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ENTREVISTA
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Carlos Paredes, coordinador nacional de Sierra Productiva

“Si hablamos de inclusión hay que incluir a los menos favorecidos y más marginados, que son los pequeños campesinos”

Entrevista al coordinador nacional del programa Sierra Productiva, Carlos Paredes, en el programa Opinión de Salgalú TvOnline


Entrevista: Carlos Noriega

En entrevista concedida al programa Opinión de Salgalú TV Online, que aquí reproducimos resumida, Carlos Paredes, coordinador nacional del programa Sierra Productiva, que promueve el desarrollo productivo de los pequeños campesinos, analiza la política de inclusión social. Paredes cuestiona los programas sociales, a los que considera asistencialistas, y critica la política gubernamental de negarle apoyo a los pequeños productores agrarios, que son diez millones y forman el sector de la población de mayor pobreza y con los peores índices de desarrollo social. También presenta la experiencia de Sierra Productiva. 

¿Por qué el desequilibrio que hay entre el crecimiento económico del país y el desarrollo social?

Ese desarrollo económico ha influido, en su parte más positiva, en el crecimiento de actividades de la economía generadoras de empleo, como la construcción civil, donde se ha pasado de 150 mil empleos a 500 mil, o la agroexportación. Sin embargo, en el área rural del país, donde existen 2 millones de pequeñas unidades familiares productivas, que concentran a diez millones de personas no se despega…

La apuesta del Estado en el agro parece ser por la agroexportación de medianas y grandes unidades agrarias y el abandono de los pequeños productores agrarias, que forman el sector de mayor pobreza en el país.

En efecto. Creo que el problema para que la pequeña producción agraria no sea parte de este proceso de crecimiento que el país viene teniendo tiene que ver con el hecho de que para el Estado estas familias, que tienen estas 2 millones de pequeñas unidades familiares productivas agrarias, el 85 por ciento de las cuales son de 3 hectáreas o menos, son vistas, desde una mirada con índices europeos, como inviables para desarrollarse por tener menos de 20 hectáreas y, por lo tanto, las colocan en un bolsón de incapaces, inútiles, sin posibilidades de que se valgan por sí mismas para vivir. A esta población se le deja librada a su buena suerte y se los atiende a través de programas asistencialistas, que lo que hacen es perpetuar esa situación de pobreza, porque no mejoran, no salen de esa situación en la que están, prolongan su estado de sometimiento y de una vida sin futuro.

¿El prejuicio contra este sector de la población formado por los campesinos minifundistas, que históricamente ha sido discriminado, explica este abandono y que se desaproveche esta oportunidad de una coyuntura económica favorable para impulsar su desarrollo?

Hay dos grandes problemas en la relación del Estado con este sector de la población que impiden aprovechar esta coyuntura económica favorable para promover el desarrollo de estos diez millones de pequeños campesinos.  Uno es una mirada discriminatoria que tiene el Estado de este sector de la población, una mirada de desprecio, de desvalorización, también de incomprensión. Es una mirada europeizante. El Estado considera a esta población como gente inútil, incapaz, que solo puede recibir lo que se le da para poder vivir, que es gente que necesita oxigeno de afuera para que pueda respirar. Me da la impresión de que nunca han ido al campo a ver los esfuerzos que hacen estas familias para poder vencer las limitaciones que tienen y hacer cosas extraordinariamente positivas. El otro problema es el esquema, la lógica de las políticas públicas, el SNIP (Sistema Nacional de Inversión Pública) está hecho para priorizar las inversiones en infraestructura, como carreteras, puentes, electrificación, obras de saneamiento, locales para salud, y en el tema del desarrollo de la pequeña unidad familiar campesina considera que instalar tecnologías en esa unidad familiar campesina es una actividad que no es pública porque como se instala en la chacra de la familia se vuelve privada. Es una política que le dice al campesino: si quieres riego por aspersión háztelo tú solo, yo como Estado no te ayudo.

Coordinador nacional del programa Sierra Productiva, Carlos paredes
Pero el Estado sí ayuda a los productores agrarios medianos y grandes, que tienen como mínimo 20 hectáreas, a los cuales les otorga un subsidio económico por hectárea. ¿Cómo entender que el Estado no ayude a los pequeños campesinos pobres con el argumento que su actividad es privada pero sí ayuda económicamente a los medianos y grandes productores agrarios que también desarrollan una actividad privada?

Los agroexportadores de costa reciben del Estado 2 mil dólares por hectárea como obsequio a partir de las 20 hectáreas, entonces, lo mínimo que recibe cada uno del Estado es 40 mil dólares, y los que más solicitan esta ayuda son los que tienen 100 o 150 hectáreas. La lógica que tiene el MEF (Ministerio de Economía y Finanzas) para explicar esta situación es que esa ayuda a los agroexportadores de la costa se da gracias a un endeudamiento público, es decir con deuda externa. Cuando he debatido con ellos les he dicho que eso es mucho peor, porque el campesino que está impedido de recibir mil soles para tener su riego por aspersión sí está obligado a pagar impuestos para hacer la bolsa y pagar la deuda externa que beneficia a otros y no a ellos. Se cierran las puertas a quienes siempre son discriminados, en este caso los campesinos. Lo mínimo que debiera hacer el Estado es que si le abre la puerta de la ayuda a los agroexportadores también lo haga con los pequeños campesinos.

¿Detrás de esta política de apoyar desde el Estado a los medianos y grandes agroexportadores y negarle apoyo a los pequeños campesinos, e incluso poner desde el Estado trabas para la inversión a favor de su desarrollo, hay una intención de buscar un proceso de reconcentración de la propiedad de la tierra y acabar con esos minifundistas?

En el gobierno pasado sí me perece que había un esquema de esa naturaleza, que tenía una suerte de discurso filosófico con eso del ‘perro del hortelano’. Hay una falsa idea de pensar que el problema en el campo se va a solucionar haciendo que aparezcan ciudades intermedias, despoblando el campo, desalentando esa producción pequeña para ver como esa población campesina migra y ver si el tema se resuelva con las ciudades intermedias. Si eso ocurre, qué sería de la alimentación.

Sierra Productiva aparece en 1994 como una iniciativa privada que busca promover el desarrollo económico de estas pequeñas unidades productivas rurales en las que viven diez millones de personas, que es la población de mayor pobreza y con los peores índices sociales. ¿Cómo surge este proyecto y cuáles son sus características?

Sierra Productiva surge en el seno de la Federación Departamental de Campesinos del Cusco, es decir, este proyecto es creado por líderes de la organización campesina, justamente en respuesta a esta consideración por parte del Estado de que no somos viables. Queríamos demostrar que sí lo somos y que sí podemos ser emprendedores. Eso se ha demostrado. Sierra Productiva lo que hace es enganchar con ese potencial que tiene este sector campesino instalando, por ejemplo, riego tecnificado, riego por aspersión, usando el agua que normalmente consumen, solamente haciendo que esa agua no se desperdicie por la noche o durante el día mientras no la usan, almacenándola en pequeños reservorios a los que se les pone un tubo por la parte baja que va hacia la cabecera de la chacra y ahí aparece el riego tecnificado, el riego por aspersión. Hay 52 familias campesinas integradas a Sierra Productiva.

¿Cuáles son los logros que se han tenido?

Lo primero que ha ocurrido con este proyecto es que el campo ha pasado a cuadruplicar el tiempo de aprovechamiento del agua, que era de tres meses al año. De hacer un solo cultivo al año de hortalizas y de comer hortalizas una solo vez al año, se puede consumir hortalizas todos los días del año, porque teniendo el riego tecnificado se tiene la posibilidad de hacer por lo menos cuatro o cinco siembras en al año. Se ha logrado elevar la productividad de los pastos en 100 veces, lo cual hace que se tenga alimento suficiente para poder mantener un ganado de leche que en vez de producir 1 litro de leche, produzca primero 5 litros, después 10 litros y hasta 20 litros diarios; y ya no producir leche solamente 90 días al año, sino 220 días al año. Con 20 litros diarios estoy sobre los 4 mil 400 litros al año, contra los 90 litros que era la situación precedente. Hay un mayor rendimiento de leche, un mejor rendimiento en carne.

¿Qué efecto han tenido esos cambios productivos en la economía de estas familias campesinas?

Esos cambios están dando como resultado que economías de subsistencia, o de sobrevivencia, ahora están convirtiéndose en economías de emprendedores. La línea de base de ingresos económicos de estas familias estaba entre 80 a 100 soles al mes producto de vender algunas de las existencias de sus cosechas. Ahora tenemos en Sierra Productiva familias que tienen ingresos mensuales de 3 mil soles, y que partieron de 80 soles al mes. Hay otras familias que están sobre los 2 mil soles o mil soles, porque los saltos son bajo, medio y alto. La diferencia entre los tres es esencialmente la mejora genética del ganado, porque si tengo un ganado chusco que ahora está con mejor comida y está con establo, ya no me da 1 litro de leche al día  sino 5 litros, pero si cambio a un ganado cruzado voy a pasar a tener 10 litros, y si cambio a tener un ganado mejorado voy a pasar a tener 20 litros por día. 

¿Cómo se engancha ese crecimiento productivo con el acceso de estos pequeños productores agrarios a los mercados?

Aquí se está produciendo un fenómeno súper interesante: donde aparece  Sierra Productiva surge un mercado local abastecido con esta producción y el abastecimiento que venía desde el exterior retrocede, es decir, hay una competencia en ese sentido. Donde avanza Sierra Productiva favorece a la calidad de consumo. Por ejemplo, la gente de la zona consumía las hortalizas de cuarta categoría que era la que les llegaba, ahora están recibiendo hortalizas de primera categoría de los productores locales, que tienen productos orgánicos de primerísima calidad. Toda la producción de los campesinos del proyecto Sierra Productiva es orgánica. Con la producción de Sierra Productiva se está dando un abastecimiento a los mercados locales. Aspiramos a llegar en algún momento a que la oferta local empate con la demanda local y así llegar a tener localidades autoabastecidas.

¿La idea es abastecer exclusivamente los mercados locales o también se piensa en la posibilidad de acceder a mercados más grandes o, eventualmente, a exportar juntando a varios pequeños productores?

En este mercado local que es el más extenso  es en donde la mayor parte de las 52 mil familias de Sierra Productiva están operando. Pero también se produce una demanda de otras zonas aledañas que piden estos productos porque son de primera calidad. Esto fomenta una asociatividad, porque, por ejemplo, piden 500 o mil litros de yogurt, entonces un solo productor no puede abastecer eso y se juntan varios productores para abastecer esa demanda. Nosotros, por ejemplo, hemos estado en Mistura, hemos estado también en la Expo Alimentaria 2012, ahí nos hemos enganchado a poder abastecer con nuestros productos orgánicos a mercados gourmet de hoteles y restaurantes que tienen un consumo de lujo. Estamos también en tratativas para poder abastecer a algunos supermercados, porque han visto la calidad del producto de los campesinos de Sierra Productiva, y también pensamos en lanzarnos a la agroexportación. Nuestra meta es engancharnos con la cocina peruana. Gastón Acurio dice que en 10 ó 15 años tenemos que llegar a tener 200 mil restaurantes de comida peruana en el mundo, nosotros quisiéramos ser los abastecedores de esos 200 mil restaurantes.

¿Cuáles son los costos de incluir a una familia campesina en Sierra Productiva?

Sierra Productiva cuenta con 18 tecnologías, 12 son productivas y 6 son de energía renovable para el uso de servicios domésticos de calidad. Las 18 tecnologías están valorizadas en 10 mil soles por familia. Las 10 tecnologías más sencillas, donde está el riego tecnificado, los huertos, pastos, cuyes, gallinas, valen 2 mil soles por familia por una única vez. Lo ideal  es comenzar con estas tecnologías y luego poder concretar con las otras tecnologías que tienen inversiones un poquito mayores. Estas otras tecnologías valen 8 mil soles por familia. Si hablamos de 2 mil soles para desarrollar las 10 primeras tecnologías en las 2 millones de unidades productivas agrarias familiares que hay en el país, necesitaríamos 4 mil millones de soles por una única vez. Si hablamos de aplicar el programa completo, con las 18 tecnologías, estamos hablando de 20 mil millones de soles por una sola vez.

¿Hay recursos en el país para esa inversión?

Sí los hay. El gobierno ha destinado para los programas sociales 16 mil millones de soles al año. Para desarrollar la primera parte de Sierra Productiva estamos hablando de la cuarta parte de ese monto por una sola vez y para todo el programa estamos hablando de lo que se gasta en programas sociales durante 15 meses. Y en el caso de Sierra Productiva la inversión es por una sola vez. En los programas sociales el gasto es todos los años. Hay tres fuentes de recursos. Una primera es esta fuente de los programas sociales, que desde mi punto de vista debiera replantearse para ver las posibilidades de que tengan una orientación de desarrollo productivo. Una segunda fuente de financiamiento tiene que ver con que todos los gobiernos regionales y locales tienen más dinero de lo que antes tenían, en muchos casos es 10 veces más, 20 veces más de lo que era una década atrás, y normalmente este dinero se usa mal, porque están prohibidos por las normas de alentar el desarrollo productivo. Entonces, si se abre la puerta para que puedan orientar esos recursos al desarrollo productivo podríamos lograr que el cien por ciento de familias que hay en un distrito pueda tener todas las tecnologías de Sierra Productiva y mejorar su producción y sus ingresos. Y en tercer lugar está la plata privada, que tiene que ver con los fondos de las industrias o empresas extractivas que pagan canon, que tienen fondos sociales, fondos de donaciones, y que podrían tener una canalización de recursos hacia este programa. 

¿Un tema central si queremos hablar de inclusión social es empezar a cambiar esa política del MEF que ayuda a los medianos y grandes productores agrarios y pone trabas al desarrollo de los pequeños campesinos y modificar el concepto que está detrás del SNIP y que bloquea la inversión social y productiva?

Sin duda. Ahí está el nudo de la cuestión para poder abrir un proceso distinto. Cuando se habla de la posibilidad de hacer reformas al SNIP se ha hablado de ampliar la banda para los proyectos de menor exigencia en términos de expediente técnico, que ya se aplicó en el gobierno de García, y ahora se está viendo que la gran reforma es achicar el tiempo de aprobación de un proyecto a la mitad. Desde mi punto de vista, ambas son reformas formales que no se van al fondo del problema, que es la concepción del SNIP, que tiene que ver con la necesidad de abrir el derecho a la inversión social productiva. También hay que cambiar la concepción de programas sociales como Juntos que dan dinero bajo mecanismos en los que se un premia al pobre y si mejoras te quito esa ayuda. Estamos 30 años con el Vaso de Leche, 30 años con comedores populares, y casi 10 años con el programa Juntos, y eso es de nunca acabar, es un barril sin fondo. En cambio, con una inversión por una única vez para impulsar la pequeña producción agraria es posible constatar como las familias dan un salto en su capacidad emprendedora y en su economía.

Este gobierno ha puesto en el centro de su discurso el tema de la inclusión social. ¿En este primer año de gobierno, hemos avanzado en la inclusión social?

Hay un cambio que hay que valorarlo como positivo, que se traduce en una mayor inversión dirigida a la atención de los sectores pobres. El haber pasado de 6 mil 700 millones de soles a 16 mil millones de soles para los programas sociales dirigidos a los pobres es, ciertamente, un esfuerzo de la caja del Estado. Pero junto a este hecho que hay que aplaudir, está el problema de contenido de los programas sociales, que son asistencialistas. Ahí está la falla.

¿Diría que la política de inclusión social del gobierno se limita a programas sociales de contenido fundamentalmente asistencialista pero no va a una verdadera inclusión social?

Sin duda. Todos los programas son asistencialistas, ninguno es de desarrollo  productivo. Se ha avanzado como en ningún otro gobierno en asignar recursos de una manera considerable a los programas sociales para los más pobres, recursos que son extraordinariamente importantes, sin embargo, al haber destinado todo esto hacia mecanismos asistencialistas ese esfuerzo se está desperdiciado. Hay que corregir eso. Si hablamos de inclusión hay que incluir a los menos favorecidos y más marginados, que son los pequeños campesinos. Si concentramos esfuerzos en promover el desarrollo productivo de los pequeños campesinos, que son diez millones, podríamos estar en condiciones de garantizar la erradicación de la pobreza en todo aquel lugar donde se avance a que toda familia campesina acceda a las tecnologías para mejorar su capacidad productiva. 

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