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OPINION
¿Se mantiene en la agenda del gobierno eliminar la desnutrición crónica infantil y reducir la tasa de mortalidad infantil?Al margen de la confusión entre metas e indicadores, lo que puede calificarse como una mera tecnicalidad, el anuncio presidencial puede tener dos interpretaciones opuestas. La positiva y optimista es que al considerar inadmisible cualquier exclusión, reafirma la meta de eliminar la desnutrición crónica infantil, y le agrega la meta de eliminar la mortalidad infantil, en lugar de solo reducirla. La interpretación pesimista es suponer que ambas metas fueron solo expresiones del entusiasmo del nuevo gobierno, y que luego del análisis de su factibilidad y del tamaño del desafío, se ha desistido de mantenerlas.
Las metas de reducción de la mortalidad infantil y de eliminación de la desnutrición crónica infantil, constituyen verdaderas Metas Desafiantes y Audaces (MeGAs) por la importancia y el tamaño del reto, y pertenecen al mismo círculo vicioso de factores causales que se perpetúan generacionalmente, por lo que están intrínsecamente vinculadas, de tal manera que muchas de las intervenciones necesarias para alcanzarlas a nivel de actividades y productos les sean comunes y solo se diferencien en sus efectos e impactos.
La Mesa Redonda de Marrakech sobre Gestión para Resultados de Desarrollo (2004) estableció como principios centrales: a) concentrar el diálogo en los resultados; b) alinear la programación, el monitoreo y la evaluación con los resultados esperados; c) simplificar los procesos de medición e información; d) orientar la gestión hacia la obtención de resultados en lugar de adaptarla a los resultados obtenidos; y d) utilizar la información sobre resultados para propósitos de aprendizaje y de toma de decisiones, así como de información y rendición de cuentas. Entre los desafíos de nuestra administración pública para transitar hacia una gestión comprometida con los resultados, se incluye en lugar destacado posicionar el monitoreo y evaluación como eje central de las políticas y programas gubernamentales.
Los programas sociales requieren de metas e indicadores sustentados en sistemas de información y monitoreo, para conocer los resultados de sus procesos y reconducir las intervenciones en caso necesario. Esta es la única forma que permitirá que los aproximadamente 3 millones de niños y niñas que nacerán durante el presente período presidencial -alrededor de los cuales un millón pertenecen a los estratos de pobreza- tengan la oportunidad de recibir los cuidados necesarios que los aleje del ciclo de desnutrición, muerte, pobreza y subdesarrollo, que nos viene afectando por generaciones.
Alcanzar la transformación deseada sobre la desnutrición y mortalidad infantil es un desafío formidable, que requiere de la prioridad y compromiso del gobierno central, regional y local, al igual que de la sociedad civil desde el inicio de su implementación, lo que incluye contar con objetivos, metas e indicadores para monitorear y evaluar sus avances. Pero el principal ingrediente para transformar los compromisos en resultados es el liderazgo firme y decidido del propio Presidente de la República, por lo que no debe haber aspectos dubios en el discurso presidencial y menos en la praxis de las políticas públicas contra la exclusión social de la infancia.
Oscar Castillo Velásquez, médico pediatra, ex funcionario internacional del Fondo de las Naciones para la Infancia (UNICEF), experto en gestión de proyectos y gestión de políticas públicas. |