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ENTREVISTA
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Javier Abugattas, ex viceministro de Economía

“Debemos asumir el compromiso de que a partir de ahora ningún niño que nazca se quede atrás”

Entrevista: Carlos Noriega

Javier Abugattas, ex viceministro de Economía
Según el último informe del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), entre 2010 y 2011 la pobreza en el Perú bajó de 30,8 a 27,8 por ciento, y la pobreza extrema descendió de 7,6 a 6,3 por ciento,  pero en el país hay más de 8 millones 300 mil peruanos que viven en situación de pobreza y casi 2 millones en pobreza extrema, y las grandes brechas sociales se mantienen: mientras la pobreza urbana es 20 por ciento, la pobreza rural llega a 56,1 por ciento; y la pobreza extrema rural es 20,5 por ciento, casi 15 veces mayor que la urbana (1,4%). Javier Abugattás, ex viceministro de Economía y miembro del Grupo Impulsor Inversión en la Infancia, analiza la evolución de la pobreza en el país, las brechas sociales y lo que se debe hacer para cerrar estas brechas y alcanzar metas como la eliminación de la desnutrición crónica infantil.


El INEI ha anunciado una reducción de la pobreza de tres puntos porcentuales, de 30,8 a 27,8 por ciento, pero hay más de 8 millones de peruanos en la pobreza y cerca de dos millones en pobreza extrema, y las brechas sociales se mantienen en un alto nivel. ¿Esta reducción de la pobreza es como para alegrarse o la reflexión debe ser que con los recursos económicos que tiene el país se puede hacer mucho más?


Creo que debemos alegrarnos para que esto continúe y se llegue a niveles muy bajos de pobreza y pobreza extrema, sin embargo, hay cierta capacidad humana que se está perdiendo por causas que pueden ser evitadas y eso resulta inaceptable en una sociedad que cuenta con los recursos económicos necesarios para que eso no ocurra…  

¿Qué se debe hacer para evitar que se siga perdiendo esa capacidad humana como consecuencia de la falta de atención que reciben los niños?

Es un tema ético y de principio anunciar que ni un niño más se va a quedar atrás, sea o no sea pobre. Se debe decir que ninguna persona va a perder más capacidades. Ese tiene que ser un objetivo nacional…

¿Económicamente el Perú  está en condiciones de lograr ese objetivo?

Creo que sí. Pero tenemos que tener cuidado con las condiciones externas, como la crisis económica mundial y el problema del cambio climático. Para lograr ese objetivo, es cuestión de tener las prioridades claras. Tenemos que priorizar la atención a las condiciones básicas de vida y guardar en las reservas los recursos necesarios para que en situaciones adversas podamos desarrollar las políticas para mejorar las condiciones de vida.

Las medición de la pobreza que hace INEI se refieren exclusivamente a la pobreza monetaria –con un ingreso de 272 soles al mes para ser considerado oficialmente no pobre y de 143 soles mensuales para no ser registrado como pobre extremo- y no mide otros factores de calidad de vida, como el acceso a servicios básicos como agua y saneamiento, educación, atención en salud o desnutrición crónica infantil. ¿Qué tan real es esa medición de la pobreza? ¿No se está subvaluando el verdadero porcentaje de peruanos que no satisfacen condiciones mínimas de vida y que, por lo tanto, deberían ser considerados en situación de pobreza?

Es bueno reconocer que las estadísticas tienen limitaciones. El criterio monetario para medir la pobreza o un nuevo criterio para medirla no van a reflejar la realidad de la vida diaria de la gente y su verdadera calidad de vida. Es válido tomar el criterio monetario como referencia para medir la pobreza, pero queda claro que existen personas que no están registradas como pobres según ese criterio que tienen condiciones de vida no adecuadas. Seguimos teniendo desnutrición crónica infantil, seguimos teniendo una perspectiva incierta para la calidad de vida de las personas de nuestro país. Lo importante es que hay una reducción en algunos de los indicadores, pero sabemos que eso no arregla todo. Lo que habría que discutir es qué hacemos para que se asegure la buena calidad de vida de todos. Para eso, habría que empezar con el medio millón de niños nacidos que tenemos al año y, como decía anteriormente, asegurar que ninguno de ellos se quede atrás por causas que pueden ser evitadas. Hay que asegurar que, a partir de ahora, por principio, ningún niño se quede atrás.

Según los datos del INEI, se mantienen las enormes brechas entre lo urbano y lo rural. Mientras la pobreza urbana es 20 por ciento, la rural es 56 por ciento, es decir casi tres veces más. Y la pobreza extrema rural es quince veces más que la urbana. ¿Qué reflexión tiene acerca de la no reducción de estas brechas a pesar del crecimiento económico? ¿Qué se debe hacer para que el crecimiento económico no se siga concentrando solamente en algunos sectores?

Existen diferencias notables, primero entre lo urbano y lo rural, y luego entre las distintas áreas geográficas del país. Frente a estas diferencias, se  deben tomar acciones como declarar la política de protección para que no se queden atrás los que están más atrás, y poner a todos en un piso de partida mínimo. Muchos programas, según estudios hechos, tienen el efecto de sacar más rápido a los que están al medio y dejan más atrás a los más pobres. Continuar así sería inaceptable.  Debemos hacer enormes esfuerzos en lo nacional, y esfuerzos adicionales como prestarle atención a las zonas que están más atrás, donde las personas están en condiciones de mayor adversidad. Lo que habría que hacer es cerrar realmente el déficit que hay sobre todo en los que se están quedando atrás, eso es vital. Hacerlo significa que a partir de ahora ninguno de los niños nacidos vivos se quede atrás…

¿Existen las condiciones para lograr ese objetivo en el corto plazo?

Lograr esto en la zona urbana es inmediato, en la zona rural requiere un enorme esfuerzo adicional, pero se puede hacer. Para lograr ese objetivo no solamente hay que declarar que la prioridad es que ningún niño, y ningún miembro de la sociedad, se queden atrás, sino llevar eso al nivel operativo, lo que ahora es completamente posible.

Pero muchos niños se están quedando atrás. En el país hay más de 630 mil niños menores de cinco con desnutrición crónica. ¿Qué hacer frente a esto? ¿Cómo están funcionando las políticas sociales y la inversión pública para mejorar realmente las condiciones de vida de la población y lograr la eliminación de la desnutrición crónica infantil?

Tenemos una debilidad grande en las políticas públicas. Hacer, presentar y aprobar políticas públicas de muy buena calidad debería incluir señalar metas muy concretas. Nos falta, como Estado y como sociedad, volver a reiterar la importancia de las políticas públicas de atención temprana adecuada. Para eso ya tenemos una serie de programas, como el Plan Articulado Nutricional, el Plan Materno Neonatal. Por otro lado, está el gran tema del país, que es la mejora de la calidad del empleo. Creo que esos son los dos grandes temas: proteger a la infancia y mejorar la calidad del empleo. Hay que proteger muy bien desde la etapa temprana a los niños para que no se pierdan capacidades humanas. Eso es completamente posible, hay formas de hacerlo.

¿Qué está faltando para mejorar las políticas sociales y lograr en el corto plazo objetivos como la eliminación de la desnutrición crónica infantil?


Los programas básicos están mejorando, pero para que en los próximos cinco años se pueda lograr la meta de desnutrición crónica infantil cero, ayudaría mucho una decisión política fuerte, como un anuncio que reitere el compromiso con la primera infancia y su prioridad. Necesitamos una declaración de política pública fuerte que declare a la infancia como una prioridad, y dentro de la infancia sabemos que la primera etapa es muy importante. Deberíamos asumir el compromiso  que ningún niño se quede sin la atención debida. Los programas sociales existentes son un avance, tienen como presupuesto casi 3,500 millones de soles y eso está muy bien, pero todavía falta mucho para lograr la protección universal de los niños desde antes del nacimiento. La declaración de la infancia como prioridad debe ser un acuerdo de política pública de los tres niveles de gobierno, tanto del central, como del regional y del local, y llevar eso al Congreso y hasta al Acuerdo Nacional.

¿La clave, y lo que está faltando, es una real voluntad política de priorizar la atención y el desarrollo de la primera infancia?

Lo primero que se necesita es, efectivamente, voluntad política, la que debe estar seguida de una capacidad técnica para ejecutar, que es algo que hace falta. Necesitamos un cambio de actitud de los funcionarios, y también de la familia, porque la madre y el padre de cada niño tienen una enorme tarea personal de generar las condiciones de crecimiento pleno y proteger a cada niño nacido vivo. Es un esfuerzo tanto de la sociedad como del Estado. El Estado tiene cosas que hacer que la sociedad le ha encargado, cosas que son muy importantes. Se requiere tanto de decisión política para priorizar efectivamente a la primera infancia, como mejorar la capacidad técnica y el acompañamiento a la asignación de recursos económicos.


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