desnutrición en este grupo que representa este 16 por ciento de la población es de 50,7 por ciento, mientras en el resto del país es 17,7 por ciento. Hay una gran diferencia. Lo que buscamos no es definir metas como promedio nacional, sino reducir las brechas con metas en este sector de la población…

¿Y cuál es la meta en desnutrición crónica infantil para este sector más excluido de la población?

Nuestra meta es pasar de este 50,7 por ciento de desnutrición crónica infantil en este grupo poblacional a 23 por ciento en el año 2016.

Según los resultados de la evaluación de rendimiento escolar, la educación rural viene cayendo y se está ampliando la brecha con la educación urbana. Esto anuncia un problema de ampliación de las brechas a futro. ¿Cómo cambiar esta situación?

Sin duda el piso no es igual para todos. Justamente, lo que nosotros queremos nivelar es ése piso. Hay tres causas principales que explican estas dinámicas de los indicadores y de la desigualdad. Una tiene que ver con la falta de una política articulada con una visión territorial que permita identificar a las personas a las cuales tenemos que atender con los instrumentos que permitan hacerlo. Ahí necesitamos un Sistema de Focalización de Hogares (SISFOH) que funcione mejor. Hay que fortalecer el SISFOH y tener un sistema integrado que nos permita tener información actualizada para saber dónde están las personas sobre las que tenemos que actuar. Lo segundo es tener programas eficientes y que presten servicios en función de las personas, porque muchas veces nosotros comenzamos a definir intervenciones pensando en los promedios y cuando vamos a estos hogares que son sumamente heterogéneos los servicios no permiten lograr los resultados que se persiguen. En eso tenemos que hacer ajustes. En tercer lugar, evaluamos poco, aprendemos poco de lo que estamos haciendo. Ahí es importante comenzar a avanzar en una agenda sólida de evaluación que permita identificar qué es lo que funciona y eso expandirlo, y lo que no funciona corregirlo.

¿Cuál es rol que tendrán los gobiernos regionales y locales en el diseño y ejecución de los programas sociales?

Ellos van a tener un rol protagónico. Nosotros buscamos que el rol del gobierno nacional sea definir las orientaciones políticas, las metas, y que sean los gobiernos regionales y locales los que implementen la prestación de los servicios y las intervenciones que buscan incluir a las personas. Hablando de la primera infancia, los alcaldes juegan un rol fundamental para avanzar en la adecuada identificación de los niños, porque si nosotros no tenemos esa identificación, entonces no vamos a saber dónde actuar. Gracias a los alcaldes podemos avanzar en acercar a la población a los servicios de salud y encontrar mecanismos que nos ayuden a mejorar las condiciones en que se prestan estos servicios. Los alcaldes han demostrado que pueden hacer muchas cosas, como, por ejemplo, en el tema de identificación de los hogares que requieren ser presentados al SISFOH para que nosotros podamos atenderlos adecuadamente. El rol de los gobiernos regionales y locales es fundamental para el éxito de los programas sociales y tenemos que actuar coordinadamente. Ya tenemos varios pactos, compromisos, que hemos venido firmando entre el MIDIS y los gobiernos regionales. Les estamos dando atención técnica a los alcaldes para que sean los gestores del cambio.

El MIDIS establece las prioridades sociales y las políticas de inclusión, pero finalmente la puesta en práctica de estas políticas depende del dinero que les asigne el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) ¿Cómo está la relación del MIDIS con el MEF?


Felizmente estamos muy bien articulados…

¿Pero el MEF le está dando prioridad a las políticas para cerrar las brechas sociales?

Sí. Esto se da a través del diseño de políticas y programas con una lógica de resultados. Como se sabe, el MEF, desde el año 2008, está implementando la reforma presupuestaria que se llama Presupuesto por Resultados, cuyo propósito es priorizar la asignación presupuestal en base a los resultados obtenidos. Lo que nosotros estamos haciendo es llevar el diseño de los programas y las políticas hacia este enfoque por resultados. Si vemos la dinámica del Presupuesto Institucional de Apertura para el 2012, en todos los programas o intervenciones sociales encontramos un incremento sin precedentes. El Ministerio de Educación, por ejemplo, ha recibido un incremento presupuestal de más del 40 por ciento, lo mismo sucede con el sector Salud, con los programas para reducir la desnutrición crónica infantil, con la creación del programa Cuna Más dirigido a desarrollar capacidades entre los niños de la primera infancia, con el programa de pensiones no contributivo que es Pensión 65.  Ahora la tarea es evaluar los resultados.

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