“Violencia contra la primera infancia es una epidemia global que necesita de una acción urgente”

En la última semana de agosto, 67 expertos provenientes de 20 países se reunieron en Lima, Perú, con el fin de discutir avances y estrategias para la prevención de la violencia contra la primera infancia.
 
Esta consulta internacional fue convocada por la Oficina de la Representante Especial del Secretario General de las Naciones Unidas sobre la Violencia contra la Niñez, Marta Santos Pais, la cual se llevó a cabo en la sede del Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú. Este evento fue transmitido en vivo por Internet a través de los portales de Inversión en la Infancia y Salgalú TV, junto con otras 9 plataformas Web (incluyendo la de la Fundación Bernard van Leer), llegando a una audiencia superior a las 7,000 personas que pudieron asistir y presentar sus preguntas en el marco de las conferencias.
 
Dentro de los participantes virtuales se encontraban padres y madres de familia queriendo consejos para la educación de sus hijos en ambientes libres de violencia, médicos buscando las últimas investigaciones científicas, funcionarios de ONG y de organismos internacionales, y mi mamá.
 
La posibilidad de abrir una discusión sobre el tema de violencia contra la infancia a cualquier persona con acceso al Internet, incluyendo a mi mamá, convirtió esta reunión en una experiencia única. En este contexto, la experiencia adquirida a través de años de estudios se veía interactuando con la experiencia que se adquiere al convertirse en padre o madre. Médicos hicieron presentaciones no sólo como profesionales de la salud, sino también como padres o abuelos. Los participantes en línea analizaron y compartieron las opiniones de los expertos, mientras los expertos tenían que lidiar con las complejas preguntas provenientes de una audiencia verdaderamente global. Al final de la conferencia, la línea divisoria entre “experto” y “asistente” se diluyó dado que estrategias y nuevas ideas provenían de todos.
 
Lo que queda claro al final de esta consulta internacional es que la violencia contra la primera infancia es una epidemia global que necesita de una acción urgente. Nosotros afirmamos que aproximadamente cientos de millones de nuestros ciudadanos más jóvenes crecen como víctimas directas de la violencia, así como testigos de la misma en sus hogares y/o comunidades, donde los tiroteos y asesinatos son aspectos comunes y familiares de sus vidas.
 
En esta conferencia también pudimos discutir como la violencia tiene un impacto directo en el desarrollo del niño o niña, afectando no sólo de forma permanente la estructura de su cerebro, sino también el efecto negativo que esto causa a largo plazo en su salud. Asimismo, pudimos analizar las consecuencias económicas negativas que tiene para la sociedad el hecho de tener a la primera infancia desarrollarse en contextos violentos. Lo más importante es que en esta reunión pudimos reafirmar nuestro compromiso de trabajar de forma colectiva para cambiar esta situación.
 
Este último mensaje, de que el cambio es posible, fue enfatizado por los veinte expertos menores de 18 años que se unieron a nuestra reunión en el segundo día. Ellos hablaron del deseo de no ser tratados como víctimas, pero de ser incluidos en los esfuerzos por buscar soluciones a esta problemática. Expertos también hablaron de cinco experiencias en las que proyectos y políticas públicas específicas, en tan solo dos años, lograron una reducción del 50% en las manifestaciones de violencia. Los gobiernos participantes presentaron sus programas, que esperamos puedan llevar estas iniciativas a escala. Estas historias deben enmarcar el camino a seguir.
 
No existen balas mágicas, excepto la importancia de librarse de las balas, pero sí hay oportunidades para reducciones drásticas en la violencia que afecta a  la primera infancia y sí podemos empezar a ver los resultados pronto. Si actuamos prontamente, como nos pidió Fabiana, de tan solo 15 años de edad, en la inauguración oficial de la Conferencia, buenas cosas ocurrirán.


Michael Feigelson, Fundación Bernard van Leer.