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ENTREVISTA
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Gladys Acosta

"No hay manera de defender los derechos de los niños si no se defienden los derechos de las mujeres"

"Ahora hay más niñas que llegan a la escuela y que se gradúan, pero cuando uno mira dónde trabajan y lo que ganan, ese avance se cae", afirma Gladys Acosta.
Entrevista: Carlos Noriega

Gladys Acosta, abogada y socióloga peruana, es la jefa para América Latina y el Caribe del Fondo de las Naciones Unidas para el Desarrollo de la Mujer (UNIFEM) y ha sido representante del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) en Panamá, Guatemala, Colombia y Argentina. Desde Nueva York, Gladys Acosta dialogó telefónicamente con el Blog Inversión en la infancia para analizar la violencia que sufren las niñas y el impacto que tiene la discriminación contra las mujeres en el desarrollo de la infancia.

¿Cómo impacta la discriminación contra las mujeres en la infancia?
Este es un tema que UNICEF vine trabajando hace un buen tiempo. Con el surgimiento de la Convención sobre los Derechos de los Niños y la Convención para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer ha quedado claro que si no se otorgan los derechos individuales de las mujeres, ellas no estarán en condiciones de cuidar adecuadamente los derechos de los niños. No hay manera de defender los derechos de los niños si no se defienden al mismo tiempo los derechos de las mujeres. 

¿Se mantiene una significativa marginación de las niñas en la educación, especialmente en las zonas rurales?
En América Latina hay un avance muy sustantivo en el acceso a la educación. En las zonas andinas conforme suben de edad las niñas, efectivamente, van abandonando la escuela, porque todavía el trabajo doméstico o de acompañamiento a la labor agraria recae en las niñas. Pero eso está en desaparición. Las madres de estas niñas son las que más insisten en que sus hijas deben tener educación. Ahora el problema de la educación no es el acceso, sino la calidad de la educación. Hay que mirar si las niñas, y eso son estudios que recién se están haciendo, reciben la misma calidad de educación que los niños, si los maestros y maestras estimulan por igual a niños y a niñas. Ahora hay más niñas que llegan a la escuela y que se gradúan, pero cuando uno mira dónde trabajan y lo que ganan, ese avance se cae.

¿La discriminación contra las mujeres se da ahora fundamentalmente en el campo laboral y ya no en la escuela?
En el mundo del trabajo se revela claramente la discriminación a la mujer. Aunque los niveles de educación de las mujeres han crecido en los últimos 30 años, esta mayor capacitación no necesariamente se refleja en una mayor remuneración en el mercado laboral. Los avances significativos en la educación no se han trasladado al mundo laboral. El trabajo domestico en casa de terceros, que es fundamentalmente un trabajo hecho por mujeres, está legislado como un trabajo menos importante y recibe un pago mucho menor que otros trabajos. Mientras ese trabajo no tenga un adecuado reconocimiento vamos a estar ante una situación de discriminación.

¿Cómo influye esta discriminación laboral contra las mujeres en el desarrollo de la infancia?
El trabajo de las mujeres tiene una menor remuneración y eso hace que se perpetúe este nivel de mayor vulnerabilidad  a la pobreza de las mujeres. Esto es algo que afecta muy directamente a la infancia. La pobreza en los hogares jefaturados por mujeres es mayor que la pobreza en los hogares en los que hay hombres y mujeres. Esto vulnerabiliza a la infancia, porque estos niños crecen en un entorno que les ofrece menor oportunidad y menor probabilidad en alcanzar sus derechos fundamentales, que son  a la salud y a la educación. La discriminación contra las mujeres también se revela en la alta vulnerabilidad de las mujeres  a la violencia que se produce dentro de la familia y de las relaciones afectivas.

¿Esa violencia contra las mujeres ha aumentado en los últimos años?
Lamentablemente eso no se puede saber, porque no existe una medición adecuada. En algunos casos esta violencia contra las mujeres parece que estuviera subiendo, pero como no hay un punto de referencia anterior uno no puede afirmar eso.  América Latina es una región sumamente violenta contra las mujeres. Países como México o Guatemala tienen un número de muertes producto de la violencia contra las mujeres que es muy alta. En España consideren terrible que en un año hayan muerto 53 mujeres a causa de la violencia; en Guatemala, que tiene apenas 12 millones de habitantes, al año mueren 800 mujeres a causa de la violencia. 

¿Y cuál es el impacto de la violencia contra las niñas y las adolescentes?
Hay que diferenciar el tipo de violencia que se opera contra los niños y niñas y la que se opera contra las mujeres adultas, que son las que más sufren la violencia. Está probado en estudios que los niños reciben más violencia física y las niñas más violencia sexual. Para solucionar esta violencia hay que mirar el conjunto de las relaciones afectivas y familiares. Se reproduce un círculo de violencia que comienza fundamentalmente en una violencia contra las mujeres. La violencia contra la mujer adulta y la violencia contra las niñas y niños son distintas facetas de la violencia, pero hay que comenzar a eliminar la violencia más estructural y esa es la violencia contra las mujeres adultas. La eliminación de la violencia contra las niñas y niños pasa por la eliminación de la violencia contra las mujeres adultas. Hay que modificar las formas de relacionamiento de sumisión y de ejercicio abusivo del poder dentro de una relación afectiva. Hay que educar desde la primera infancia a niños y niñas para un relacionamiento respetuoso que no sea un ejercicio del poder abusivo como ocurre ahora. En la medida que las mujeres tengan un poder mayor dentro de la sociedad, va a haber menos violencia.

Uno de los objetivos de las Metas de Desarrollo del Milenio es la equidad de género. ¿En esto se ha avanzado poco?
En esta meta se ha avanzado mucho menos que en otras. Lo que está desapareciendo es la forma más abierta y directa de discriminación a las niñas y a las mujeres, pero esa discriminación cada vez se está volviendo más sutil y velada, y sus efectos siguen siendo perniciosos.

¿Cuáles deben ser las acciones prioritarias para frenar la discriminación y la violencia contra las niñas?
En primer lugar, hay que mantener la permanencia de las niñas en la escuela. La maternidad adolescente disminuiría drásticamente si las niñas se mantuvieran en un cien por ciento en la escuela con un adecuado acompañamiento. Está probado que la maternidad adolescente se da cuando falla la escuela. Una escuela de calidad, consciente, es el primer círculo de protección para los niños. La escuela debe ser capaz de detectar la violencia en el hogar, la violencia masculina contra las niñas. Lo segundo es el tema del trabajo. Tiene que modificarse la regulación del trabajo doméstico en hogares de terceros, que es donde hay más mujeres trabajando. Ese trabajo debe ser bien remunerado, con derechos laborales, y desaparecer los rasgos atávicos, casi medievales, como de servilismo, que hay en este trabajo. Las mujeres deben tener trabajos de mayor calidad y mejor remunerados. El tercer punto es la participación política de las mujeres. No solamente que hayan unas pocas mujeres en puestos de predominancia pública, sea en el Congreso o en las Alcaldías, sino que tengan presencia en todos los niveles y que su voz sea respetada.

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