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OPINION
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Q’OÑICHI WASI: Una Humana Solución para Humanos

Se acaba de demostrar que para los habitantes de las alturas andinas, sus casas en las noches pueden ser calientes (Q’oñis) y así sobrevivir con facilidad las temperaturas de 10 a 15 grado centígrados bajo cero. Los niños y los ancianos son los más vulnerables a las enfermedades respiratorias condicionadas por el frio. El toque humano de proporcionar el calor a los que más lo necesitan es un deber que corresponde a toda la sociedad y, específicamente, a las instituciones que están cerca de la población, como son los municipios.

El Grupo Inversión en la Infancia, que dirige el sacerdote Gastón Garatea, ha puesto la voz de alarma, mejor dicho, la piedra fundacional, al demostrar que en las alturas de Carabaya, a 4,500 metros sobre el nivel mar, viven y se desarrollan peruanos, mujeres, hombres, especialmente niños y niñas, también ancianos, que soportan un clima inhóspito y que necesitan vivir en ambientes compatibles con su dignidad de ser peruanos. A parte del impacto sobre el organismo de vivir a una altura límite por la baja tensión de oxígeno, tienen adicionalmente que soportar, en las noches, la agresión del frío. Ahora, a un costo muy barato, con una imaginación creativa realmente brillante, Inversión en la Infancia demuestra que la rica energía solar, que en esas alturas es abundante y generosa, por medio de unos ductos, desde las paredes de las viviendas, puede calentar el interior de las viviendas, cerrando todo en el atardecer, incluyendo puertas y ventanas. Además, está la ayuda de calor que generan las cocinas mejoradas, con planchas de fierro, para mantener la temperatura interior tibia.

Los niños recién nacidos son los más vulnerables al frío. Han vivido durante nueve meses a 37 grados sobre cero en el adecuado útero materno, y salir de súbito a un ambiente bajo cero les  produce una catástrofe fisiológica. Consumen, en minutos, todas sus reservas de glucosa, y pueden entrar en convulsiones con deterioro de su sistema inmunitario. Hay que recordar que a las criaturas que nacen en ambientes “civilizados”, con temperaturas ambientales mucho mayores que en Carabaya, los reciben en frazaditas precalentadas. No existe, en el Perú, un solo centro de atención neonatal con calefacción. Otra vez, en un país civilizado, si un constructor edificase un centro de salud sin calefacción sería enjuiciado por atentar contra la vida de las personas. En Tantamaco, Inversión en la Infancia está construyendo un centro materno infantil Q’onichi (calientito), con poca plata y mucha imaginación.

La piedra fundamental está puesta: Q’onichi Wasicuna  (Casitas Calientes) se deben construir, y se debe identificar a quién, en el la estructura estatal, le corresponde implementar el programa. Debería ser al Ministerio de Salud, para que retome su rol protagónico en el otorgamiento de salud, no tanto para curar, sino para otorgar bienestar, que eso se llama salud.

Uriel García Cáceres, médico, ex ministro de Salud y miembro del Grupo Impulsor Inversión en la Infancia.
  

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