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EXPERIENCIA
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Proyecto de educación inicial en Asentamiento Humano de Chorrillos

Asociación Yachaywawa en Nuevo Amanecer

Stephanie Sinclair y Silvana Palacios, fundadoras de la Asociación Yachaywawa, junto a niños de la escuela.
Génesis y Germani, de cuatro años, bajan ágilmente por la pendiente del cerro, agarrados de la mano y con una gran sonrisa dibujada en sus rostros. Están contentos porque se van a encontrar con sus amigos en la pequeño escuela en la que juegan, dibujan, aprenden a leer y escribir, a sumar y restar, y cantan con sus amigas Stephanie y Silvana. Ellos bajan por el cerro corriendo para ir al local comunal donde funciona Yachaywawa, nombre de la asociación que hace un año fundaron Stephanie Sinclair y Silvana Palacios, y que brinda educación inicial a cerca de 20 niños de 1 a 5 años del Asentamiento Humano Nuevo Amanecer de Chorrillos.

“Yachaywawa comenzó a principios del año 2011 como un proyecto de educación inicial para resguardar el potencial humano y fortalecer la capacidad intelectual, emocional y social de los niños, que es fácilmente truncada si no se cuenta con los estímulos correctos. El niño debe adquirir el gusto y el respeto por la vida, la naturaleza y su propia existencia. Hay que motivarlo a experimentar sus habilidades. Si el entorno en el que el niño crece le genera confianza, entonces formará bien su identidad y podrá manifestarla al resto, generando lazos positivos con su comunidad”, explica Stephanie Sinclair, directora de la Asociación Yachaywawa junto con Silvana Palacios.

“La idea no es solamente que los niños que van a nuestra escuela ingresen a primaria sabiendo leer, escribir, sumar, restar, lo cual por supuesto es un objetivo, sino que lleguen al colegio teniendo conciencia de sus particularidades y las valoren, que entiendan de qué forma influyen sus acciones en el entorno y a la inversa”, añade Stephanie.

Stephanie Sinclair y Silvana Palacios han creado un espacio donde los niños pueden, además de aprender, motivar sus inquietudes, estimular su creatividad, fortalecer actitudes de cooperación y solidaridad, desarrollar su sensibilidad, para que crezcan independientes y con espíritu cooperativo. “Esto solamente es posible mediante una relación honesta y respetuosa con el papel que cumplimos como educadoras; sabemos que en nuestra mirada está la forma en la que el niño se percibe, se atreve a probar, a cuestionar, errar y corregirse, porque se sabe querido”, dice Stephanie.

Al comienzo, recuerdan las directoras de Yachaywawa, los niños que llegaron a la escuela mostraban timidez y hasta un poco de desconfianza. “Muchos se asomaban a la puerta y no querían entrar, pero poco a poco fueron confiando en nosotras y empezaron a  expresarse sin miedo, tanto verbal como emocionalmente,  a expresar su cariño con abrazos interminables y besos. Y de cierta manera a compartir su mundo y hacernos formar parte de él. Algunos son más duros que otros y no todos tienen las mismas necesidades, o las mismas carencias, es por eso que tratamos de trabajar en forma personalizada con cada niña. Para nosotras no hay mayor recompensa que ver a los niños llegar a clase con una sonrisa, dispuestos a esforzarse por cumplir las metas diarias. Saber que en corto plazo ya podían reconocerse como un núcleo que trabaja mejor en equipo, que respeta sus diferencias y las aprovecha de forma consciente para lograr objetivos comunes, nos hace saber que vamos por el camino correcto”, señala Stephanie Sinclair.
 
Al inicio, al  igual que los niños, los padres mostraban cierta desconfianza, pero al ver poco a poco el trabajo de la Asociación Yachaywawa empezaron a interesarse en este proyecto que les da la posibilidad de dejar a sus hijos en un lugar seguro y así  poder salir a trabajar, y también la oportunidad para que sus hijos reciban la educación inicial que necesitan.

La iniciativa de Stephanie Sinclaire y Silvana Palacios es un esfuerzo personal que busca aportar a la educación y desarrollo de estos niños que viven en medio de duras condiciones de pobreza y que sin esta iniciativa no tendrían acceso a educación inicial, que es fundamental para su desarrollo. “Somos muchos los que nos damos cuenta que se puede hacer algo a título personal a favor de la educación, que no podemos confiarle al gobierno toda la responsabilidad, que ser humano significa reconocerse en el resto y participar activamente en el desarrollo de nuestra sociedad”, dice Stephanie, explicando la motivación que las llevó a crear la Asociación Yachaywawa.

Yachaywawa no recibe ningún tipo de ayuda económica. Es un proyecto sacado a pulso por sus fundadoras. La pequeña escuela funciona en un espacio precario. En el Asentamiento Humano Nuevo Amanecer la mayoría de familias no cuenta con agua potable ni desagüe en sus viviendas y la escuela tampoco. Silvana y Stephanie han organizado una rifa para recaudar fondos para su proyecto educativo. Los boletos de la rifa los están vendiendo durante el mes de diciembre y sortearán una serie de artículos que les han donado sus amigos. “Los fondos que recaudemos con esta rifa nos permitirá construir un espacio más digno y apropiado para compartir con los niños durante el largo tiempo que pasan en la escuela”, precisa Stephanie.

El proyecto educativo de la Asociación Yachaywawa es un ejemplo de esfuerzo personal a favor de los niños que más apoyo necesitan y de lo que la sociedad civil puede hacer, si tiene la voluntad y la decisión, para aportar en el desarrollo de los niños y niñas del país. 

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